Sant Jordi y Sant Marc

Sant Jordi y Sant Marc
Felip Bens
Escritor y periodista

Sant Jordi es pura esperanza en los tiempos que corren. A quienes vivimos inmersos en el mundo del libro, nos invade la sensación de que cada día se lee menos. Menos libros, al menos. Hace ya un tiempo que asumimos que los manuales, enciclopedias o diccionarios no se consultan en papel, aunque yo (y seguro que unos cuantos más) lo hago, y por supuesto conservo estos ejemplares, pese a la batalla permanente que se libra en cada casa por el espacio, ante las nuevas modas que nos asaltan. Casas zen, dicen. A riesgo de dejar también vacíos los cerebros.

Siempre pensé que la creación garantizaría un reducto eterno para los libros. Pero es obvio que desde hace años está cambiando nuestra forma de entretenernos, y, en ese contexto, vamos restándolo espacio (y tiempo, vaya, sobre todo) al libro. Sin embargo, las estadísticas nos rebaten este pálpito. Las cifras hablan de que cada vez se publica más y se lee más. A riesgo de parecer un tipo estomagante, diría que se compran muchos libros para regalar y que muchos de ellos no se leen. Regalar libros se ha convertido en una forma de domesticar nuestra mala conciencia por leer menos aún a sabiendas de que hacerlo es un error. Y diría, además, que las generosas estadísticas actuales son (vía libro-regalo), una especie de último estertor del agonizante sector editorial. No les cuento ya en valenciano, donde ni siquiera los datos dan tregua.

Sant Jordi

Sant Jordi

Les cuento todo esto y soy incapaz de caer en el desánimo, por contradictorio que les parezca. Quienes me conocen dicen que soy un optimista enfermizo, aunque me identifico bastante más con aquella máxima del maestro Benedetti: “un pesimista sólo es un optimista bien informado”. Por seguir con las citas célebres, Serrat inmortalizó aquella otra divisa de Machado: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Así que, sea como sea, soy un soldado del libro, como autor y como editor, y pienso serlo hasta el final de mis días, muchos o pocos. Demasiadas cosas buenas, que tardamos siglos en aprender y perfeccionar, están perdiéndose, con el pretexto de lo virtual y lo tecnológico, como para tirar la toalla con los libros.

Soy un soldado del libro, como autor y como editor, y pienso serlo hasta el final de mis días, muchos o pocos”

Estuve en el Sant Jordi del Cabanyal, con los amigos de La Batisfera y Drassana, y firmaré cuatro días en la Fira del Llibre de València que empieza este jueves en Viveros. Me encanta el día de Sant Jordi, que por cierto fue patrón del regne de València, y su proximidad con el de Sant Marc, patrón de Venecia, 25 d’Abril. Los valencianos no olvidamos las consecuencias de aquel funesto episodio histórico de 1707, que algunos querrían borrar de nuestra memoria colectiva. En Sant Jordi reafirmamos nuestro amor al libro. El 25 d’Abril, nuestro compromiso con Valencia, su identidad, su cultura, su lengua, su patrimonio, su historia, su futuro, sin renuncias ni genuflexiones.

Los libros nos guían, porque nos entretienen de una forma soberbia, nos forman, nos hacen pensar y abrir la mente”

Compren un buen libro. Por Sant Jordi o por Sant Marc. O cualquier día de cada mes. Cómprenlo en valenciano, si lo dominan. Para ustedes, para su pareja, para sus hijos o nietos, para sus amigos. Todos perdemos más tiempo del que sería razonable con las redes, pero todos estamos a tiempo de corregir esa anomalía diabólica. Los libros nos guían, porque nos entretienen de una forma soberbia, nos forman, nos hacen pensar y abrir la mente. Estamos a tiempo siempre de reconciliarnos con este invento de hace cinco siglos (sin contar pergaminos y manuscritos) que es uno de los grandes logros de la Humanidad, un bastión de la Cultura en mayúsculas que, en la mayoría de los casos (siempre hay excepciones vomitivas, y farsantes, ya saben), nos hace mejores personas.

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