La dirección popular tal vez no llegó a estar tan “noqueada” –el término que ha usado Alberto Núñez Feijóo para referirse al estado anímico de Carlos Mazón durante los primeros días de la catástrofe– como el president valenciano, pero en Génova supieron de inmediato que la gestión de la catástrofe había llevado al PP “a la uci” en la Comunidad Valenciana y que había que redoblar los esfuerzos por recuperar el pulso del partido, al margen de cuál fuera el destino de su líder.
De ahí que ayer, de nuevo, Feijóo visitara Valencia por cuarta vez desde la dana para presentar a los empresarios su denominado plan Valencia.
La región tiene un peso evidente en el tablero político con el reparto de 33 diputados en las generales. En la última convocatoria, el PP, que creció en cinco diputados respecto al 2019, logró trece de esos escaños, mientras que el PSPV se quedó con once, solo dos por debajo.
Ese botín de trece diputados en el Congreso, que ya no ha de repartirse en disputada competencia con Ciudadanos pero sí se ve amenazado por la beligerancia de Vox, explica la importancia para la marca de centroderecha que tiene la Comunidad Valenciana, donde hasta el año 2015 el PP dominó a placer. No son pocos los analistas que apuntan que es esta autonomía –la cuarta más poblada y que ha tenido dos legislaturas de gobiernos progresistas antes de volver a manos conservadoras– quien decide, en buena medida, el inquilino de la Moncloa.
La situación en el PP valenciano es complicada tras la dana. Feijóo, tras cierta ambigüedad inicial y habiendo desautorizado implícitamente al president valenciano por no exigir la declaración de emergencia nacional, al final ha exonerado a Mazón, que ha ligado su futuro a la reconstrucción.
Esta salida permite al PP tomar cualquier decisión llegado el momento. Ya se verá. De hecho, en el entorno del president valenciano observaron en los primeros momentos de la crisis algunos movimientos internos. Y no se descarta que la apuesta sea la alcaldesa de València, María José Catala, si finalmente Mazón no es el candidato autonómico. Catalá es diputada y, por tanto, sería la favorita en caso de que el president valenciano diera un paso atrás y el PP quisiera acabar la legislatura, pues el jefe del Consell tiene que ser miembro de Les Corts.
Sin embargo, esa hipótesis no fue a más y el apoyo de Feijóo, y con él de todo el PP, acabó con cualquier conato de crítica interna. El PPCV cerró filas con Mazón en un acto con alcaldes, portavoces y militantes en la provincia de València un día después de la visita de Feijóo, que sirvió en cierto modo para rehabilitar su carrera política.
Falta por ver qué sucede en julio, cuando, por calendario, se tendría que celebrar el congreso regional. Ahí ya se podrá calibrar si la reconstrucción avanza de manera convincente para Génova, aunque siempre quedará la posibilidad de, dada la situación excepcional que vive la Comunidad Valenciana, atrasar el cónclave. En el PP valenciano apuntan que esa cuestión “no se ha abordado todavía” porque, con todo lo que ha sucedido desde el 29 de octubre, “no es una prioridad