Un hombre de 48 años finge su secuestro para no tener que explicarle a su mujer dónde había pasado la noche

ESPAÑA

Un hombre de 48 años de Logroño está acusado de un delito de simulación de delito por denuncia falsa tras fingir su propio secuestro

Miembro del equipo de ciberdelincuencia de la Guardia Civil

Miembro del equipo de ciberdelincuencia de la Guardia Civil

GUARDIA CIVIL / Europa Press

La Guardia Civil en La Rioja investiga a un hombre de 48 años, residente en una localidad del cinturón metropolitano de Logroño, como presunto autor de un delito de simulación de delito por denuncia falsa. El acusado habría fingido su propio secuestro.

La acción del investigado, lejos de ser inofensiva, provocó una gran movilización de recursos humanos y materiales de la Guardia Civil, así como la apertura de una exhaustiva investigación, ya que, de ser cierto lo que se denunciaba, se trataría de un hecho grave.

Este despliegue innecesario no solo generó un perjuicio operativo, sino que también puso en riesgo la atención a incidentes reales, afectando directamente la capacidad de respuesta del instituto armado ante situaciones de verdadera emergencia. Además, hizo perder tiempo valioso a los agentes de policía, que podrían haber dedicado esfuerzos a otros casos.

El despliegue

La denuncia falsa del hombre movilizó una gran cantidad de efectivos y recursos de forma innecesaria

Todo empezó cuando su esposa se presentó desesperada en una comisaría de la Guardia Civil para denunciar la desaparición del hombre tras no haber podido contactar con él por ningún medio. Fue entonces cuando arrancó una investigación para localizarlo. Poco después, un hombre -que resultó ser el desaparecido- acudió a otra comisaría, agitado, nervioso y visiblemente asustado. Las fuentes cuentan que iba desaliñado y con la camiseta rota y que interpuso una denuncia en la que aseguraba haber sido secuestrado. Dijo haber podido escapar de sus captores.

En su declaración ante los agentes, el hombre relató que, cuando se dirigía a su casa, fue abordado sorpresivamente por la espalda por tres personas, quienes lo introdujeron a la fuerza en una furgoneta. Según su versión, dentro del vehículo, uno de los secuestradores lo habría inmovilizado contra el suelo mientras otro lo registraba, quitándole sus pertenencias.

Dijo no haber podido identificarles y que tampoco recordaba ningún rasgo distintivo de sus agresores porque estaba muy nervioso. También contó que lo mantuvieron boca abajo, sin permitirle ver hacia ningún lado. Añadió que la furgoneta comenzó a circular y, tras un rato, se detuvo. Según el relato del denunciante, los tres hombres bajaron del vehículo y conversaron durante unos 5 o 10 minutos. En ese momento, el hombre contó que se dio cuenta de que el maletero estaba entreabierto.

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Aprovechando la oportunidad, intentó huir, pero se topó con uno de los secuestradores, quien trató de retenerlo sujetándolo por la camiseta, cuenta el denunciante. Sin embargo, habría logrado escapar. Durante su huida, se dio cuenta de que se encontraba en un descampado junto a unas pozas del río Iregua. Realizó varias paradas en su recorrido pero, debido al temor de ser detectado, evitó pedir ayuda.

Los agentes constataron numerosas incongruencias, contradicciones y falsedades en su relato, principalmente porque la noche del supuesto suceso llovía intensamente, y el lugar por el que afirmaba haber transitado durante 13 horas debería haber estado mojado y lleno de barro. Sin embargo, el hombre totalmente seco y la camiseta presentaba un desgarro inconsistente con su versión.

Finalmente, al ser consciente de la minuciosa investigación que se estaba llevando a cabo y que desmontaba su relato, manifestó que quería explicar lo sucedido en la noche en que denunció haber sido secuestrado y reconoció que se había inventado la historia para evitar dar explicaciones a su entorno sobre dónde había pasado la noche. Las actuaciones han sido puestas a disposición de la autoridad judicial.

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