Los agricultores y ganaderos de Alicante lo tienen claro: el cambio climático está causando una escasez de lluvia histórica y unas temperaturas anormalmente elevadas que en el último año “han arrasado los cultivos de secano”, según han explicado sus representantes en una reunión con los medios convocada por la delegación provincial de la Asociación de Jóvenes Agricultores (ASAJA).
Según su presidente, José Vicente Andreu, una pluviosidad “un 56 por ciento por debajo de la media” y el calor extremo registrado no solo en verano, sino “en meses tradicionalmente más fríos”, como en el pasado marzo, “ha modificado el normal desarrollo de las plantaciones” y ha adelantado la floración de los árboles. El año hidrológico 2023-2024 ha sido el más árido desde que hay registros en la provincia de Alicante, según los datos de Aemet. La trágica riada ocurrida en Valencia no hace más que demostrar, según los agricultores alicantinos, la anormal “inestabilidad climática que atravesamos en esta comunidad autónoma”.
El año hidrológico 2023-2024 ha sido el más árido desde que hay registros en la provincia de Alicante
Desde Asaja, destacan “la notable falta de gestión de los recursos hídricos por parte del Gobierno central”, y echan en falta “un plan integral para afrontar el cambio climático y una limpieza adecuada y periódica de ríos y cauces”. A estos problemas, se ha sumado “el recorte de la Confederación Hidrográfica del Segura en plena plantación de hortalizas de invierno en la Vega Baja”, y la gran incidencia de plagas y enfermedades, entre las que destaca “el famoso 'trips' de Sudáfrica, que ha causado daños en cítricos, uva y granada, entre otros cultivos”.
Andreu considera “urgente” que se ponga en marcha “un plan de choque para salvar el cultivo de secano en la provincia de Alicante”, merecedor de ello “no solo por su valor económico, sino por el valor social y ambiental que tienen la agricultura y la ganadería de secano”.

Visita a una plantación de vitivinícola en mayo de 2024.
La ruina causada por la sequía ha sido especialmente grave para el cereal, con una campaña 2023/24 “prácticamente nula”, pero también ha afectado de manera intensa a “almendros, cerezos, vid y olivos, que sobreviven bajo mínimos y hacen temblar al conjunto del sector”. Otro de los efectos de la sequía ha sido el menor calibre de frutas y hortalizas: “el aporte de agua es fundamental durante los meses de verano para que el limón adquiera un mayor tamaño, lo mismo que la almendra”.
Asaja llama también la atención sobre la ruinosa campaña que han sufrido los citricultores alicantinos, con más de 150.000 toneladas de limones que se han quedado sin recolectar. “Precios por los suelos -a veces inferiores a 0,15 euros el kilo- a causa de los desajustes del mercado, han provocado una pésima campaña que lleva a los productores al abandono al no poder siquiera cubrir costes”. Ha habido fincas de San Miguel de Salinas que abrieron el paso a sus vecinos para que se llevaran gratis los limones, “que son de una extraordinaria calidad”.
Crisis citrícola
Ha habido fincas de San Miguel de Salinas que abrieron el paso a sus vecinos para que se llevaran gratis los limones
Asaja reitera sus críticas a un “exceso de burocracia” que ralentiza los proyectos, y a una política europea “que toma decisiones al margen de la realidad del sector”. Piden que la UE garantice “una Ley de la Cadena Alimentaria en Europa con una cláusula que establezca expresamente que no se puede vender por debajo de los costes de producción y restringir los acuerdos comerciales con terceros países”.
Según Andreu, el acuerdo con Mercosur, que los agricultores no rechazan en principio, simboliza si se mantiene en los términos propuestos “la poca importancia que Bruselas le otorga a nuestro sector primario, muy penalizado por las importaciones y la entrada de plagas de terceros países”.
A modo de resumen, respecto a otros cultivos, la campaña de uva de mes ha sido “buena, respetada por la climatología”, con 2 millones de kilos vendidos “solo en Nochevieja” y una producción total de 47 millones de kilos. Sin embargo, para el vino ha sido “le vendimia más exigua de la historia”, aunque la calidad de la cosecha sea excelente.
Para el olivar “no ha habido apenas cosecha”, la cereza de montaña acumula ya seis malas campañas “y necesita con urgencia un plan”, y el almendro “está en serio peligro por la meteorología y las plagas”.