Lluvias y autoprotección

Si tú me has entendido

Cuando aún era becaria tuve una compañera, ya curtida en esta profesión, que se reía de nosotros, valencianos acostumbrados al buen tiempo casi eterno, cuando llovía y entrábamos en ese bucle odioso de llevar paraguas, coger el coche para todo y protestar aún más si cabe. Ella, que venía del norte, decía que, si allí no se acostumbraba uno a ‘hacer vida’ a pesar de las lluvias o las nubes más feas, qué le quedaba. Me acuerdo siempre de ella cuando me ‘atrevo’ a salir a ese recado inaplazable en un día de lluvia, cuando maldigo las calles mojadas, aunque ahora con la perspectiva de la dana de Valencia todo ha cambiado. Hoy calzo mis botas de agua, pero sin barro en los talones.

Ahora tengo, tenemos, respeto. Creo que es la palabra que mejor define esa prudencia autoimpuesta, pero que también nos piden las administraciones, los equipos de Emergencias, la Policía Local, los expertos en meteorología... “Autoprotección” dijo el vicepresidente Gan Pampols el otro día y muchos se ofendieron. No atinó con la comparación al hablar de quien entonces salió corriendo al garaje sin saber, ni por asomo, lo que venía. Mejor hubiese sido no acabar la frase. Con todo, entiendo ahora que autoprotección es sentido común, o eso debió querer decir el general ya retirado. Autoprotección es no cruces con semáforo en rojo; no pase por ahí, señora, que va con andador y yo giro con el coche este cruce, autoprotección es respétate y, ya de paso, respétanos. A todos.

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Vista del barranco del Poyo, en la localidad de Paiporta, este martes 

Kai Forsterling / EFE

Pero mientras nos situamos en este nuevo espacio al que nos obliga la prudencia y, sobre todo, el cambio climático que nos arrolla, seguimos viviendo igual. El permiso climático, que entró en vigor tras la dana, ¿quién se lo coge? ¿conocen ustedes a alguien que lo haya pedido formalmente? Esta periodista ha preguntado a sindicatos y patronal en esta última alerta roja y no hay datos. Me temo que oficialmente pocos se atreverán, por mucho mensaje oficial que recuerde ese derecho legalmente reconocido de ausentarse, con permiso retribuido, hasta cuatro días por riesgo climático. Si cierra tu Universidad, esa que con tanto criterio ya lo hizo en la dana, tú te quedas en casa. Si tu jefe te dice que “la faena si no, no sale”, ahí que vas.

El permiso climático, que entró en vigor tras la dana, ¿quién se lo coge? ¿conocen ustedes a alguien que lo haya pedido formalmente?

Claro que no tenemos todos y todas las mismas oportunidades. Dependen tanto del contexto, del género, de la clase social o del empleo, ¡tanto! Por eso es importante que seamos sensatos, que apliquemos también la empatía y que asumamos, de una vez, que la conciliación es un cuento chino que solo nos permite esquivar las balas. Vivir solo produciendo es un sinvivir. Llorando porque llueve, también. Pensemos en futuro y entendamos que las reglas están cambiando y el tiempo, por desgracia, también.

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