Alcanar deconstruirá para reducir los daños de las inundaciones

Tarragona

El pionero plan incluye desmontar una plaza y crear balsas para encauzar barrancadas

20241108. ALCANAR. AMB L'ALCALDE JOAN ROIG VISITEM DIVERSES ACTUACIONS QUE ESTÀ REALITZANT ALCANAR PER TAL DE PREVENIR LES INUNDACIONS. ZONES DE LAMINACIONS D'AIGUA, ZONES QUE PLANTEJA DECONSTRUÏR. L'HERMINIA, VEINA DE PRIMERA LÍNEA DE MAR ENS ENSENYA COM ERA EL TORRENT QUE VAN COBRIR I QUE ARA L'AJUNTAMENT ES PLANTEJA DESMANTELLAR.

Toda la plaza y su parque se convertirán en un nuevo espacio naturalizado para favorecer la salida del agua de las grandes avenidas al mar

Andreu Puig /OFV

En Alcanar (Montsià), junto al delta del Ebro, han decidido pasar de una vez a la acción para minimizar los daños y el riesgo para la vida de las personas que implica ser uno de los municipios catalanes más castigados por las inundaciones. Son cada vez más habituales y devastadoras por culpa de la emergencia climática. Hartos de vivir con el corazón en un puño cuando hay alerta roja por lluvias torrenciales, como sucedió en la última DANA, el Ayuntamiento ha puesto en marcha un plan pionero que incluye la deconstrucción, reurbanización y renaturalización de espacios y edificios públicos y privados.

“La fuerza de la naturaleza no admite concesiones, lo tenemos clarísimo, hemos de devolverle a la naturaleza el espacio que le quitamos cuando se hacía un urbanismo frenético y masivo”, sostiene Joan Roig (ERC), alcalde de Alcanar. El Ayuntamiento no descarta las expropiaciones. El gran obstáculo para ejecutar su plan es técnico y económico.

“Hago una pregunta a las administraciones supramunicipales: ¿cuánto vale una vida?”, reflexiona el alcalde

Alcanar es un municipio pequeño (9.827 vecinos) con un presupuesto anual de 11,5 millones. Además de la dificultad para acometer las inversiones, el otro gran desafío es de carácter técnico. Con una arquitecta municipal, es una quimera preparar a corto plazo proyectos complejos que implican a varias administraciones (ACA o CHE), para poder optar además a las subvenciones de la Generalitat, del Estado o de la Unión Europea. “Necesitamos ayuda económica de las administraciones supramunicipales, sí, pero también que se nos dote de un equipo técnico con arquitectos e ingenieros”, añade el alcalde.

La última DANA estuvo a punto de causar estragos hace solo dos semanas, como ya sucedió en el 2018, el 2021 y el 2023, cuando se registraron graves daños materiales y se tuvieron que rescatar varias personas del agua. Si las lluvias torrenciales hubieran durado un poco más, se habrían repetido las imágenes de plantas bajas inundadas, calles y caminos destrozados y cubiertos de barro, y decenas de coches arrastrados por el agua hasta el mar. “Somos rehenes del azar”, advierte Roig.

El Ayuntamiento ha sabido aprovechar el impacto social, político y mediático de la DANA en Valencia para lograr el compromiso del Govern en la implicación directa de los técnicos de la Generalitat en la redacción de los proyectos contra las inundaciones.

El alcalde, en la salida de un barranco ocupado por varios chalets

El alcalde, en la salida de un barranco ocupado por varios chalets

Andreu Puig/OFV

Con lluvias torrenciales se multiplica el riesgo de desbordamiento de los tres grandes barrancos parcialmente urbanizados que cruzan Alcanar y el núcleo de Les Cases. El agua que baja a gran velocidad desde la sierra del Montsià (700 m. de altitud), a solo cinco kilómetros de distancia, provoca barrancadas que multiplican su poder destructivo por culpa del caos urbanístico promovido durante décadas. El paso de los barrancos está interrumpido por la construcción de viviendas y equipamientos. Además del riesgo para quienes viven aquí, favorecen las inundaciones de otras zonas.

La plaza del Barranc, que se va a deconstruir en Les Cases d’Alcanar, es un proyecto ya en fase de redacción con la participación de la Diputación de Tarragona. El ente supramunicipal se encarga de toda la asesoría técnica hasta llegar a la licitación de la obra, además de realizar su seguimiento. La plaza del Barranc ha sufrido los estragos de las inundaciones y multiplica los efectos devastadores porque coincide con la salida natural al mar del barranco de Sant Jaume. “Haremos desaparecer una plaza para recuperar el espacio natural del barranco”, dice Roig.

Los negocios y vecinos de la zona han sufrido los estragos causados por las barrancadas. “Suerte que pudimos subir al segundo piso, el agua ya nos llegaba al pecho”, recuerda la propietaria del restaurante Racó del Port. En casi 50 años de negocio, tienen claro que la emergencia climática ha trastocado el escenario, con inundaciones mucho más frecuentes y devastadoras (2018, 2021 y 2023).

Hay una primera actuación del plan anti inundaciones que ya se ha ejecutado. El Ayuntamiento, con la ayuda de la Generalitat, ha construido un canal artificial para desviar parte del agua del barranco del Llop, paralelo a la carretera N-340. Es una de las barrancadas que impacta más directamente sobre el cámping de los Alfacs, frente al mar, que renunciará a parte de la zona de acampada con idéntico propósito, y la urbanización L’Estona (25 viviendas).

El caos urbanístico amplifica las inundaciones y pone en peligro a los vecinos junto a los barrancos

Miquel Arrufat vive en uno de los chalets de esta urbanización, claro ejemplo del urbanismo caótico que imperó en la década de los años 70, 80, 90 y principios de siglo. “Cuando hay alerta roja, con la familia vamos a dormir a un hotel. Si arrasa la casa, ya la reconstruiremos”, dice Arrufat.

Su mujer e hijo tuvieron que ser rescatados por los Bombers en las inundaciones del 2021, cuando el agua subió hasta 1,70 m. en la casa. Miquel, que estaba fuera, sufrió un infarto. El chalet tiene una sola planta baja. “Estuvieron dos horas con el agua al cuello hasta que fueron rescatados, fue horrible”.

Enfrente, en casa de Álex, los vecinos no se marchan cuando hay alerta roja porque su vivienda tiene dos plantas. Duermen arriba. Los vecinos han aprendido a la fuerza conceptos como evacuación vertical y confinamiento.

En la misma urbanización l’Estona, antes con mayoría de segundas residencias, el Ayuntamiento ha pactado con la comunidad de propietarios la cesión para su posterior demolición de un edificio comunitario que está justo en el cauce del barranco. No se descarta tampoco la expropiación de algún chalet, pero como último recurso porque se trata de un proceso traumático y lento de ejecutar.

Otra actuación planificada es la creación de balsas de laminación, ubicadas estratégicamente para encauzar parte del agua de las barrancadas. Con una inversión de 2,5 millones, se proyectan hasta cuatro balsas. También está en fase de estudio la implantación de mallas metálicas en tramos más altos del barranco de Sant Jaume y del Llop para retener restos vegetales, árboles u otros elementos sólidos arrastrados por el agua.

El gobierno municipal calcula que sería necesario gastar un mínimo de cinco millones para hacer realidad el conjunto de actuaciones para darle el vuelco a la amenaza. El presupuesto municipal anual es de 11 millones. “Hago una pregunta a las administraciones supramunicipales: cuánto vale una vida?”, apostilla el alcalde.

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