Hasta ahora, el número oficial de víctimas de la trágica dana del 29-O que arrasó gran parte de la provincia de Valencia se había situado en 227. Pasados los tres meses de la riada, los tres desaparecidos pasaron a ser considerados oficialmente fallecidos, por lo que el recuento de 224 víctimas más tres alcanzó la cifra de 227. Sin embargo, la jueza de Catarroja en su auto conocido ayer habla de “hasta un total de 225 fallecidos y 3 desaparecidos perecieron a consecuencia de los hechos del 29 de octubre de 2024”. Y es que la magistrada considera que “a los 224 fallecidos contabilizados hasta ahora ha de sumarse el fallecimiento de M. I. P. R.”. El escrito, por cierto, enfatiza que “el presente procedimiento tiene por objeto la investigación de los homicidios imprudentes y lesiones imprudentes”.
En el texto, la jueza, que recuerda algunas de las circunstancias en que murieron las víctimas, relata el caso de esta mujer que padecía de leucemia, “enfermedad que requería de transfusiones periódicas y asistencia respiratoria diaria con oxígeno”, subraya la magistrada. “Se quedó sin dicha asistencia y tras ser ingresada en el Hospital La Fe falleció el 12 de noviembre de 2024”, concluye el auto.
Así, M. I. se convierte así en la última víctima de la tragedia. En el auto en el que la magistrada cita a declarar como investigados a la exconsellera de Justicia e Interior, Salomé Pradas y al exsecretario autonómico de Emergencias, Emilio Argüeso, se recogen algunos de los testimonios de familiares de las víctimas.
Otras víctimas
El auto cuenta el fallecimiento de una mujer de 26 años embarazada de 8 meses
Por ejemplo, el de J. B. que “falleció tras salir con su coche de la empresa, tenía 26 años, estaba embarazada de casi ocho meses y le faltaban dos días para darse la baja”. Cuenta el escrito que trabajaba en un polígono de Ribarroja, era transportista y conducía un camión. El día 29 de octubre, a las 18:53 horas, llamó a su madre, diciéndole que le entraba agua en el coche, que se ahogaba. Logró salir del coche, y se subió al techo de otro coche donde estaban otros jóvenes. Sin embargo, “un contenedor de hierro grande de mercancías golpeó el coche, y ellos cayeron del techo del coche. Su cuerpo se encontró a los cuatro días”.
No es el único caso que pone los pelos de punta. La jueza recoge el testimonio de los familiares de J. V. que acudió a ayudar a su hermana Lourdes que había bajado al garaje, “entro nadando, pero su hermana ya había salido”. En un principio, la víctima también consiguió salir y subirse al capo de un coche, luego se cogió a los cables de la luz e incluso le lanzaron una cuerda. Pese a su batalla no logro salvar su vida como se recoge en el sumario. “Le echaron un flotador, que no pudo coger. El agua le pasaba por encima de la cabeza, porque la corriente se lo llevaba. El agua parecía un río con mucha fuerza, arrancó la obra de la valla de la escuela, farolas, puertas de garaje. J. V., manifestó su viuda Rosa, aguanto porque era fuerte. Se unieron dos escaleras con bridas, J. V. estaba debajo del balcón y no podía alcanzar las escaleras. Intentaron por todos los medios subirlo, y algo le golpeó en las piernas y lo volvió hacia abajo. J. V. gritó 'Rosa'. El mensaje de alerta llegó mientras estaba intentando salvarse”.