Pues ante tanta espuma de mordidas, tiburones, demacrados y aforados, algunos nos resguardamos en lo nuestro, en lo de siempre. Como decía aquel, no es lo urgente, es lo importante. Y después de platicar por estas lides de la funesta financiación autonómica para los cinco millones de ciudadanos de la Comunitat Valenciana, hoy nos explayaremos en eso de la configuración territorial del Estado, nuestra querida dominatrix que nos constriñe a espuertas. Sí, esa España tuya, esa España vuestra. Y para más adelante acometeremos nuestra Via Augusta particular, ese Corredor Mediterráneo inexcusable que igual nos rescata hacia una Europa necesaria.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez , al inicio de la XXVIII Conferencia de Presidentes que se celebró en Barcelona
Pues hace unas jornadas se convocó a bombo y platillo la 28 Conferencia de Presidentes en el imponente Palau de Pedralbes. Ah, pido disculpas a la señora Ayuso por atreverme a escribir “Palau”, que según sus directrices y cilicios sólo podemos saludar y despedirnos en vernáculo… ejemplo vivo del buen folklorismo bien entendido y mejor aplicado que difunde la colorista riqueza regional en bailes y expresiones de esta bendita piel de toro. Sólo lo castizo vale la pena, la verdad.
Pues pinganillos fuera, espantadas varias y nulo respeto democrático e institucional. Casi mentaría la presunta inconstitucionalidad de la actitud de la gobernadora de Madrid DF. Porque su diatriba va contra alrededor del casi 40% de la población residente en este barrio nuestro peninsular. Afea y denigra al Lehendakari Padrales, al President Illa… incluso a Marga Prohens o Alfonso Rueda. De nuestro President, ni está ni se le espera.
Ya acuñó Jordi Pujol el término conceptual que ha llegado a convertirse en “leitmotiv” de la ciencia política ibérica: el encaje en España. Y en su momento lo deslizó de manera muy mediática Felipe González con otro novísimo concepto: tenemos que interpretar el espacio público compartido, referido al Estado Español, claro. Incluso recientemente con el gurú Iván Redondo y su inspiradora teoría de la España como reencuentro total.
Pues de todo ello debemos conversar, una vez más. Del peso de los valencianos en el Estado, de la presencia de la Comunitat Valenciana en el país. De nuestro encaje en esta España que ha de ser nuestra, de todos. Y de lo noqueados que “in saecula saeculorum” estamos y se nos percibe a los de esta tierra valenciana. Recuerdo siempre al brillante Jesús Civera con su sentencia: éramos y somos pobres pero de amplias solidaridades y sonrisas. Somos una de las autonomías más solidarias de la ínsula hispánica de Barataria y a la vez la peor financiada, llegando casi al expolio… Pasen y vean.
La Comunitat Valenciana tiene que presentarse ante el resto del Estado como la mayor adalid del autogobierno, como la máxima defensora del estado autonómico hispánico. La no sé por qué intocable Carta Magna de 1978, por cierto no votada por muchos de los responsables políticos actuales, es la base para poder configurar una nueva y definitiva financiación autonómica, y con su necesaria reforma, plantear una nueva configuración de voluntades consensuada e identificada con la actual realidad territorial española. Sin olvidar el nonato Derecho Civil propio, que tanto de lustre le está dando la Associació de Juristes Valencians y que como todo lo nuestro encallado se encuentra… Aquello del ahora no toca ya se ha acabado para los valencianos.
Ahora ya toca… De nuevo el Estado no puede tapar la legítima e histórica reivindicación de nuestra tierra valenciana por el miedo al presunto desafío soberanista”
Ahora ya toca… De nuevo el Estado no puede tapar la legítima e histórica reivindicación de nuestra tierra valenciana por el miedo al presunto desafío soberanista. Por eso debemos dar un paso adelante y volver a lanzar desde la CV discursos que lideren la visión y planteamiento del Estado y su configuración. Empezaremos a recuperar así el peso específico de los valencianos en Las Españas, una cosa tan añorada en los últimos tiempos. Y plantemos la Pica en Flandes: la Constitución es anterior y posibilitadora de unos Estatutos de Autonomía que han acabado por superarla al desenrollarse en toda su magnitud. Por tanto es necesario y admisible adecuar la actual realidad territorial española de 2025 en una norma de 1978, y no al revés de manera torticera… digo yo.
Por mucho que se obstine esa Meseta de chirigota y chulapa en desacreditar todo aquello que viene desde la pérfida periferia, llegando a la descalificación chusca y populista. Eso representa la España caduca e inmovilista, la que vive del dumping y la macrocefalia, la que soportamos entre todos y que no quiere perder sus privilegios. Esa España en blanco y negro, que para mantener su estatus nos desangra al resto del vecindario. Porque desde las riberas del Mare Nostrum devolveremos a nuestro país todos sus colores, desde la justicia, la equidad y las oportunidades para todos. Igual Feijóo estaría a favor de obra…