La Europa ‘inevitable’ de V. Ventura
Estos días, el 26 de abril, habría cumplido años el periodista y promotor de numerosas iniciativas políticas y culturales Vicent Ventura (1924-1998), lo que marca el final de la conmemoración del centenario de su nacimiento. Un proyecto ciudadano, desarrollado en el último año, al que se han sumado diversas universidades públicas valencianas y la Acadèmia Valenciana de la Llengua, en el que se han llevado a cabo una serie de actividades en forma de charlas, mesas redondas y libros dedicados a revisar y profundizar en su figura y su obra.
La conmemoración coincide con el momento en que Trump y sus palmeros han decidido trastocar el comercio mundial aprendo el botón nuclear de los aranceles y provocando un tsunami cuyos efectos también han alcanzado a una Europa que ya lleva tiempo descolocada; entre otros motivos, por la crisis de la inmigración, el avance de la derecha radical populista, la invasión rusa en Ucrania y el ReArm Europe. De manera que, ahora más que nunca, la encrucijada en la que se encuentra resulta especialmente compleja.
Logo del 'Any Ventura', obra de Daniel Nebot
Vicent Ventura fue un europeísta convencido. Probablemente, uno de los primeros periodistas valencianos que habló de Europa y de su importancia para los intereses españoles; económicos, primero, y políticos, después, cuando se pudo. Como periodista a contracorriente siguió detalladamente el proceso de construcción de Europa tras la firma del Tratado de Roma en 1957, lo que daría pie a la unión económica y política de Europa, cosa que él reflejó en sus artículos, incidiendo siempre en la importancia que tenía para nuestra agricultura y nuestro desarrollo económico. Una gran parte de los más de 450 artículos que publicó en Guayana Guardian entre 1967 y 1981, los dedicó a estas cuestiones. “La industria valenciana no se ocupa, por ahora, de la Comunidad Económica Europea”, tituló el primero de aquellos textos. “Autonomías y CEE”, reza el titular de uno de los últimos. La construcción de una Europa unida también centró muchas de las colaboraciones que publicó en los vespertinos Tele/eXpres, de Barcelona, Informaciones, de Madrid, y en el semanario de información económica agraria Valencia Fruits, donde firmaba la sección ‘Momento de Europa’, ‘quizás la única ventana europeísta abierta en Valencia al fenómeno comunitario que acontecía allende los Pirineos’, como tiene escrito su amigo J.J. Pérez Benlloch. “Europa és irreversible”, había escrito Ventura en Serra d’Or en abril de 1972.
En este europeísmo visceral influyó probablemente su exilio forzoso en París a raíz de su participación, en junio de 1962, en el IV Congreso del Movimient Europeo, un encuentro de opositores al franquismo, tanto del interior como del exilio, que la dictadura quiso ridiculizar bautizándolo como el ‘Contubernio’ de Múnich, el lugar de la reunión. Ventura fue, junto con el sociólogo José Vidal Beneyto y el abogado democristiano Ignacio Duato Gómez-Novella, uno de los tres valencianos que participó en aquel encuentro, desde el interior. Tras su vuelta a Valencia, después un tiempo confinado en Dénia, viajaría en numerosas ocasiones a Bruselas siguiendo el proceso de incorporación de España a la CEE y de construcción europea; sobre todo, sus repercusiones en la agricultura y la industria valencianas. Y en 1989 fue candidato victorioso por Unitat del Poble Valencià al Parlamento Europeo, aunque no llegó a ocupar el escaño por la negativa del candidato primero, J.M. Bandrés, a hacer el relevo a media legislatura, como estaba acordado.
Vicent Ventura fue un europeísta convencido. Probablemente, uno de los primeros periodistas valencianos que habló de Europa y de su importancia para los intereses españoles”
Las reflexiones escritas sobre el momento crucial por el que atraviesa Europa son incesantes en los últimos tiempos. Una de ellas, la firma el analista y exeurodiputado Sami Naïr quien ha publicado recientemente el libro Europa encadenada. El neoliberalismo contra la Unión, cuya tesis es que la UE no tiene brújula por haber expulsado a la ciudadanía de la toma de decisiones fiándolo todo al libre mercado. A su juicio, ahora han aflorado las contradicciones de los últimos veinte años, en que Europa se ha visto sometida a las arbitrariedades de Norteamérica, Rusia y China. En esta coyuntura, hace falta volver al puerto y rearmarse para poner la proa a una identidad política común que trascienda a la tecnocracia de la economía. Es el tiempo del ‘eurorealismo’, según sus propias palabras.
Europa fue para Ventura “un destino inevitable”, como tituló un artículo publicado en este mismo periódico el 20 de enero de 1972. También resulta inevitable, e inaplazable, para todos nosotros decidir ahora qué Europa queremos. A tenor de su trayectoria, Ventura no hubiese dudado. En Italia, los ciudadanos han salido a las plazas.