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La cruz franquista que un alcalde socialista 'rehabilitó' en Alicante

Memoria Histórica

Pese a que desde la izquierda se critica que el TSJ excluya el monumento del catálogo de vestigios de la dictadura, la “resignificación” realizada por José Luis Lassaletta deja pocas posibilidades de que se retire

Cruz de los Caídos en Alicante, levantada en 1940

Terceros

La Cruz de los Caídos es un monumento muy visible en la ciudad de Alicante. Está situada en una de las intersecciones que más tráfico concentra, donde confluyen las avenidas del Doctor Gadea y de Federico Soto con la arteria más comercial de la ciudad: la avenida de Maisonnave.

No era un lugar tan céntrico, pero sí más despejado, poco después de terminada la guerra, cuando las autoridades decidieron alzar un monumento que rememorara a los muertos en el bando de los sublevados.

El 18 de octubre de 1939 se adjudicaba su construcción con un coste de 14.884'10 pesetas

Como relata Alfredo Canpello en esa 'enciclopedia' alicantina llamada Alicante Vivo, “una de las primeras tareas que se encomendó la gestora franquista presidida por Don Ambrosio Luciáñez fue el perpetuar la memoria de los caídos del bando sublevado. Esto ocurrió en la sesión del 21 de abril de 1939. Se acordó erigir en la Plaza del Teniente Luciáñez (hermano del alcalde) una cruz conmemorativa”.

El 18 de octubre de 1939 se adjudicaba su construcción con un coste de 14.884'10 pesetas. El lugar elegido en un primer momento fue el Paseíto de Ramiro. “Posteriormente”, explica el autor, “se pensó en el Paseo de Canalejas y al final, por indicación del Ministerio de Fomento, se levantó frente a la Plaza de Calvo Sotelo, en el lugar donde se alzó el monumento a Maisonnave (que estaba en el interior de la plaza desde mediados de los 30) y que iba a sustituir a la cruz provisional que allí se alzaba. El presupuesto subió por el cambio de materiales. Ahora se presupuestaba por 19.500 pesetas y se adjudicaba a José Espuch Canet”.

José Luis Lassaletta, de traje, junto al Gobernador Militar, en el acto de “resignificación” de la cruz de los caídos de Alicante

UA/Archivo de la Democracia

La cruz es de hormigón armado recubierto de aplacado de piedra, y fue obra del arquitecto Miguel López en colaboración con Miguel Abad Miró. Debía estar terminada para el primero de abril de 1940 pero no fue así. Fue anunciada para el 2 de junio, pero coincidía con la II Concentración Provincial de Organizaciones Juveniles. Al final se optó por trasladar la concentración al 9 de junio e inaugurar la cruz el día previsto con la inevitable misa de campaña. “Algunos alicantinos jocosamente comenzaron a llamarla ”el Sacacorchos“, añade Campello.

Muchos años más tarde, en 1986, tras un acto conmemorativo del 50 aniversario del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera que, aunque prohibido por el Gobierno Civil, congregó en torno a la cruz a un puñado de franquistas que acabaron entonando el Cara al Sol, el alcalde socialista, José Luis Lassaletta, tomó la decisión en la que el TSJ valenciano se ha basado para 'salvar' el monumento, grabar a sus pies el siguiente texto: “1936-1940. A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES QUE MURIERON EN DEFENSA DE SUS IDEALES”.

El renovado memorial fue inaugurado el 8 de marzo de 1987 por el alcalde y por el Gobernador Militar

Esa 'rehabilitación' de la cruz, convertida en un memorial para todas las víctimas de la Guerra Civil, no convenció a todos, pero el caso es que ninguno de los posteriores alcaldes socialistas, ni Ángel Luna ni Gabriel Echávarri, la contradijeron, pese a la presión de otros sectores de la izquierda que piensan, como dice a La Vanguardia Manolo Copé, actual portavoz de EU-Podem en el Ayuntamiento de Alicante, que “el TSJ perpetúa la narrativa del franquismo; ni el TSJ ni nadie pueden democratizar elementos que, en su origen, honraban exclusivamente a las víctimas franquistas, bajo la apariencia de símbolos religiosos”.

El renovado memorial fue inaugurado el 8 de marzo de 1987 por el alcalde y por el Gobernador Militar, los cuales colocaron una corona de laurel, acompañados por concejales, diputados, políticos, el Presidente de la Audiencia, el Comandante Militar de Marina y multitud de alicantinos.

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Se da la circunstancia de que en Alicante, como en fechas recientes estuvo a punto de suceder en Elx, las autoridades quisieron aprovechar unas obras -en 1989- para retirar la cruz de su ubicación actual, pero la polémica generada desanimó a los regidores y el asunto desapareció de la agenda. En el caso ilicitano, el equipo de gobierno presidido por el socialista Carlos González la excluyó en el proyecto de reforma del Paseo de Germanías, pero la coalición PP-Vox que hizo alcalde a Pablo Ruz llegó a tiempo de evitar su retirada.