Fallece el Papa Francisco, y rememoro la primera acción civil pública perpetrada por esa Joventut Valencianista de los primeros noventa del siglo pasado... “De Castella ni bisbes” proclamamos a la Catedral, con pasquines y todo. Recién llegado monseñor Agustín García-Gasco, paralizó la normalización del uso del valenciano en nuestra Iglesia, mandando al rincón de pensar la aprobación de los textos litúrgicos oficiales en la lengua propia de la Comunitat Valenciana. Y así continuamos… con un arzobispo como Enrique Benavent que al menos promociona la edición de un manual como el “Evangeli per a cada día” que nos reconcilia con una iglesia valentina demasiado foránea y reacia. Nada que ver con el sumo pontífice que nos abandona a nuestra suerte…
En una semana como la del 25 d’Abril, día de las libertades nacionales de nuestro Pueblo Valenciano, oficialmente día de las Corts Valencianes, rememorando la derrota de Almansa y la desfeta de nuestro Reino e identidad en 1707 cayendo en las fauces de una monarquía borbónica que nos desposeyó de nuestra alma como valencianos. Borren escudos, quiten enseñas, nada existe más que esa España miope, pobre y mezquina. Desde hace más de tres siglos… y así seguimos y estamos.

La presidenta de Les Corts Valencianas, Llanos Massó, durante un debate de política general en Les Corts Valencianas
Y sorprendentemente aguantamos. Lo pienso y no me lo creo. Con todo en contra, sin política propia ni políticos adecuados. Con un ensañamiento desde Madrid que dura décadas, ya que nos tienen como vasallos y no conciben ninguna conciencia propia. Con una incapacidad civil nuestra que nos postramos y nos entregamos, sin opción alguna en valorar lo propio ni ponernos en nuestro sitio. Es más fácil bajarnos los pantalones y postular el creciente ninguneo a lo que somos y lo que hemos sido. Ya ni hablar de lo que podíamos aspirar… Las aspiraciones como valencianos de los propios aborígenes ni existen e incluso molestan… mal vamos!
Y para más inri, ahora nos toca lidiar con una fuerzas políticas, legítimamente constituidas y pertrechadas, que están por la labor de borrar del mapa cualquier atisbo de identidad, diferencia, pluralidad y orgullo. Aquí todos a una como Fuenteovejuna, que molesta no ser castellanos viejos facilones y carcomidos. Naftalina básica y mortal. Una entente cordial PPVOX que cabalga por nuestra ribera mediterránea y campa a sus anchas, sin llegar a entender por mis entendederas el porqué de su misión inquisitorial que nos arrebata nuestra valencianidad, débil y limitada. Supongo que por rematarnos… será eso.
Aquí todos a una como Fuenteovejuna, que molesta no ser castellanos viejos facilones y carcomidos. Naftalina básica y mortal”
El 17 de julio, dentro de nada, se cumplirán dos años del peor gobierno de la Generalitat Valenciana, comandado por el alicantonismo pepero que piensa todo derruirlo, esa frágil construcción autonómica valenciana mal parida y en ascuas desde el primero de julio de 1982, bien parapetado por el batallón voxero que jamás se ha visto en mejor momento, dinamitar nuestras instituciones desde dentro. Con el patrocinio del gobierno de Mazón, contamina nuestra política propia, condiciona nuestros presupuestos de futuro y mata nuestra identidad como valencianos.
Esa ocurrencia de eliminar la conmemoración del 25 d’Abril, eso de vaciar nuestra institucionalidad y ahogar nuestras Corts Valencianes, pues se les da muy bien y parece que no tenemos ni voluntad ni capacidad de contraponernos. Mal síntoma para esta sociedad valenciana amordazada y amortizada. Más bien amortajada. En breve no nos dejaran constituir mancomunidades comarcales como bien explicita su última reforma legal. Se ven en la cima y van a aprovechar su momento, para acabar con cualquier atisbo de valencianidad. Seamos conscientes y no nos quejemos en breve, cuando ya nada quede. Política de tierra quemada antivalenciana, en eso estamos y a eso nos enfrentamos.
Se ven en la cima y van a aprovechar su momento, para acabar con cualquier atisbo de valencianidad. Seamos conscientes y no nos quejemos en breve, cuando ya nada quede”
La relación del PPCV con el valenciano no pasa por sus mejores momentos. Está en crisis sentimental permanente. Torpe y cortoplacista, diría un consejero matrimonial. Los dirigentes populares valencianos deberían tener diagnosticada una terapia crónica y constante dedicada a nuestra lengua propia, su uso público y su promoción social. Urgente y necesaria, piensa el que suscribe.
Nuestra sociedad está harta de polémicas estériles y tópicos interesados al respecto de su identidad y de su lengua, valencianas las dos. El PP valenciano supo en su momento configurar un discurso de defensa acérrima de los intereses valencianos y de apuesta por nuestra cultura y nuestras tradiciones. Supo erigirse como referencia de reivindicación del autogobierno y de apuesta por la identidad propia. Pero la lealtad mal entendida a estructuras orgánicas centrales y la debilidad en desarrollar un relato coherente en temas tan cruciales en nuestra tierra como la lengua y la cultura, han hecho mella en la imagen de los populares patrios.
Nuestra sociedad está harta de polémicas estériles y tópicos interesados al respecto de su identidad y de su lengua, valencianas las dos”
Al Partido Popular de la Comunitat Valenciana no le tendría que dar miedo la cuestión de la lengua. Eso sí, debería hacer un propósito de enmienda y un acto de contrición por cada vez que de manera criminal ha querido sacar rédito de nuestro preciado bien lingüístico, reincidiendo en la utilización polémica de este sensible tema. Esa prevención prudente o decidida cruzada, según se mire y quién la comande, podría tener sentido hace décadas... pero hoy en día, con los cambios cualitativos que han tenido lugar en nuestra sociedad, asumiendo la riqueza y la personalidad del valenciano y la asunción de una vía lingüística autónoma, esa opción está fuera de lugar. Amén.