La Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), creada hace 24 años a iniciativa de Eduardo Zaplana para pacificar la batalla lingüística y elevada al rango de institución estatutaria por Francisco Camps (ambos presidentes del PP), se enfrenta en estos momentos a su crisis institucional más grave. Ni los conflictos por la definición del valenciano ni la mismísima irrupción del conseller Font de Mora para evitar un dictamen al respecto de la denominación de la lengua han puesto a la entidad normativa del valenciano en una coyuntura tan complicada como la actual.
La ofensiva de Vox en el trámite de aprobación de los presupuestos avalada por el PP amenaza con dejar a la Acadèmia cortocircuitada. No habrá dinero para actividades ni convenios y es que no habrá financiación suficiente ni para pagar a los cerca de 30 funcionarios e interinos -entre lingüistas, técnicos y personal administrativo- que trabajan en la institución si al recorte del presupuesto proyectado por el gobierno valenciano se le suman las enmiendas propuestas esta semana por la derecha extrema.
Fuentes de la AVL evitan hacer declaraciones pese a la gravedad de la situación, confiando todavía en que en el debate parlamentario se puedan suavizar las amenazas. Sin embargo, según ha podido saber La Vanguardia, de ejecutarse estos recortes, la Acadèmia quedará paralizada y sin capacidad de maniobra.
El proyecto de presupuestos del PP ya preveía una bajada de 600.000 euros del capítulo 1 (gastos de personal). Al conocerse este aspecto, el pleno de la AVL, en una declaración institucional, denunció que se dejaba “sin dotación presupuestaria suficiente a la plantilla de la Acadèmia Valenciana de la Llengua”. En ese mismo documento, se recordaba que no podía haber puestos de trabajo sin dotación económica. Al margen de los académicos que reciben dietas por su asistencia a los plenos, el grueso del capítulo 1 va a parar a funcionarios de la Generalitat que trabajan diariamente en la AVL. Si preocupante era el recorte de 600.000 euros aprobado por el Consell, ahora Vox añade otro de 400.000 que dejaría a la institución académica sin 1 de los 2,7 millones que hasta ahora necesitaba para su personal. Una situación inviable que imposibilita cuadrar las cuentas.
Capítulo 1
En la Acadèmia trabajan cerca de 30 funcionarios de la Generalitat entre lingüistas, técnicos y personal administrativo
Sin embargo, este no es el único problema. A los recortes del PP, el grupo parlamentario de Vox pretende añadir toda una serie de rebajas presupuestarias que aislarían por completo a la AVL de la sociedad e impedirían la realización de convenios con ayuntamientos o medios de comunicación para la promoción del valenciano. También se pide quitar dinero destinado a la promoción de libros, de la música o del teatro no profesional en valenciano; también al fomento de la lectura así como dejar de financiar actividades culturales o apoyar a fundaciones como la Carles Salvador (entidad que ya fue duramente castigada en el presupuesto de 2024 cuando Vox dirigía la cartera de Cultura).
De hecho, fuentes del ente estatuario admiten (sin querer entrar en valoraciones políticas) que si se cumple la ofensiva no se podrán realizar iniciativas como los Premios Carme Miquel o el Programa Acosta't que permitía acercar cada año a 3.000 escolares al monasterio de Sant Miquel dels Reis, sede de la Acadèmia. Actividades que permitían el contacto con la sociedad. De hecho, entre las enmiendas de Vox también hay algunas dirigidas recortar el dinero dedicado a las publicaciones de la institución e incluso a cuestiones relacionadas con la tecnología, claves para acercar la labor de la institución a los más jóvenes a través de aplicaciones.
Trámite presupuestario
Actividades, fomento de la lectura y el libro, promoción de la música y el teatro, convenios con ayuntamientos... las enmiendas de Vox lo impiden
Un verdadero problema pues estamos casi a mediados de año, algunas de las ayudas ya se han convocado y ahora no habrá dinero para pagarlas.
La intención de Vox (con el beneplácito del PP) es dejar a la Acadèmia con una mínima estructura y constreñir sus funciones a la competencia meramente normativa. Gracias a Francisco Camps, la institución no se puede eliminar sin cambiar el Estatut, para lo que se necesita una mayoría reforzada. En este contexto, la idea es reducir su actividad y capacidad de influencia. Esta semana, el portavoz del grupo popular, Juanfran Pérez Llorca, ya dejaba entrever esta estrategia conjunta de PP y Vox al argumentar su apoyo a las enmiendas de los ultras con el argumento de que la AVL usa el dinero “para prestar una actividad que no le corresponde”.
