Unas 200 personas se manifestaron ayer en Canet de Mar (Maresme) para mostrar su oposición al proyecto de los nuevos accesos a la autopista. Convocados por la Coordinadora d'Emergència Ambiental, los vecinos se han desplazado desde el centro del pueblo hasta el punto donde se prevé realizar la obra para conocer las afectaciones en la zona agrícola y natural. En este sentido, los ecologistas alertan que la obra vulneraría la normativa urbanística porque afectaría a espacios protegidos. Además, entienden que no es necesaria para mejorar la movilidad en la zona y exigen que las inversiones se centren en mejorar las conexiones en transporte público. Durante la marcha se reclamó también al Ayuntamiento de Canet de Mar que se sume al rechazo de una obra “que destruye el territorio”.
El proyecto de transformación de la movilidad en el Maresme, tras la supresión de los peajes en 2021, vive ahora una segunda etapa. La de la mejora de las conexiones con la autopista y la pacificación de la carretera N-II. Para ello, la Generalitat prevé construir hasta siete nuevos accesos.
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Se realizarán en Alella, Teià, Premià de Mar, Cabrils, Calella, Canet de Mar y Sant Andreu de Llavaneres. Y desde hace ya algunos meses, se ha puesto de manifiesto que la nueva salida de Canet de Mar no es del agrado de todo el pueblo. La portavoz de la Coordinadora de Emergencia Ambiental de Canet de Mar, Mercè Girona, asegura que es un proyecto “insensato”.
En este sentido, la entidad ha presentado alegaciones al proyecto, basándose en cuatro grandes argumentos. Los principales son la afectación a zonas protegidas ambientalmente y la dudosa necesidad del nuevo acceso desde el punto de vista de la movilidad: “Si se hiciera, habría tres salidas entre Sant Pol y Canet en un tramo de sólo 3,5 kilómetros”.
Tres accesos en sólo 3,5 kilómetros
Por otro lado, los ecologistas aseguran que la pacificación de la carretera N-II en Canet de Mar es ya una realidad y las conexiones con los pueblos vecinos consideran que ya están bien resueltas. También denuncian el impacto ambiental en la flora y fauna del entorno, así como en los tres riales que atravesaría.
Por todo ello, Girona reclama que la inversión prevista se destine a mejoras en la red de Cercanías y de autobuses y se pueda dar marcha atrás al proyecto. Además de la movilización vecinal, los ecologistas piden la implicación de los ayuntamientos de Canet de Mar y Sant Cebrià de Vallalta, como ya ha hecho Sant Pol de Mar, que también ha presentado alegaciones. Entidades ecologistas reclaman al Ayuntamiento que rechace también una obra que consideran innecesaria