Los vecinos del barrio del norte de Madrid, Montecarmelo, volverán a manifestarse el próximo día 14 de septiembre porque ya han empezado las obras del cantón y de la base de limpieza de Selur.
Pese a las quejas vecinales y estar el caso en los tribunales, el Ayuntamiento ha cerrado con vallas 12.000 metros cuadrados, se instaló una caseta y las excavadoras llegaron a la zona. Inicialmente, en la citada caseta de obras estaba el nombre de Urbaser, pero posteriormente han retirado la caseta.
En este contexto de confrontación entre el consistorio y los vecinos, la policía no permite acceder a las obras. Incluso, colocó un cordón para prohibir el paso mientras se instalaban las vallas. Ahora, las patrullas policiales pasan varias veces al día para vigilar la zona, cuando antes de la tala no había vigilancia policial porque era una zona verde de ocio.
El quid de la cuestión es que el Colegio Alemán, que está ubicado frente a la futura nueva infraestructura, puso una demanda que inicialmente ha ganado y que el consistorio que dirige José Luis Martínez Almeida ha recurrido. Pese a ello, el consistorio sigue con su plan de ejecutar el proyecto.
Se han talado más de 200 árboles
Dicho colegio, al que acuden más de 1.700 alumnos, alegó que se trata de una infraestructura industrial y el juez le dio la razón. Cerca del nuevo cantón hay tres centros educativos a los que acuden un total de 4.200 alumnos de 0 a 18 años, según la plataforma de afectados.

Así estaba la parcela antes de la tala de más de 200 árboles.

Y así está tras la tala de los árboles y el arranque de las obras.
Mientras tanto, han desaparecido 207 árboles de la zona. “Inicialmente, la mitad los trasplantaron en una zona cercana, pero desde el minuto uno sabíamos que no iban a sobrevivir y así ha sido”, explica María Torrens, portavoz de la plataforma de afectados por el cantón de Montecarmelo a La Vanguardia. En tres meses, de los 103 árboles trasplantados, al menos 70 están muertos o muriéndose.
El delegado del consistorio de Urbanismo y Medio Ambiente, Borja Carabante, en la Comisión de Urbanismo en el año 2003 apuntó que si la infraestructura fuese industrial “iría a un polígono industrial”.
Ahora, un tribunal ha sentenciado que sí se trata de una infraestructura de carácter industrial, pero el Ayuntamiento hace oídos sordos y sigue con sus planes.