Con inusitado consenso político, Alboraia ha aprobado recientemente llevar adelante el proyecto Vinival, que aboga por rehabilitar las antiguas bodegas del mismo nombre y conocidas popularmente como “El Kremlin”. Un proyecto que, en tiempos de Airbnb y de difícil acceso a la vivienda, sale adelante con la prohibición expresa de alojar pisos turísticos y con el noticiable apoyo de PSPV, Compromís, PP y Vox. Solo Alboraya Actúa y Esquerra Unida votaron en contra en el pleno municipal del pasado 25 de enero.
Sin embargo, el proyecto tiene otros detractores, como ya explicara La Vanguardia al dar a conocer el proyecto que ejecutará Metrovacesa y las críticas al mismo, como es el caso de la Asociación de Vecinos La Patacona, entidad que la próxima semana tiene pendiente una reunión con la Conselleria de Medio Ambiente, Infraestructuras y Territorio. A ella apelaron en otra ocasión para alegar que desde el consistorio “se favorece a los constructores” y a ella recurren ahora que, tras su aprobación con mayoría absoluta por el pleno municipal, la Generalitat Valenciana debe pronunciarse para dar luz verde definitiva a la recalificación.
Especialmente críticos con la propuesta, que construirá hasta 974 viviendas en el núcleo urbano, de las cuales 313 estarán reservadas como VPO, esta asociación se refiere al proyecto como “la fiesta del ladrillo” y denuncia que la zona donde se construirá es inundable. “El proyecto Vinival no es ni ecológico, ni sostenible, ni social. Tan solo es un proyecto urbanístico que tiene como prioridad la pura especulación, y que ignora las consecuencias perniciosas que su realización sufrirá tanto la población como el medio ambiente”, alegan los vecinos.
Por contra, desde el Ayuntamiento se habla de un futuro “ecobarrio” por su apuesta “decidida” por la sostenibilidad. Y en línea con la postura municipal está la otra asociación vecinal, Sí al proyecto Vinival, que desde hace meses reclama la aprobación del proyecto por “la degradación de la zona” y la falta de servicios. El proyecto incluye 12.000 metros cuadrados de parque principal, juegos para niños y de esparcimiento o deporte libre, distribuidos en 35.000 metros cuadrados de jardines y espacios verdes; además de huertos urbanos, instalaciones deportivas, abundante aparcamiento en la periferia y un parking subterráneo que podría dar servicio a los posibles usos de las bodegas Vinival. También dispondrá de bajos para comercio local, y un supermercado “como solicitaban los vecinos”, recuerda el consistorio; 7.000 metros cuadrados de suelo para un nuevo colegio público y 3.000 metros cuadrados para ambulatorio y más servicios municipales.
Los vecinos hablan de “fiesta del ladrillo” mientras la constructora promete 974 viviendas, 313 de ellas VPO
De la rehabilitación de las bodegas, ahora vandalizadas, se encargará el autor del proyecto Juan Herreros, cuya idea se inspira en modelos urbanísticos internacionales como Hammarby Sjöstad en Estocolmo o la Île de Nantes en Francia o la más cercana Alhóndiga de Bilbao, antiguo almacén de vino construido en 1909 que quedó abandonado tras un incendio pocos años más tarde o, ya en la Comunidad Valenciana, el espacio de Bombas Gens, actual centro de arte tras haber sido construido como fábrica de bombas hidráulicas en 1930.