Años antes de que Alexandre Gustave Eiffel maravillara al mundo con la inauguración de su icónica torre en París en 1889, el legendario ingeniero francés dejó su impronta con la construcción de más de 80 puentes de hierro en el territorio catalán. Su relación con Catalunya arrancó en 1876, cuando su compañía Eiffel et Cie ganó la subasta para fabricar y suministrar estas estructuras metálicas para la línea ferroviaria de Girona con la frontera francesa por encargo de la Compañía de los Ferrocarriles de Tarragona a Barcelona y Francia (TBF).

El puente ubicado en el barrio dels Germans Sàbat de Girona
“Su misión era suministrar las estructuras metálicas de los puentes, lo que se conoce como la superestructura, la parte que se asienta sobre los pilares y los estribos”, explica la doctora en historia del arte y técnica de patrimonio cultural, Lluïsa Amenós, quien ha realizado una pormenorizada investigación de estas construcciones ideadas por Eiffel en el libro L’enginy d’Eiffel a Catalunya, coeditado por la editorial Rafael Dalmau Editor y el Museu Nacional de la Ciència i la Tècnica de Catalunya (MNACTEC).

Puente del ferrocarril sobre el río Ter, en el término municipal de Flaçà
Amenós ha indagado en diferentes fuentes documentales, como el Archivo Histórico Ferroviario de Madrid, donde se puede consultar datos técnicos sobre la construcción de estas infraestructuras en Catalunya. Las piezas se enviaban desmontadas desde el taller cercano de París de Eiffel y se ensamblaban en la ubicación definitiva. “El paso de Eiffel por Catalunya fue fugaz, pero dejó una huella indeleble en forma de testimonios escritos, gráficos y bibliográficos”, apunta la autora del libro.

Placa de la casa Eiffel en el puente emplazado en Palamós
En total, su compañía fabricó 85 puentes para la línea ferroviaria en Catalunya, la mayoría de pequeño formato y ocho de ellos de grandes dimensiones con diversos tramos para salvar los ríos, como el imponente viaducto de Colera, cuya estructura metálica colapsó tras una fuente tramontana la noche del cuatro al cinco de diciembre de 1877, tal como informó la prensa de la época. Este incidente propició que Eiffel se trasladase a Colera para saber de primera mano lo que había sucedido y hablar con los responsables de la compañía a fin de resolver la situación. El otro momento que estuvo en Catalunya el ingeniero francés fue antes de la fabricación de los puentes para conocer el terreno y decidir los tipos de puentes necesarios para instalar en cada uno de los tramos.

El viaducto de Colera tras el derrumbe
La mayoría de las estructuras metálicas fabricadas por Eiffel entre 1876 y 1888 fueron reemplazadas por nuevas a lo largo de la primera mitad del siglo XX. “La línea ferroviaria de Girona a Portbou nació con una deficiencia que la propia prensa de la época ya lo decía: era una línea de una única vía. La compañía decidió que se tenía que invertir y se construyó una doble vía”, asegura Amenós. Este nuevo proceso de construcción se encargó a empresas como la Maquinista Terrestre y Marítima. Según consta el proyecto presentado por esta compañía, se propuso desmontar las estas estructuras diseñadas por la casa Eiffel y el hierro considerarlo chatarra.

El puente de les Peixateries Velles de la ciudad de Girona
La investigación de Amenós determina que al menos se mantienen en pie tres puentes originales hechos por el ingeniero francés. Uno de los más conocidos es el de les Peixateries Velles o de les Palanques Vermelles en la ciudad de Girona, cuya construcción finalizó en 1877 y supuso un coste para las arcas municipales entonces de 19.750 pesetas.

El puente emplazado actualmente en Palamós y construido por la compañía Eiffel
Las otras dos pasarelas metálicas también se instalaron inicialmente en Girona, pero una ha cambiado de barrio y la otra de ciudad. Así, el puente conocido como el de la Infanta o el de la calle Cerverí se ubica hoy en día sobre la riera de Bullidors, en el barrio gerundense dels Germans Sàbat. El otro, el del Rellotge o de la Devesa de Girona, viajó un poco más y se emplaza actualmente en Palamós. Como anécdota y gracias a la documentación conservada, se sabe que el color original de los puentes no era rojo sino gris.
La autora del libro destaca que la producción de estas estructuras metálicas vino de la mano del desarrollo industrial de la época. “El nivel que alcanzó la siderurgia y la metalurgia en el caso de Catalunya fue importante, algo que refleja no solo el nivel de la ingeniería civil sino el grado de industrialización de una sociedad”, concluye Amenós
El puente de Eiffel en el parque de la Ciutadella
En Barcelona, Eiffel instaló uno de sus célebres puentes portátiles en el parque de la Ciutadella con motivo de la Exposición Universal de 1888. Esta estructura de acero, anunciada en el propio catálogo oficial de la exposición, se colocó para que los viandantes cruzaran el lago y medía 21 metros de longitud. Aunque se preveía desmontar esta pasarela tras acabar el evento internacional, el Ayuntamiento acordó comprarla finalmente en 1889, una decisión no exenta de desavenencias.

El puente diseñado por Eiffel que se instaló en el parque de la Ciutadella con motivo de la Exposición Universal de 1888
En un pleno municipal, el concejal Coll i Pujol impugnó el dictamen que proponía adquirir el puente en aquella época por 600 pesetas. Según apunta Amenós, el puente se conservó en su lugar original al menos hasta 1916, ya que aparece en una fotografía publicada en el álbum Barcelona Artística e Industrial de ese año. ¿Cuándo se desmontó? ¿Y cuál fue su destino? La respuesta a estas preguntas continúa siendo una incógnita.