A ustedes pongo por testigos, nunca más. Porque esta larga noche que nos acecha no puede arrollarnos, porque estos tiempos ominosos no deben mancillarnos. Como personas y como valencianos. Con clara condición de sentirnos de esta tierra y de su gente, de nuestra rica pluralidad y nuestra propia identidad. Contra un Consell que se entrega y doblega a la derecha extrema para salvarse de la quema, tan necesaria y merecida. Contra los voxeros que sólo saben balbucear políticas antivalencianas, desde el ninguneo y el desprecio. Bendita convivencia pisoteada con el único objetivo de incendiar a la Comunitat Valenciana y enfrentar a los cinco millones de ciudadanos de esta ribera mediterránea.
Una persona durante una manifestación convocada por la Plataforma per l'Ensenyament,
Todo lo contrario que aquello vivido y sentido esta intensa gran semana festiva del Cap i Casal. Desde una comisión fallera del centro de la city, teóricamente ubicada en zona “nacional” pero prácticamente comportada como es nuestra sociedad real. Diversa, emocional, tradicional, tolerante y bien valenciana. Una Falla del Ensanche repleta de respeto y orgullo, repleta de buena indumentaria, apuesta por el uso social del valenciano y fomento de la música festera y actual de nuestro pueblo. Llena de mallorquines, de castellonenses, de Zoo, de La Fúmiga… tan libre, tan patria, tan nuestra. Consciente de su valencianidad en la fiesta popular y en la cultura propia. Puede ser lo único que nos quede, aquello que tendremos siempre: vertebrados por las fiestas tradicionales y la música autóctona.
Pero todo se acaba y retornamos a la realidad insidiosa provocada por los de siempre. En estas horas de transición como bien diagnosticó un padre de la patria como Lluís Lucía. Ya hace casi un siglo promulgó una receta necesaria: presentando los fundamentos ideológicos que deberán permitir a las derechas afrontar con éxito y democráticamente el futuro, el irrenunciable intervencionismo en la política, la lucha por el bien posible, el regionalismo como expresión de una conciencia de la sociedad, la primacía de los partidos regionales sobre los estatales, el reformismo social como respuesta a la ruptura…
Y el mal mundo se nos impone. El PP ha cerrado filas con el President Mazón tras el preacuerdo que alcanzó con Vox para aprobar los presupuestos valencianos de 2025, asumiendo los postulados del negacionismo climático, de la criminalización de la inmigración, contra la cooperación y transparencia o contra la promoción social del valenciano. El rechazo de la derecha extrema, y de sus acólitos cantonalistas que merodean en la Generalitat, a la lengua propia de este Pueblo es supremacista y sangrante. Una lectura de las subvenciones y transferencias presupuestas por el Consell, a través del ínclito José Antonio Rovira, evidencia una posición idéntica en el gobierno autonómico contra nuestra lengua valenciana. En el cómputo global de subvenciones y ayudas vinculadas a la promoción del valenciano la caída es del 17%. No entra en esta suma el recorte del 25% al presupuesto de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), a quien Vox pone en la diana para rematarla del todo y limpiar las huellas. Si Zaplana levantara la cabeza…
Convertir la lengua propia en materia inflamable es una maquiavélica solución para alejarla de mucha gente. Falles folles fetes foc como lúcidamente proclamó Amadeu Fabregat"
Existe un sector oscuro de la derecha valenciana empeñado en volver a polarizar el conflicto lingüístico como la mejor manera de dañar el uso social del valenciano. Convertir la lengua propia en materia inflamable es una maquiavélica solución para alejarla de mucha gente. Falles folles fetes foc como lúcidamente proclamó Amadeu Fabregat. Con el recorte a la promoción pública del valenciano se ejemplifica que para ese sector lo ideal es que nuestra lengua propia se quede recluida a elemento decorativo para actos folklóricos. Els fills de la morta viva como predijo Constantí Llombart.
Los hombres que no amaban el valenciano… los que buscan marginarlo y lo definen como estorbo para que el castellano grande y libre acabe convirtiéndose en la única lengua de los valencianos. Es pretender borrar la identidad de miles de familias que desean que su vida compatibilice sin traumas el uso del castellano y el valenciano, como certeramente señalaba Salva Enguix en estas páginas. No lo entienden y nunca lo entenderán: porque consideran una de esas dos lenguas como un incordio, una amenaza y una torpeza. Burda miopía, mala intención. Que nos pille todo ello en la trinchera acertada. Siempre.