El camino de Picanya a Paiporta no puede disimular las inundaciones de hace tres meses en Valencia. Los cultivos de caqui siguen sepultados bajo el barro, que se acumula por todas partes, y las campas de coches siniestrados, aunque menos altas y extensas, aún afean el trayecto que exige transitar por la zona cero de la dana. La vicepresidenta del gobierno valenciano, Susana Camarero, dijo ayer que, aunque se han retirado ya 90.000 vehículos, se calcula que restan unos 40.000, un problema “que preocupa mucho a los alcaldes”, pero que “estará resuelto en unas semanas”.
Entrando a Paiporta a la derecha, un gran depósito de cadáveres de coches; a la izquierda, la zona de acampada de los militares, que continúan trabajando en la provincia y cuya presencia solo sirve para confirmar que la emergencia todavía es una realidad. La plaza Major empieza a verse concurrida al mediodía. Al sol se sientan algunas vecinas, como la señora que explica cómo la ha dejado de triste la dana que lo barrió todo el 29 de octubre. “El pueblo está fatal, y todo está siendo muy pesado. A los mayores esto nos va a costar”, pronostica.
“El pueblo está fatal, y todo está siendo muy pesado. A los mayores esto nos va a costar”, pronostica

Una mujer pasea frente a una campa de coches siniestrados en la avenida País Valenciano de Sedaví
Enfrente, el único horno que ha conseguido reabrir. Mari Carmen, su propietaria, explica que ha contratado a los dueños de otra panadería del pueblo que ya no levantará la persiana y que sí, “ahora hay mucho trabajo, tanto que es agobiante”. Volvió a empezar el pasado 18 de noviembre gracias a los ahorros, a la ayuda de Juan Roig cuya pegatina con el logo “Alcem-se” ha pegado en la entrada y mucha perseverancia. También ayudó que el agua solo “nos llegó hasta las rodillas, afectó a los motores de los electrodomésticos, pero casi todo lo salvamos”. Vuelve al relato del 29 de octubre, aún incrédula porque el barranco se desbordara de aquella manera.
El gobierno valenciano ha empezado esta semana a instalar las aulas prefabricadas que sustituyen al colegio L’Horta, cuyos alumnos dan clase en sendos centros de València. Con ellos, son un total de 3.000 los estudiantes que aún no han podido volver a sus centros educativos, “el 6,2% de los 48.000 afectados”, remarcan fuentes de la Generalitat Valenciana. Hasta ocho centros están pendientes de que los ‘barracones’ que hace años reflejaban la falta de recursos destinados a Educación cumplan en este caso una misión de emergencia mientras se reconstruyen los colegios más dañados.

Una mujer pasea por el destrozado barranco del Poyo, en Paiporta
Otra conselleria, la de Industria, destaca que ha limpiado los accesos a 41 polígonos industriales, pero sus alcantarillas están atascadas por el barro y su recuperación “va bastante despacio, la verdad”, apunta Diego Romá, presidente de la Federación de Parques Empresariales de la Comunitat Valenciana.
Desde el primer momento, la limpieza de garajes ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza de todas las administraciones. Su complejidad se llevó otra vida -la de un trabajador- por delante y el barro aún persiste en 38 de ellos, en los que se trabaja. En otros 14 la tarea está por acometer.
La limpieza de garajes ha sido uno de los principales quebraderos de cabeza de todas las administraciones

Un edificio de Paiporta muestra los daños del agua, tres meses después de la dana
Respecto a las ayudas económicas, entre las ya rutinarias acusaciones del Consell a la ineficiencia del Estado, Camarero cifró ayer en un 30% del total el montante entregado por la administración autonómica, de los 891 millones de euros aprobados. La mayor cantidad (120 millones) corresponde a la ayuda de 6.000 euros por la pérdida de bienes de primera necesidad, que solicitaron 37.477 personas y que ha recibido el 60%. 65 millones han ido a empresas con empleados y 40 millones a autónomos sin empleados. A compensar la pérdida de vehículos se han destinado 52 millones, lo que es apenas el 21% de lo solicitado.
En cuanto a las viviendas, las casi 10.000 inspecciones técnicas realizadas han conllevado, el desalojo de 519, de las cuales 308 tendrán que ser demolidas total o parcialmente y se han realizado 220 apuntalamientos. La Generalitat ha ofrecido 187 viviendas públicas, de las que se han ocupado solo 109, porque el resto se rechazaron. Y mientras, los afectados siguen pendientes del peritaje de viviendas o comercios para presupuestar el comienzo de su nueva vida. El Consorcio de compensación de seguros, dependiente del Gobierno, sigue tramitando el grueso de expedientes: de las 238.704 solicitudes solo han resuelto 1.753.
Los aún tres desaparecidos de la dana
Desde el 29 de octubre hay tres personas, dos hombres y una mujer, que nadie sabe aún donde están. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado los siguen buscando, la semana pasada en el cauce del Túria, pero también en el barranco del Poyo, en Chiva o en Loriguilla, aunque las probabilidades de encontrar sus cuerpos son cada vez menos. Desde hoy sus familiares, en aplicación del artículo 193 del Código Civil, pueden pedir en los juzgados la declaración de fallecimiento y acceder así a los derechos que les correspondan como víctimas de una riada que se llevó por delante la vida de 224 personas. Al macabro balance, se suman los dos operarios fallecidos, en Massanassa y Benetússer, mientras limpiaban.