El sector turístico del Camp de Tarragona encara el mes de agosto con previsiones optimistas, hasta el punto de recuperar las cifras de ocupación y vistas “prepandémicas”, siguiendo la línea de 2024. Así lo ha avanzado el portavoz de la Federación Empresarial de Hostelería y Turismo de Tarragona.
Los alojamientos que han tenido entre un 70% y un 80% de ocupación en julio podrían verla incrementada hasta el ”90% o 95%”, si bien las estancias, por lo general, podrían acortarse. En las Terres de l'Ebre, sectores como el del alquiler de embarcaciones no motorizadas por el Ebro y el Delta confían en seguir incrementando las cifras de las últimas campañas atrayendo también a visitantes de otros puntos del Estado y de Europa.
Guardià ha precisado que se trata de cifras medias que engloban hoteles, apartamentos y campings, pero que entre establecimientos pueden bailar bastante. Todo ello se explica, en buena medida, por la recuperación del mercado británico, que cayó a raíz del Brexit, pero que ya se encuentra en volúmenes similares a los del 2019. Este regreso, Guardià le justifica por ser “un destino maduro”, lo que incluye “buen alojamiento, buena sanidad, buena movilidad y seguridad”, que hace que los clientes repitan.
Además del Brexit, el portavoz también pone el foco en la quiebra del touroperador Thomas Cook, que desestructuró la llegada de los británicos a la Costa Daurada. En este sentido, valora positivamente el papel que juega ahora el aeropuerto de Reus, cercano al sitio de alojamiento y que permite que los visitantes “pasen las vacaciones tranquilas”.
Aparte, el mercado irlandés sigue subiendo año tras año, mientras que los principales -estatal y francés- se mantienen. Respecto a los clientes españoles, los hoteleros detectan un ligero cambio de comportamiento.
En cuanto al nivel de gasto de los turistas, Guardià comenta que el contexto económico de países como Inglaterra, Alemania o Francia -con recortes y recesión- “hay que notarse”. Así, desde el pasado año, han percibido “algunas estancias algo más cortas”. “Hay gente que en lugar de siete días, quizá hace cinco; o quizás vienen los mismos días que antes pero gastan menos”, ejemplifica.
Otra razón es que los precios se han incrementado ligeramente. “El coste de la vida ha subido y eso puede que esté reduciendo un poco el gasto diario de restaurantes, comercios y toda la actividad turística”, argumenta. En cuanto a los precios de los alojamientos, “son similares al pasado año y también muy movibles”, es decir, que pueden variar mucho de una semana a otra.
Más kayaks por el Ebro
En las Terres de l'Ebre, una de las actividades turísticas en crecimiento durante los últimos años es el de alquiler de cayucos y cayucos para navegar por el tramo final del río y el Delta. El presidente de la Asociación de Empresas de Navegación Activa de las Tierras del Ebro (AENATE), Raül Sabaté, confía en superar esta temporada a los 32.000 usuarios registrados durante el pasado 2024.
Aunque la actividad se extiende a lo largo del año, el verano aporta una parte importante de los visitantes. “Cada año tenemos más turistas, más gente que nos conoce, que pernoctan en la costa y se alargan hacia el interior, gente que va expresamente al Delta o que conoce rutas largas, de cuatro días por el río, o que hace tramos muy concretos”.
Es el caso del grupo de Hugo Alfonso, que han venido de Donosti para hacer el recorrido del tramo final del Ebro, saliendo de Ascó y hasta Riumar, en tres días y medio.
“Un amigo nos dijo que le había gustado mucho ya nosotros nos encanta el deporte o la actividad como remar y visitar nuevas zonas. Nos atrajo la idea”, explica antes de salir.

Tristas en el hotel Estival Centurion de Cambrils.
A partir de 2020, a raíz de la pandemia, subió el número de usuarios del área metropolitana, atraídos también por el patrimonio cultural, la gastronomía o actividades deportivas de naturaleza del interior de las Terres de l'Ebre, cada vez son más los visitantes de otros puntos del Estado y europeos -ingleses, franceses-. “Hay ingleses que vienen y descubren que es una actividad de naturaleza muy poco masificada”, remarca.
Según Sabaté, que es también administrador de la empresa Rogles Aventura, las catorce empresas operativas en los 150 kilómetros de río, entre la zona de La Pobla de Massaluca, en el pantano de Ribarroja, y la Ràpita, en pleno Delta, ofrecen cerca de un millar de plazas en embarcaciones de alquiler sin motor.
En este contexto, Sabaté cree que, después de apostar por hacer un río navegable “pensando sólo” con las embarcaciones con motor, la administración debería apostar ahora también por fomentar su actividad equipando la orilla del Ebro con servicios como lavabos, acondicionamiento de la señalización o la prevención de conductas vandálicas en los espacios fluviales.