La campaña de tratamiento contra la plaga de la mosca negra ha comenzado este miércoles en el Ebro. Aunque las lluvias han retrasado un poco el inicio de la campaña, se ha podido realizar dentro de período óptimo, en invierno, una condición imprescindible para evitar que la plaga se devuelva un problema de salud pública en los pueblos de la ribera a principios de verano. Montse Masià, directora de salubridad pública de COPATE (Consorci de Polítiques Ambientals de les Terres de l'Ebre), ha remarcado que la plaga “está bastante controlada”, siempre que se mantengan estos tratamientos en el Ebro, y en el Segre.
El Consorci planifica seis fumigaciones desde ahora hasta verano, que se realizan en helicóptero en siete puntos del río, desde Ascó a la desembocadura.
Dos décadas
La mosca negra se ataca desde hace casi dos décadas durante el estado larvario. Los técnicos del COPATE realizan diversas prospecciones con embarcaciones por el río, para cuantificar e identificar las larvas de la plaga que se están desarrollando en los macrófitos, en las algas. Esto permite planificar el momento idóneo de las fumigaciones y también comprobar su efectividad después.
Se rocían siete puntos del tramo bajo del Ebro, desde Ascó a la desembocadura del río. También se realizan los mismos tratamientos en el Segre, donde empezaron este martes. En cada punto, un helicóptero fumiga cerca de la orilla 300 litros del larvicida biológico BTI, un producto que sólo suministra a una empresa estadounidense.

Fumigacion en el río Ebro.
Desde el año 2020, los técnicos de Consorci han podido iniciar la campaña de tratamiento de la plaga en los meses de invierno. Esto frena el crecimiento larvario y evita poblaciones excesivas del insecto a principios de verano.
Algunas campañas en las que los tratamientos empezaron demasiado tarde, se vivieron auténticos problemas de salud pública y tuvo un grave impacto económico en los municipios de la orilla del Ebro.
El episodio de lluvias y el abultado caudal del río había generado inquietud porque ha obligado a retrasar un poco el inicio de la campaña contra la mosca negra.
“Aún estamos dentro de los límites y después de muchos años de tratamiento, el río Ebro está bastante controlado en cuanto a la mosca negra, siempre que no dejáramos de tratar, porque las condiciones siempre son las mismas”, ha señalado Montse Masià..
“El río sigue teniendo el macrófito y la mosca sigue colonizándolo para vivir. Por tanto, mientras nosotros fuéramos ejerciendo esta presión, no debe haber ningún problema”, ha añadido.