Me sirvo del agitprop al uso de esta rentrée post vacacional, aunque por estas lides nuestras mejor nos iría con algo así como cítricos y trincheras, por aquello de la oposición de nuestras organizaciones agrarias patrias a la entrega europea ante Mercosur. Porque de otro tipo de trincheras, las políticas y las partitocráticas, y más en un inicio de curso escolar, vamos sobrados y lo que te rondaré, morena…
Ximo PUig y Bernardo Guzman
Del misticismo que supura La Moncloa, con todos los ministros recolocados como peones de obra en cada comunidad de vecinos suya, pues ya lo vemos y conocemos: salvar al único, al resiliente, al icónico soldado Pedro Ryan. En la orilla contraria, la galleguización a toque de corneta de todo el partido de la oposición alternante es asfixiante y lastimosa (sobre todo para eso nimio del cambio de modelo de financiación autonómica, que durante décadas ha enfrentado el noroeste contra el sureste, tal guerra de secesión). Mención aparte tendría el incendiario Sancho Tellado, fiel escudero de un Quijote Feijóo desdibujado.
Pues qué quieren que les diga, al menda aquello poco que le ha subido la moral y el ingenio ha sido una vez más el tal Rufián (momento para su abucheo, amable lector) con la serpiente veraniega de montaje de una coalición electoral plurinacional y poliamorosa. Al menos de artificio y sentido no le gana nadie. Pasos que vamos dando en esta piel de toro luso-hispánica de normalizar la pluralidad de identidades y culturas. Esa sensibilidad denostada y vacunada en el KM-0 del todo y de la nada. En la M-30 son más de reivindicar la fruta…
Y resguardándonos en nuestro ombligo, pues resulta sintomático como nos señalaba hace poco el visionario Juan Ramón Gil desde su atalaya alicantina (que no alicantona) que el curso político en la Comunitat Valenciana no lo haya abierto el President de la Generalitat Valenciana, sino el de la catalana. Ni que en el PPCV no lo haya iniciado su presidente danado, sino su némesis tal retorno jedi. Y que en el PSPV no lo haya inaugurado su secretaria general, sino su añorado antecesor. A mi me mola cada vez más un jarrón Ximo.
Pues eso, que el venerable President Illa vino a predicar a nuestra autonomía acomplejada: que todos los avances en materia de autogobierno que ha experimentado este país han sido gracias al empuje de dos territorios concretos: Catalunya y Euskadi, cuyas reivindicaciones y logros han beneficiado a todos las demás. Pero claro, por mera contraposición de intereses. Catalanes y vascos han jugado a lo suyo, les viniera mejor o peor al resto. Aunque lo cierto es que si el Estado autonómico y compuesto ha sido exitoso en tanto que ha mejorado la vida de los ciudadanos ha sido porque ese mismo Estado se ha visto obligado a un continuo juego de compensaciones: lo que da en un sitio, siempre tiene que cederlo a todos. A los del eterno vagón de cola al menos nos entra en la entrada el café para todos.
Y a su vez el inspirado President Puig ante atinadas preguntas de mi admirado Bernardo Guzmán introdujo un elemento nuevo en el argumentario político: de la hipoteca reputacional, de la que tanto se habló en el final agónico de los mandatos populares en esta tierra, a la hipoteca moral. Afirmó Puig que padecemos una hipoteca moral que será difícil de levantar con el actual liderazgo a la Generalitat tan socavado. Fin de la cita.
También el Molt Honorable Puig sostuvo que para el PSPV lo más importante debería ser levantar una alternativa de crecimiento y esperanza para la Comunitat Valenciana, porque la extrema derecha jalea de continuo la desesperanza, ya que se alimenta de ella y porque entre los grandes partidos bipartidistas se vive un retroceso en términos de reconocimiento de la pluralidad identitaria y la corresponsabilidad en la gobernanza. La vía federal en vena.
De nuevo el gran desafío del país de los valencianos es que no tiene proyecto de futuro. Discursos desde aquí con la sociedad valenciana como centralidad”
De nuevo el gran desafío del país de los valencianos es que no tiene proyecto de futuro. Discursos desde aquí con la sociedad valenciana como centralidad. Ya que para los de siempre gobernar un país que no te gusta, que no quieres el país que existe, plural nacional y culturalmente, pues es un drama sufrido y tragado por el resto. Y que quieren que les diga, Vox es un partido extremista que te obliga a elegir bando, fruta y trinchera. Igual toca eso del President Pujol: tener el país en la cabeza es el que edifica un país y se lo cree. Amén.