Los presidentes provinciales del PP valenciano, entre estos Vicent Mompó, quisieron en la víspera del día de Todos los Santos encargar las coronas de flores para rendir homenaje a un finado que, a día de hoy, aún sigue vivo, políticamente, en la unidad de cuidados intensivos: Carlos Mazón. Flores blancas y orquídeas de las que mandaron fotos a Génova con un mensaje en una carta cerrada: “eso ya es insostenible” y “no queremos que sea María José Catalá la alternativa, queremos que sea Mompó”, pues es la alcaldesa de València la preferida por Alberto Núñez Feijóo, consciente de que el PP valenciano corre el riesgo de acabar contaminado por la misma enfermedad que ha llevado al president valenciano a un paso del abismo.
Pero no son las prisas en política buenas consejeras, más cuando el muerto sigue vivo y cuando la alternativa planteada, Vicent Mompó, se antoja una hipótesis de futuro, dado que no es diputado autonómico y en la dirección nacional les acongoja la idea de unas elecciones anticipadas que pueden complicar aún más el escenario sometido a la instrucción de la dana y con Vox esperando asumir el papel de actor principal. Aunque en estos momentos, en Valencia las prisas se han convertido en norma, con Génova modulando los tiempos.
            El president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y el presidente de la Diputación de Valencia, Vicent Mompó
Carlos Mazón tomará una decisión en breve, no tiene ya margen para evitarlo. Pero esto no significa que sea la que los tres barones provinciales, en un acto cercano a la rebeldía, han querido poner sobre la mesa en un partido donde la jerarquía obliga, es decir, siempre de arriba hacia abajo; y con un líder, Feijóo, que es de metodologías tranquilas, enemigo de las improvisaciones. Que esto no es una formación asamblearia y menos abierta a que los coroneles rompan el orden de mando, así hacia arriba como hacia abajo, sin escuchar lo que desea la militancia. Parece la decisión de los jefes provinciales una maniobra que si de, por ejemplo, el PSPV se tratara acabaría quemando al nombre propuesto. No sería la primera vez.
Lo evidente no preconfigura el futuro, y lo evidente es que Carlos Mazón no volverá a ser candidato del PP valenciano en las próximas elecciones autonómicas y que se intuye que puede dar un paso atrás en breve, pero sin perder el aforamiento, que es su prioridad. Pero ciertas certezas precisan de una cuidada alquimia para que el ensayo no acabe siendo aquello de que peor es el remedio que la enfermedad. El president medita porque el peso ya es insoportable y supera el ámbito político para entrar de lleno en lo personal. De ahí a prejuzgar que la conjura de los barones provinciales ha dado con la solución de lo que ha de ser el PP valenciano para la próxima década hay un paso largo. Y es bastante más sencillo: Mazón no quiere perder aforamiento y solo un diputado o diputada en les Corts valencianes podría servir de sustituto si se quieren evitar unas elecciones (de ahí que se hable de Juanfran Pérez Llorca como solución “provisional”). Basta ver la composición del Parlament valenciano, de la que es también diputada Catalá, para comprender que la solución puede ser mucho más sencilla.
¿Vicent Mompó puede sustituir ahora a Mazón? Al no ser diputado autonómico, no. Habría que convocar elecciones, un congreso extraordinario y cerrar filas en torno a su persona, y eso lleva su tiempo, y en el PP hay otras opciones”
¿Vicent Mompó puede ser ese hombre? Al no ser diputado autonómico ahora, no. Habría que convocar elecciones, un congreso extraordinario y cerrar filas en torno a su persona. Al menos ha demostrado valentía: está dispuesto a dar el paso y sustituir a Mazón. Como estamos ya en el terreno de la política ficción, esta opción ha acelerado el esperado debate sucesorio, latente desde hace meses por la parsimonia del propio Feijóo. Tal vez porque uno ya lo ha visto casi todo en política, soy de los que creo que si Mazón da un paso atrás el PP no adelantará elecciones y pactará, con Vox, un sustituto hasta 2027 y, ya puestos, adelantará el congreso para elegir al futuro o futura candidata. Porque si en el caso de Mazón hay prisas porque de un paso atrás, en el PP sucede lo contrario: necesita tiempo para madurar bien una alternativa. Le va en ello la Generalitat Valenciana y, en paralelo, el futuro del partido en España. Mientras, no es descartable que las coronas de flores mandadas ayer a Génova se acaben marchitando.