El próximo año se cumplirán 20 años desde que se colocase la primera piedra del Tren de Alta Velocidad (TAV) vasco y 37 años desde que se publicase el primer boceto. Pero la fecha en la que echará a andar sigue sin aclararse. El Gobierno vasco trabaja con la idea de que este proyecto pueda estar en marcha en el horizonte 2030, aunque antes debe aclarar varios frentes. El más importante es el de la conexión de la alta velocidad vasca con el resto de Europa una vez que cruce el río Bidasoa.
El lehendakari, Imanol Pradales, ha otorgado prioridad a esta cuestión dentro de su viaje estos días a Nueva Aquitania, en el suroeste francés. Este martes, ha confirmado que participará en primavera en una cumbre con el comisario de Transportes, Apostolos Tzitzikostas, los ministros francés y español en esta materia, y el presidente de Nueva Aquitania, Alain Rousset, para impulsar la conexión del Tren de Alta Velocidad en ambos lados de la frontera.
Además, en septiembre tendrá lugar una jornada de trabajo en Bilbao, en el marco de la activación de los fondos HSR, los fondos reforzados para impulsar los proyectos estratégicos de conexión y movilidad en la Unión Europea.
El Gobierno vasco celebró hace unas semanas el compromiso de la UE con las conexiones transfronterizas
Estos compromisos se han alcanzado gracias a la reunión en Bruselas de Pradales y Rousset con el coordinador europeo del Corredor Atlántico de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T), François Bausch. Desde el Gobierno vasco señalan que la cita ha servido para constatar “el firme compromiso de la Comisión europea para impulsar el corredor ferroviario de Alta Velocidad París-Euskadi-Madrid-Lisboa”.
La cuestión es trascendental desde la perspectiva vasca y, más aún, desde la óptica del corredor atlántico. Atendiendo a los intereses del Gobierno vasco hay que tener en cuenta que se trata de un proyecto fuertemente cuestionado por una parte de la sociedad vasca. Sus detractores denuncian, entre otras cuestiones, que, después de décadas de trabajos y una fortísima inversión, se vaya a poner en marcha sin conexiones de alta velocidad que la hagan competitiva ni hacia el sur, rumbo a Madrid, ni hacia el norte, rumbo a Burdeos y París.
El trazado específico de la “Y vasca” unirá a través de alta velocidad Bilbao, Vitoria-Gasteiz y San Sebastián, al tiempo que prevé una conexión con Pamplona aún por definir. Lógicamente, este trazado tan limitado no justifica la enorme inversión que exige y el impacto medioambiental que tendrá, de manera que la conexión con la red europea de alta velocidad, dentro del planteamiento del corredor atlántico, es uno de los argumentos fundamentales del proyecto.
El lehendakari dice que se trata de una infraestructura “estratégica” para el futuro de Euskadi, Nueva Aquitania y la UE
En este punto, sin embargo, el proyecto se ha encontrado con las reticencias del Gobierno francés. El Ejecutivo de Macron ha venido señalando que la conexión Burdeos-Irun no es prioritaria, lo que lastraría el potencial de la alta velocidad vasca y de esa perspectiva de corredor atlántico.
Si el Ejecutivo francés no mueve ficha, la alta velocidad tendrá que echar el freno nada más superar la frontera del Bidasoa y circulará a velocidad reducida hasta Dax. Desde allí, lo hará a velocidad intermedia hasta Burdeos, y será allí donde comenzará a circular a alta velocidad. Se trata de una falla importante, ya que restará competitividad a esta ruta, en opinión del Gobierno vasco.
El comisario europeo de Transportes, Apostolos Tzitzikostas, anunció en noviembre que “está trabajando muy duro” para desbloquear la conexión del tren de alta velocidad entre España y Francia, dentro de un planteamiento que busca agilizar el desarrollo de las conexiones de alta velocidad entre todas las capitales de la Unión Europea a más tardar en 2040.
El lehendakari Pradales y Alain Rousset quieren aprovechar el compromiso de la UE para “convencer y presionar” a España y Francia para que aceleren la conexión “a ambos lados de la frontera”. De hecho, en su cita con Bausch le han instado a que presione en este sentido.
El lehendakari Pradales ha subrayado la importancia de que “la conectividad sea óptima hacia el norte”, con el desarrollo de la conexión Hendaia-Dax-Burdeos, pero también “hacia el sur peninsular, con la conexión Gasteiz-Burgos-Madrid y, en su caso, Oporto”. “Se trata de una infraestructura estratégica para el futuro económico de Euskadi, para Nueva Aquitania y también es para la propia Unión Europea”, ha señalado.


