La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) ha lanzado un grito de alarma. Los arrozales de la Comunitat Valenciana, un paisaje milenario y seña de identidad de l’Albufera, se enfrentan a una de sus mayores amenazas en los últimos tiempos: la “alarmante propagación” del hongo de la pyricularia, que está provocando “graves pérdidas” y “amenaza seriamente la rentabilidad de los arroceros”.
La situación, según detalla la organización en un comunicado, es extremadamente grave. Se estima que alrededor del 60% de las parcelas, con diversas variedades, ya están afectadas. Unas condiciones climáticas con humedades relativas de hasta el 90% han creado el caldo de cultivo perfecto para la rápida expansión de esta enfermedad fúngica.
Se estima que alrededor del 60% de las parcelas, con diversas variedades, ya están afectadas
El malestar del sector se centra en lo que consideran una desprotección institucional. Desde la prohibición del Triciclazol, un fungicida altamente efectivo, el Ministerio de Agricultura solo permite de modo excepcional sustancias basadas en estrobirulinas para combatir la plaga. El problema, advierten, es que estas alternativas “amenazan con generar resistencias” y son menos eficaces.
AVA-Asaja contextualiza el problema con una cifra contundente: desde 2001, el número de ingredientes fitosanitarios activos disponibles en España “se ha desplomado de 900 a menos de 470”. Solo desde junio de 2019, 85 sustancias “han sido retiradas sin ofrecer alternativas convencionales que las sustituyan”. Lo más paradójico, denuncian, es que estos productos “se han retirado sin ninguna prueba de que sean nocivas, aunque son utilizadas en todos los países desde los que la Comunitat Valenciana importa arroz”, lo que sitúa a los agricultores locales en una clara desventaja competitiva.
Los agricultores esperan un año desastroso con unas pérdidas nunca conocidas
Los testimonios de los responsables agrícolas pintan un panorama desolador. Miguel Minguet, tesorero de AVA-Asaja y presidente del grupo de trabajo del Arroz del COPA-Cogeca, compara la situación con la del año pasado: “El año pasado fue la variedad Bomba únicamente, este año ya es generalizado, sobre todo, las variedades Albufera y Jsendra están muy afectadas, con algunos campos entre el 80% y el 100% de afección. El resultado de esta cosecha va a ser desastroso con unas pérdidas nunca conocidas”.
José Pascual Fortea, responsable de la sectorial del arroz, corrobora la magnitud del desastre: “Todas las parcelas tienen algo de daño”. Además, lanza una advertencia sobre el futuro inmediato: “Si no tenemos autorizaciones excepcionales con productos con los que podamos combatir la pyricularia, la situación puede ser nefasta ya que las materias que estamos utilizando han creado resistencias”.
Ante esta crisis sin precedentes, AVA-Asaja exige a las administraciones acciones inmediatas. Por un lado, reclaman “un cambio en el sistema de autorización de materias activas” y la aprobación de “permisos excepcionales de fungicidas” que permitan salvar la cosecha y proteger “un cultivo milenario en riesgo de extinguirse”.
Por otro lado, demandan una “mejora significativa” en la línea del seguro del arroz. El sector pide que “se amplíen las coberturas para indemnizar las pérdidas de producción derivadas de la pyricularia y otros riesgos similares”, un aspecto crucial para la supervivencia económica de las explotaciones ante la creciente frecuencia de estas plagas.
La pyricularia no es solo una mala noticia para los agricultores; es una amenaza para la preservación de un ecosistema único y un paisaje cultural que define a toda una región. El tiempo para encontrar una solución se agota tan rápido como avanza el hongo.