Los hedores han ocasionado durante años quejas vecinales y debates públicos, polémicas y acusaciones cruzadas entre sus presuntos responsables y han sido incluso objeto de estudios científicos. Durante un tiempo, la Universitat Rovira i Virgili (URV) tuvo el encargo de inventar una nariz electrónica, para afinar así en la búsqueda del origen y causa de cada pestilencia, pero la investigación se acabó descartando por irrealizable.
La gran mayoría de episodios de malos olores empiezan y acaban igual en Tarragona. Un alud más o menos numeroso de llamadas (112), la activación del protocolo de Protecció Civil –a partir de diez llamadas por pestilencias en una hora se considera episodio relevante–, la confirmación de que no hay ningún riesgo para la población, y la imposibilidad de determinar el causante.
127 llamadas el sábado al 112, en 40 minutos, por un fuerte olor que esta vez sí tiene “posible” autoría, un barco
Volvió a repetirse en Tarragona este sábado a primera hora de la tarde. El 112 registró 127 llamadas en 40 minutos “por fuertes olores a gas” con llamadas “desde todas las zonas de la ciudad”, tuiteó Protecció Civil, entre comentarios de cabreo y preocupación vecinal.
Al mismo tiempo se quiso tranquilizar a la población. “Ningún incidente químico reportado”, añadió Protecció Civil tras consultar con los Bombers, el Port de Tarragona y la Secretaria de Medi Ambient i Sostenibilitat (Generalitat), responsable de la red de medidores de la calidad del aire. Por si las moscas, por precaución, mientras se seguía investigando, se recomendó a los vecinos “cerrar puertas y ventanas si notáis molestias”.
Las llamadas subieron hasta 151 y el episodio de malos olores, uno más –y no será el último– se acabó disipando sobre las cuatro de la tarde, con la confirmación de Protecció Civil que no existía ningún riesgo. El Port de Tarragona, que junto a la química aparece casi siempre en la lista de presuntos culpables , también tuiteó que “en ningún momento se habían detectado olores en el interior del recinto portuario”. Su presidente se desplazó incluso para comprobarlo, en persona.
Protecció Civil ha seguido investigando el suceso y ayer explicó que “el origen del episodio de olores podría ser algún barco que estaba frente a las costas de Tarragona”. Entre las pesquisas que han realizado, las previsiones de viento del Servei Meteorològic “y las indicaciones de diferentes operativos, descartando el origen industrial o del Port de Tarragona”.
El Port de Tarragona discrepa con Protecció después de estudiar con Capitanía Marítima los barcos que había (ninguno de gas) y el régimen de vientos (soplaba garbí). Han seguido las quejas de los vecinos sobre el mapa y las sitúan la mayoría en el centro de la ciudad, lo que no les cuadra con un hipotético origen en la costa, según explican fuentes del Port de Tarragona.
Llegar a determinar el supuesto barco como presunto autor de la fetidez –muchos condicionales–, es aún de más complejidad. Una docena de barcos fondeaban el sábado frente a la costa tarraconense y Protecció Civil destaca que con sus medios es imposible concretar el autor, que seguirá siendo desconocido.
