Los expertos y amantes del almuerzo popular valenciano, saben de la enorme variedad de posibilidades que ofrece ese concepto. En el último libro me esforcé por documentarlas todas: cocas, bocadillos, guisos, encurtidos, salazones, caza, gachamigas, embutidos… Recorrí kilómetros de barras de bar y terrazas en Castellón, València y Alicante, pero se me escapó una. No di con ella porque todavía no existía.
 
            Trampantojo de cacaus del collaret, hechos de foie y espuma de licuado de encurtidos
Una vez abierta la caja de Pandora de l’esmorzaret, nadie sabe hasta dónde se estirará el chicle. Soy optimista porque la gastronomía es uno de nuestros tesoros inabarcables, del que viven tropecientas mil familias, y mientras genere oportunidades, bendito sea.
Vamos con el concepto “Almuerzo de autor”: Es una experiencia gastronómica pensada para disfrutar en torno a una mesa a la hora del almuerzo. Hasta aquí nada nuevo. Pero cuando cada pase invita a descubrir el siguiente y se acompaña de un maridaje cuidadosamente elegido, la cosa se complica. Lo denominamos “almuerzo de autor” porque alguien lo ha concebido y no lo hace para perder dinero, sus estudios de mercado avalan la existencia de un público potencial, nacional y extranjero. València siempre ha sido una ciudad para los experimentos, que se lo pregunten a El Corte Inglés o a Mercadona. Desde los años setenta funcionamos como conejillos de indias testeando modas, gustos y tendencias. Si los resultados eran comercialmente positivos, se extrapolaban a otras ciudades incluso más grandes.
Habitamos una urbe turística con un público cada vez más cosmopolita; nativos digitales que han elegido el área metropolitana de València para vivir; jubilados nórdicos que quieren ser nuestros vecinos; Erasmus, alumnos del Berkley; rusos, ucranianos y todas las mafias de los Balcanes y del Adriático… Si es que para esta gente somos una perita en dulce.
Estos ciudadanos tienen pasta y horarios de comidas diferentes al nuestro. A lo mejor les cuadra un brunch que coincide en tiempos con nuestro almuerzo, de nueve a doce. Es la última pieza del puzzle que encaja perfectamente en la nueva era que vive la hostelería. En Valencia se puede comer de lujo a cualquier hora, gracias a grupos empresariales como Gastroadictos, Ricard Camarena, Gastrotrinquet, Hispania o El Gordo y el Flaco, que han sabido diversificar y flexibilizar su oferta.
El invento “almuerzo de autor”, del grupo Gastroadictos, ayuda a visualizar una realidad cambiante, no sólo en la hostelería, también en los mercados municipales. Como estos últimos no se adapten al nuevo vecindario, en breve serán historia.
El invento “almuerzo de autor”, del grupo Gastroadictos, ayuda a visualizar una realidad cambiante, no sólo en la hostelería, también en los mercados municipales”
El 25 de octubre de 2025 en el Bar Cassalla, a las 9:30 se nos convocó para dar testimonio y generar opinión sobre la primera edición del “almuerzo de autor”, dedicado a la tradición y creado por el equipo de I+D de Gastroadictos: Héctor González Álvarez y Felipe Blasco, capitaneados por Néstor Vaccaro.
Gasto: Trampantojo de cacaos del collaret hechos de foie y espuma de licuado de encurtidos. Maridado con un Santiago Ruiz 2024 (D.O. Rias Baixas)
Cuajada de Gamba de Dénia: Flan tibio de mariscos. Acompañado de Aura Parcela Avutarda (D.O. Rueda)
Bocadillo de Jamón: Sopa de bocadillo de jamón y guarnición de pan transparente. En sintonía con un LAN D -12 2021 (DOCa Rioja)
Conejo al Ajillo: Crepinetas de conejo deshuesado bañado con jugo de tomillo - Escoltado por un Marqués de Burgos 8000 2021 (D.O. Ribera del Duero)
Faves amb Embotit: Guiso elegante del plato tradicional - El vino que le hizo los honores, Culmen 2019 (DOCa Rioja)
El postre, Manzanas de Otoño: Variado de texturas y cocciones distintas de manzana - Estuve a punto de cantar un fado con el Sandeman Porto Tawny 20 years old (DOC Porto).
València no s’acaba mai.
