De tanto pronunciar la palabra Ventorro, la oposición valenciana, desgañitada, se ha quedado sin un discurso alternativo. Si Carlos Mazón hubiese prolongado su presidencia unos meses más, incluso agotando su mandato, ese único leitmotiv nos habría acompañado irremisiblemente hasta entonces. Vaya martirio nos hemos ahorrado.
El presidente de la Generalitat valenciana en funciones, Carlos Mazón,
Que Mazón actuó de forma temeraria ya lo ha reconocido hasta él mismo. En su comparecencia de este lunes admitió que no debió irse de comida al ver las imágenes de Utiel a mediodía, una asunción de culpa que choca con la famosa frase que pronunció en sede parlamentaria hace justo un año: «Mantuve mi agenda plenamente consciente de cómo estaba la situación».
Lo terrible para PSPV y Compromís es que ni siquiera una gestión tan negligente de la catástrofe, con 229 víctimas mortales, les ha hecho ser percibidos como una opción más creíble. Ni las circunstancias extremas que concurren en el caso valenciano auguran un vuelco político. Al menos, eso indican las encuestas. