Este otoño, Les Llosses ( en el Ripollès, Girona) ha contado con un equipo de informadores en las zonas más concurridas de buscadores de setas para intentar ordenar la llegada “masiva” de visitantes. Se ha pagado con recursos de la Generalitat. Todos los bosques del municipio son propiedad privada.
El pasado año se hizo durante unos días y este año se ha alargado toda la temporada. “Se ha ordenado un poco, estamos contentos”, señala en una entrevista el primer teniente de alcalde del municipio, Marc Ràfols. El problema, remarca, no es solo el volumen sino sobre todo el incivismo: “Si la gente se comportase, no habría ningún problema”.
Algunos vecinos afirman “estar hartos” y en algunos casos han puesto cadenas y carteles donde piden no recoger setas en sus fincas.
Las informadoras que están estos días por Les Llosses recuerdan a los visitantes qué es lo que no está permitido hacer en el bosque y les indican las zonas autorizadas de aparcamiento. Faltan dos semanas para que se acabe el dispositivo y han contabilitado más de 1.200 vehículos, se ha informado a más de 2.000 visitantes y se han contado 182 perros.
La cifra, según admite el Ayuntamiento, es puramente orientativa porque éste es un municipio muy extenso -114 km2-, el mayor de la demarcación de Girona y con una población de 200 habitantes.
“Esta extensión dificulta el control y la gestión en una zona donde tras la problemática del baño de las pozas empalmamos con la de las setas”, admite el primer teniente de alcalde, Marc Ràfols.
El concejal realiza un balance muy positivo del dispositivo que, por primera vez, se ha alargado toda la temporada. “Estamos muy contentos, habíamos tenido (una hilera) con veinte coches mal aparcados (...) y ahora hemos reservado tres zonas y les toca andar”.
”Hay gente que no reacciona del todo bien y se enoja, pero en general la gente lo entiende”, señala Bea, una de las informadoras. En los casos que no cumplen, hacen fotografías y informan al Ayuntamiento.
”En fines de semana más fuertes, hemos detectado unos 20 incívicos, sobre todo buscadores de setas y algún excursionista”, detalla.
Destrozos
También se pasa informe de desechos o hilos de pastor rotos. Lo que también han notado, según explica, es que los vecinos “están más tranquilos” porque vieron que la masificación “ha bajado”. “Aún hay trabajo por hacer y la gente tiene que acostumbrarse”, asegura.
“En 39 años sólo uno me ha pedido permiso y le felicité. Todo el mundo que viene al bosque no dice nada y, a veces, te lo ensucian”. Es la experiencia de Jaume Casas, un propietario y ganadero de Les Llosses, que admite que gasta mucho tiempo “recogiendo basura” desde latas, paquetes de tabaco, pañuelos de papel y otros residuos. Desde que se encuentran las informadoras en la zona, han notado un cambio. “Se ha ganado mucho, no ha habido tanta gente”, señala.
Su vecino, Francesc Castany, lamenta que la gente piense que “el bosque es de todos” pero, según recuerda, “el 76% de los bosques catalanes son privados”. Y en Les Llosses, no hay ninguno público. La gente debería saber, remarca, que hay “unos derechos y obligaciones” como volver a poner los hilos eléctricos para que no se escape el ganado. Lleva ocho años de masovero y lo tiene claro: “Hemos ido a peor, si no fuera para los informadores, no sé lo que habríamos tenido que hacer”.
Entre las problemáticas también se encuentran las hileras de coches mal aparcados o dentro de los prados. “Te acaban la paciencia y algún día cogeremos el tractor y daremos alguno de ruedas arriba”, dice.

