Las calles de Torrevieja, en la provincia de Alicante, son desde hace años el hogar de una peculiar fauna urbana: gallos, gallinas y pollos que campan a sus anchas, un fenómeno que el Ayuntamiento se ha propuesto solucionar de forma inminente. La concejala de Bienestar Animal, Concha Sala, ha anunciado que, tras un revés en la licitación, se espera que en las próximas semanas una nueva empresa se haga cargo de la recogida y traslado de estas aves.
La peculiar situación se remonta a la liberación de estos animales en zonas cercanas a parques municipales, donde se han ido reproduciendo y formando pequeñas colonias. Aunque la concejala reconoce no tener constancia de ataques a personas o de incidentes de tráfico, el Ayuntamiento busca actuar de manera preventiva para evitar problemas de insalubridad, accidentes y garantizar una convivencia “lo más amable posible”.
El proceso para retirar a los animales ha encontrado un obstáculo inesperado. La empresa que había ganado la adjudicación provisional del servicio ha rechazado el contrato por motivos desconocidos, lo que ha obligado al Ayuntamiento a contactar con la siguiente compañía en la lista. Concha Sala confía en que este trámite se resuelva “en 15 días”, aunque los plazos legales podrían extender el proceso hasta un mes.
Una vez que se firme el contrato, previsiblemente en septiembre, la Concejalía se reunirá con la nueva empresa para planificar la operación. El plan es cuidadoso: se determinará en qué zonas se iniciará la retirada y a dónde serán trasladadas las aves. El destino de estos animales será, según Sala, “santuarios de animales o granjas escuela”, donde “estén bien cuidadas”.
Una de las cifras que ha rodeado esta historia es el número de aves. Se llegó a hablar de hasta 700 gallos, gallinas y pollos en las calles, una cifra que la concejala ha desmentido rotundamente. Según Sala, ese número se incluyó en el pliego de condiciones del contrato “a ojo”, simplemente para evitar que el servicio se quedara “corto”. La realidad es que es imposible saber la cantidad exacta, y el Ayuntamiento pagará a la empresa adjudicataria por cada ave que recoja y justifique, asegurando así un pago justo en función del trabajo realizado.
En definitiva, Torrevieja se prepara para un curioso “realojo” de sus habitantes más ruidosos y emplumados. Una medida preventiva que busca recuperar la normalidad en sus calles y garantizar el bienestar tanto de sus ciudadanos como de estos peculiares animales.