La batalla de un grupo de familiares de fusilados en la Guerra Civil para poder exhumar los cuerpos de sus seres queridos con el Ayuntamiento de Benaguasil continúa. El problema es que se les acaba el tiempo y el proyecto aún no tiene los permisos municipales necesarios para empezar unos trabajos que, si no comienzan antes del próximo 30 de junio, perderán su principal vía de financiación: una subvención de más de 84.000 euros concedida por la Diputación de Valencia.
La institución provincial, gobernada por PP y Ens Uneix pero con una marcada política en favor de la memoria histórica, ya concedió una prórroga al proyecto en el 9 de diciembre del año pasado después de que los afectados no lograran el permiso de ocupación temporal en el cementerio de Benaguasil para proceder a las excavaciones según el proyecto elaborado por ArqueoAntro.
Los familiares han presentado un escrito la Fiscalía de Valencia en el que cargan contra el alcalde
Sin embargo, el tira y afloja con el consistorio, del PP, no se resuelve. Los familiares acusan al alcalde, Joaquín Segarra (PP), de dilatar el proceso para que se pierda la subvención y este, en declaraciones a La Vanguardia, alega que los retrasos se han producido por cuestiones técnicas y porque los solicitantes no han aportado la documentación reclamada por el arquitecto municipal: “No se ha denegado nada”, insiste el primer edil.
Pese a ello, la asociación de familiares que preside Joan Castelló, otro de familiares de las víctimas, ha presentado un escrito a la Fiscalía Provincial de Valencia en el que denuncia que el Consistorio está dilatando la concesión de la licencia. Un escrito en el que también recuerda la negativa del consistorio de autorizar la colocación de un monolito con los nombres de los fusilados.

Una pancarta que se puso durante un homenaje a los 12 fusilados con sus nombres y la edad que tenían.
Amparo explica que su abuelo fue fusilado el 29 de abril de 1939, pocos días después de que los nacionales se hicieran con la localidad Cuenta que su abuela acababa de tener un hijo (su tío) y que aunque intentó acudir a la cárcel a presentárselo no le dejaron ver a su marido; poco después sería ajusticiado y enterrado en el campo santo de esta localidad del Camp de Túria. Cuenta Amparo que fueron años muy complicados para su abuela -“padeció mucho”- que se quedó viuda con dos niños pequeños (el padre de Amparo y su tío que entonces acababa de nacer) y que vio como al año siguiente su hermano era también fusilado en Paterna. “Mi padre (hijo del fusilado) vivió sin su padre y lo único que quiero es que pueda ir a llevarle flores como a cualquier otra persona enterrada en el cementerio”.
En este sentido, el objetivo de la exhumación en Benaguasil, explican los arqueólogos encargados del proyecto, es localizar los restos de las víctimas y hacerles las pruebas de ADN para poder entregárselos a los familiares que los reclaman. Miguel Mezquida, arqueólogo director de la asociación científica ArqueoAntro, explica a este periódico que durante la Guerra Civil en pequeñas localidades de la comarca como Bugarra, Pedralba o la propia Benaguasil se hicieron experimentos de colectivización de tierras y se dio cobijos a vecinos de otras zonas de España que huían de la guerra. Hay quien incluso llegó a llamar a Benaguasil la pequeña Rusia. Sea como fuere, lo cierto, señala Mezquida, es que en estos pueblos la represión fue muy dura. Ahora, cuenta, el proyecto trata de recuperar los huesos de los fusilados ese 29 de abril de 1939 y lo hacen a contrarreloj pues, como señala, la prórroga se acaba y los permisos no llegan.
El primer edil señala que en los años 80 se reformó el cementerio y que no está claro dónde están los restos
El alcalde de Benaguasil reitera que no se ha denegado la licencia e indica que los afectados no han aportado toda la documentación requerida. Niega que detrás de esta polémica haya un interés político y asegura que ni siquiera los familiares han justificado el proyecto. El primer edil señala que no está claro dónde podrían estar enterrados los restos de los 12 fusilados y asegura que, si tuvieran constancia de su localización, él sería el primer interesado. En este sentido, apunta que, en los años 80, hubo una reforma del cementerio y que precisamente se trabajó en la zona que marcan los familiares por lo que el alcalde tiene muchas dudas de que puedan estar ahí.
De hecho, durante todo el proceso de negociación, en febrero de este año, el consistorio pidió a la asociación de familiares que recogiera testimonios de transmisión oral de la ubicación de la fosa. Se presentaron 24, contestan los afectados que señalan que la ubicación puede variar unos metros pero que para ello es necesario que el Ayuntamiento permita los trabajos antes de que se diluya la ayuda de la Diputación.