Aún teniendo 4 equipos en Primera. Pues eso, que este viernes por fin asistiremos a la tan cacareada Conferencia de Presidentes, renombrado órgano que ejemplifica nuestra realidad territorial como Estado, federal y compuesto, y que como todo aquello que suena a pluralidad y autogobierno desde los diferentes carriles del Paseo de la Castellana, sea el derecho o el izquierdo, pues concita poco entusiasmo y reconocimiento. Más bien supone todo un inconveniente que ojalá pudiera extirparse, para algunos…

Imagen de archivo de una Conferencia de Presidentes
Que si el vilipendiando gobierno central sólo quería tratar cuestiones de vivienda y formación profesional, que si los musculados barones populares querían abrir muchos más melones, entre ellos la financiación autonómica y tal. Mientras que por nuestras latitudes nos entreteníamos con las estentóreas propuestas de la derecha trumpista para borrar del mapa ese lío del sistema de financiación, y de paso nos cargamos el Estado Autonómico… España una y no cincuenta y una.
Sin entrar por agotamiento en las vicisitudes que ambos partidos mayoritarios se tiran a la cabeza para no afrontar la Caja de Pandora de solventar, décadas después, el sangrante, injusto y negligente sistema de financiación de las periferias autónomas y coloniales. Que si los populares se niegan a condonaciones de deuda, que si los socialistas se niegan a fondos de nivelación… que decepción cuando se truncó el consenso de la Plataforma pel Finançament Just de la Comunitat Valenciana, como bien me recordaba estos días un auténtico palleter como el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) Salvador Navarro.
Como bien nos explica hasta la extenuación el profesor Rafael Beneyto, experto en la Comisión por la Financiación Autonómica en Corts Valencianes (aún sorprendido que los voxeros no hayan decretado su supresión), nuestra tierra ha recibido desde el inicio de la descentralización política en la transición una financiación inferior a la media de las CCAA. Pero la financiación autonómica no es el único instrumento de la relación financiera entre el Estado y los territorios. La inversión pública anual del Estado y el Fondo de Compensación Interterritorial (FCI) son parte esencial del sistema.
Dicho Fondo de Compensación es un escudo público que se utiliza para corregir desequilibrios económicos entre las diferentes autonomías y garantizar el principio de solidaridad. Los recursos del FCI se distribuyen a las CCAA para financiar inversiones que promuevan el desarrollo de las regiones menos favorecidas. Su eficacia está condicionada por la reducida dotación presupuestaría, aproximadamente 432 millones de euros anuales. En este fondo participan solo las CCAA con una renta per cápita inferior a la media española. Todas excepto las forales, Aragón, Balears, Catalunya, La Rioja y Madrid.
Pues a lo nuestro, el Estatut d’Autonomía en el artículo 52 contempla que la Generalitat Valenciana participará en las decisiones sobre la inversión del Estado, que será equivalente al peso de la población sobre el conjunto del Estado, por un periodo de siete años. Con cuyo objeto, se constituirá una comisión integrada por la administración estatal, autonómica y local. Que ni está ni se le espera, parece ser… otro elemento más de nuestro autogobierno recortado.
Ya hace tiempo el benemérito Institut Valencià d’Investigacions Econòmiques (IVIE), nuestro faro que nos guía en este lacerante asunto, calcula la distribución territorial de la inversión pública ejecutada por territorio. Así la inversión liquidada en la Comunitat Valenciana desde 2015 a 2023 solo ha supuesto el 62% de la presupuestada. Esta inversión pública estatal suma 1.051 euros por cabeza, situándonos en el lugar 13º de las quince CCAA de régimen común, y lejos de la media que es de 1.658 euros por habitante. Y como pasa también en la liquidación del sistema de financiación autonómica, la diferencia entre la comunidad mejor tratada y la peor es tan tremenda como de un 30%. Insostenible.
Ni en términos de equidad (distribución de la inversión atendiendo el peso de la población de cada territorio) ni en términos de eficiencia (atendiendo al peso del PIB de cada comunidad) llegamos a la media de las CCAA”
El profesor Beneyto, que también fue director general de Tributos de la GV, considera como señala nuestro Estatut que en los últimos siete años aplicando el porcentaje que representa la población valenciana sobre el total de la inversión pública, el déficit de inversión llega a la extenuante cifra de 2.438 millones de euros. Y si hacemos la comparación en términos de porcentaje sobre el PIB, la inversión del Estado en la CV llega al 3,81%, cuando nuestro peso relativo sobre el conjunto del Estado es del 9,31%. Seguimos muy en el furgón de cola ostentando ese 13º y muy por debajo de esa media estatal situada en el 5,23%. Más claro, agua. Y muy sucia.
Pero por supuesto, seguid los partidos valencianos manoseando y manipulando esta frustrante situación económica de menosprecio y desigualdad para con los 5 millones de ciudadanos de esta tierra nuestra. Ni en términos de equidad (distribución de la inversión atendiendo el peso de la población de cada territorio) ni en términos de eficiencia (atendiendo al peso del PIB de cada comunidad) llegamos a la media de las CCAA. El Estado nos empobrece a marchas forzadas, consiguiendo que nuestra la renta por habitante haya pasado del 95% de la media española en el año 2002 al 87% en la actualidad. Un funesto cuarto de siglo después.