Investigadoras de la Universitat de Lleida (UdL) han monitoreado durante tres semanas a una decena de trabajadores de la campaña de la fruta en Térmens (Noguera) para mejorar su hidratación.
En concreto, estudian si proporcionando cada hora agua mezclada con electrolitos, es decir, sodio y potasio, mejora el estado de deshidratación de los temporeros. Aunque todavía es pronto para saber los resultados definitivos, los primeros estudios preliminares van en esa línea.
La actuación forma parte del proyecto Hidroponent, que el pasado año también recogió datos de los trabajadores. La mitad presentaba signos de deshidratación. El objetivo del estudio es, a partir de los datos recogidos, crear pautas de hidratación.
La primera fase del proyecto se realizó el pasado verano y consistió en la recogida de datos básicos de los trabajadores, como la pérdida de agua y electrolitos a partir del sudor, su temperatura corporal o la tensión arterial.
En el primer caso, las investigadoras no incluyeron pauta alguna y los resultados analizando mostraron que la mitad de los trabajadores presentaban síntomas de deshidratación y que un 75% había perdido sodio. No eran síntomas clínicos, aunque la investigadora responsable, Judith Roca, ha explicado que la deshidratación puede derivarse más tarde en problemas crónicos, como la insuficiencia renal o problemas cardiovasculares.
Sin embargo, a diferencia del año pasado, en esta segunda fase las investigadoras les han facilitado cada hora agua fresca enriquecida con electrolitos y han hecho un seguimiento de su respuesta física a la pérdida de líquidos y sodio durante la jornada laboral.
El seguimiento se realizó durante las dos últimas semanas de julio y la primera de agosto, coincidiendo con los días de mayor calor, y los primeros resultados preliminares señalan cómo las personas que no siguen la pauta de agua con electrolitos pierden más sodio y potasio que el resto de trabajadores que la siguen. Por tanto, prevemos que cuando analicemos los resultados podamos ver que los electrolitos aportan esta necesidad de reducir esta deshidratación que acabamos sufriendo todos cuando nos exponemos a altas temperaturas durante mucho rato al aire libre”, ha explicado la investigadora del proyecto Anna Espart.
Los resultados del estudio servirán para elaborar recomendaciones que ayuden a garantizar unas condiciones de trabajo más seguras y saludables en el campo, especialmente ante el calentamiento global y los episodios de calor extremo.