Objetivos
La hoja de ruta pasa por dejar a la AVL con una mínima estructura, cortar sus lazos con la sociedad y que se centre solo en la actividad normativa
Aunque el golpe a la Acadèmia es el más contundente y simbólico a nivel lingüístico y cultural, Vox también carga contra otras entidades en sus enmiendas. Ya lo hizo cuando el extorero Vicente Barrera ocupaba la Conselleria de Cultura con su guerra cultural contra asociaciones que promocionaran a autores como Vicent Andrés Estellés, Salvador o Joan Fuster o simplemente tuvieran en sus siglas la denominación País Valencià.
Así, llueve sobre mojado y ahora se pide eliminar por completo la ayuda pública de 100.000 euros a la Fundació Full, entidad creada en 2013 con el objetivo de promocionar el libro y la lectura. Su presidenta, Alícia Sellés, no sale de su asombro pues no entiende este recorte después de que el año pasado -en el presupuesto de 2024 cuando Vox ostentaba la cartera de Cultura- la financiación ya pasó de 240.000 a 100.000 euros. Un recorte del 60% que obligó a Full a reestructurarse, a quitar personal y a modificar proyectos -algo a lo que ahora se enfrenta la AVL. En este contexto, Sellés confía en que en el trámite parlamentario se pueda salvar esa línea nominativa que aún quedaba viva y que supone más del 20% de todo el presupuesto de esta entidad.
Y es que la política del Consell en materia promoción de la lengua y la cultura propias está generando muchas víctimas. Lo explica Sandra Caspir, subdirectora del grupo editorial Bromera, que recalca que ya el año pasado se eliminaron unas ayudas a la promoción del valenciano en empresas por las cuales la histórica editorial valenciana recibía cerca de 30.000 euros. “Sin embargo, lo que más no está afectando son los recortes en la difusión y promoción del libro en valenciano”, apunta.
Señala Caspir que en los 40 años de negocio (Bromera se fundó en 1985) “nunca se ha vivido una situación de tanta confrontación”. Recuerda que ellos han convivido con respeto y cierta normalidad con años de gobiernos absolutos del PP y que incluso siempre han colaborado -tanto a nivel autonómico como municipal-, por ejemplo, en la celebración de los prestigiosos Premis Literaris Ciutat d'Alzira. De hecho, Caspir recalca la voluntad del actual director general de Cultura, Miquel Nadal, de continuar patrocinando el Premi Carme Miquel de narrativa juvenil de este certamen. Sin embargo, este gesto no amaga que, según Caspir, la llegada de Vox haya creado “un clima confrontación contra el valenciano y aquellas empresas e instituciones que promueven la lengua propia de la Comunidad Valenciana”. “Se ha reavivado una batalla que ya no existía”, apunta la representante de Bromera que pone como ejemplo la consulta lingüística en los centros educativos.
Nunca se ha vivido una situación de tanta confrontación
En la misma línea se pronuncia Alexandra Usó, presidenta de Escola Valenciana, que considera que “los recortes a la AVL suponen un nuevo ataque a la lengua, en este caso hacia nuestro máximo referente lingüístico”. Para esta entidad que trabaja por la normalización de la llengua, la Acadèmia es “imprescindible para el estudio, normalización y el uso del valenciano”. Usó critica que el Consell de Carlos Mazón “está utilizando el dinero público para atacar las entidades y los colectivos que mantienen la red popular y cultural del País Valenciano”.
Decenas de personas durante una manifestación para denunciar la persecución y censura hacia la cultura valenciana,
En este sentido, explica que ellos han tenido que despachar personal imprescindible para su estructura territorial y acción comarcal, además de abandonar proyectos por falta de recursos económicos. Aun así, apunta, han conseguido “donaciones” de su base de activistas por la lengua y “con el apoyo otras instituciones y entidades” han logrado hacer sostenible su labor diaria y sus campañas más conocidas como las Trobades o el Voluntariat pel Valencià. El problema para la AVL es que, como entidad pública, no puede recibir financiación privada y su dependencia de lo público le augura un tiempo complicado si PP y Vox mantienen su ofensiva.


