La Policía Municipal de Girona ha procedido hoy al desalojo del polémico edificio ocupado de la calle Tomàs Mieres, foco de quejas vecinales por ruidos, peleas y conductas delincuenciales. En él vivían 25 personas, algunas de las cuales se han trasalado a otro edificio ocupado próximo, situado en la ronda Ferran Puig.
El desalojo se ha acelerado después de que una inspección de los arquitectos municipales detectara problemas graves en la estructura del edificio, que ponían “en riesgo” a las personas que lo habitaban.
En los próximos días se procederá al derribo del edificio
“Hemos actuado cuando hemos sabido que los problemas estructurales del edificio eran severos”, ha dicho esta mañana, durante una atención a los medios de comunicación la edil de Seguridad, Sílvia Aliu. No obstante, el Consistorio hizo semanas atrás una petición al juzgado para acelerar el proceso de desalojo y había reforzado la presencia policial para evitar altercados y ruidos.
El Consistorio tapiará el edificio y en los próximos días procederá al derribo de la finca, tal como se ha comunicado a la propiedad. Los agentes han permitido a los desalojados entrar a buscar sus pertenencias y, según ha expliado Aliu, “se hará un seguimiento policial” y también por parte de servicios sociales de las personas desalojadas.
Algunos de los desalojados se han trasladado a otro edificio ocupado próximo, situado en la ronda Ferran Puig
Algunos de los que hoy se han visto en la calle se han trasladado con sus pertenencias a cuestas a otro edificio cercano, situado en la ronda Ferran Puig, que también está ocupado y que ha sido objeto ya de varios desalojos.
Otros como Yahy, un joven marroquí de 23 años, que vivía en el edificio desde hacía un año ha explicado que esta noche dormirá en la calle. El joven trabajó un tiempo en Tarragona en el sector de la hostelería, pero al qudarse sin empleo decidió volver a Girona, donde había estado siendo menor en un centro de menores.

Personas desalojadas del edificio de la calle Tomàs Mieres de Girona, con sus pertenencias.
El edificio de la calle Tomàs Mieres ha sido foco constante de problemas desde que fue ocupado, hará cosa de un año. Algunos vecinos se han arremolinado esta mañana alrededor de la finca y han explicado la sensación de inseguridad que se ha agravado en esta zona de la ciudad por las conductas delincuenciales de algunos de sus ocupantes.
“Cuando oscurece ya no se puede pasar por aquí, da miedo”, decía una vecina de unos treinta años. Otra, con un negocio en la calle, comentaba que incluso de día se han registrado robos. “La gente mayor ya no sale por la tarde, no se siente seguros”, exponía.