En todas las conversaciones que se producen en diferentes ámbitos sobre el futuro del PP valenciano, y ahora es tema recurrente, surge siempre la misma pregunta: ¿Qué quiere hacer la alcaldesa de València, María José Catalá? Pregunta condicionada por la hipótesis, también recurrente, de que ella pudiera ser la sustituta de Carlos Mazón en el caso de que se estableciera un proceso de transición y/o que Génova pudiera ubicarla como candidata a la presidencia de la Generalitat Valenciana en las elecciones de 2027. A decir verdad, la alcaldesa de València rehúye, e incluso niega, cualquier voluntad de alimentar esta hipótesis en público, pero no es menos cierto que tanto en la dirección nacional del PP, como en sectores del partido en València, su nombre está siempre sobre la mesa como solución posible e incluso probable.

La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, asiste a la inauguración de la exposición de trabajos manuales realizados en los Centros Municipales de Actividades para Personas Mayores.
Nadie niega que el PP tiene en María José Catalá una figura política con muchas fortalezas, como el hecho de que salió indemne de la gestión de la dana o el hecho de capitanear la tercera ciudad de España; pero también debilidades como su tormentosa relación con los concejales díscolos de Vox en la corporación, que ya le han hecho perder alguna votación. En el primer caso, la alcaldesa convocó el Cecopal (el Cecopi de la ciudad) a las 10 de la mañana del pasado 29 de octubre, integrando a los representantes de la oposición. Por lo que fue mucho más ágil en dar una respuesta de Emergencias a nivel local que la Generalitat Valenciana a nivel provincial: el Consell de Carlos Mazón convocó a su órgano de Emergencias a las 17 horas de la tarde, lo que, a juicio de la oposición, determinó la lentitud en alertar a la población, criterio que comparte la jueza instructora de la dana.
A Catalá, que fue alcaldesa de Torrent y consellera de Educación y Cultura, se le atribuye ambición y olfato político, pero no son pocos en su partido que valoran como una apuesta arriesgada su perfil dado que su poder orgánico no es amplio en la provincia, ni en la estructura regional; que debería consensuarse su nombre con Vox, formación con la que habría que pactar cualquier solución alternativa a Mazón, y que, según me cuenta un amigo que bien la conoce, ella no observa con entusiasmo la idea de dar el salto a la Generalitat en este contexto político valenciano tan convulso. Pero tratándose del PP, un partido donde la jerarquía impone su criterio, otra pregunta recurrente suele esbozarse: ¿Si Feijóo le pidiese encabezar la candidatura a la Generalitat se podría negar?
Nadie niega que el PP tiene en María José Catalá una figura política con muchas fortalezas, como el hecho de que salió indemne de la gestión de la dana o el hecho de capitanear la tercera ciudad de España”
En la política valenciana, condicionada por los trágicos efectos de la dana, todo parece, en estos momentos, posible; y no son pocos los movimientos que dentro del PP valenciano se están produciendo ante la debilidad que sufre el liderazgo de Carlos Mazón. Por eso Francisco Camps, que tiene una mala relación con Catalá, ha salido a agitar al PP sin cargo público en la administración valenciana, y por eso el presidente de la Diputación de València, Vicent Mompó, convoca actos para mostrar unión y fortaleza con “cargos públicos”. Se están tomando posiciones. Incluso se elaboran relatos alternativos como la opción del secretario general del PP valenciano y síndic en les Corts Valencianes, Juanfran Pérez Llorca, como solución de consenso - Mazón/Feijóo - si se iniciara un proceso de transición, lo que no significa que fuera él quien Génova quisiera para liderar al PP en 2027.
Pero se hable de quien se hable, el nombre de la alcaldesa siempre emerge en las conversaciones porque, al fin, gusta a Génova, con análisis de sus posibilidades como posible candidata. Suele recordarse su estrecha complicidad con Esteban González Pons, político valenciano y buen escritor (presenta nueva novela) que se suele mover mucho en el entorno de Alberto Núñez Feijóo cuando de plantear escenarios posibles en València se trata. Aspecto que incomoda, y no poco, al actual equipo de presidencia de la Generalitat Valenciana. De momento, ella, no da opciones a la sospecha ni define intereses de futuro, más allá de decir, como hizo el pasado lunes en À Punt, que “sólo quiero ser alcaldesa de València, es mi destino político”. ¿Podría decir ahora otra cosa?