El Ventorro era un restaurante discreto. Ubicado entre pequeñas calles peatonales del centro de València, permitía a sus comensales una buena mesa, un buen producto y un lugar alejado de miradas. Todo ello cambio desde que la Generalitat Valenciana admitiera que el presidente Carlos Mazón comió en este establecimiento la trágica jornada del 29 de octubre. Estuvo casi tres horas -desde las 15:00 horas hasta que volvió al Palau a las 18:00 horas a seguir transcurso de los acontecimientos- según la versión que en su día dio Presidencia. Siempre informado de lo que sucedía, remarcan las mismas fuentes.
Una circunstancia que ha puesto el foco en lo que sucedió en este restaurante, donde el mandatario popular se entrevistó con la periodista Maribel Vilaplana para hablar de À Punt.
Esta circunstancia ha dado mucha popularidad al restaurante y durante meses muchos curiosos se han acercado hasta su fachada para hacerse selfies e incluso pegar alguna pegatina pidiendo la dimisión de Mazón. Las manifestaciones contra la gestión del jefe del Consell no han pasado muy lejos de la ubicación del famoso restaurante.
La oposición ha empleado el nombre del restaurante en sus constantes críticas a Mazón al que se refieren como “el presidente del Ventorro” y al acuerdo presupuestario con Vox que le permite tener estabilidad parlamentaria al que han bautizado como “el pacto del Ventorro”. El nombre del establecimiento es recurrente en muchas de las pancartas que ayer salieron de nuevo a protestar por las calles de València.

La fachada de El Ventorro, antes de que se quitara el cartel
Tanto es así que los propietarios del establecimiento han optado por retirar los carteles que anunciaban la presencia del, hasta ahora, discreto restaurante. Los dos nombres que muchos valencianos han inmortalizado con sus móviles estos días han desaparecido para intentar recuperar cierta normalidad en un negocio protagonista involuntario de la tragedia de la dana.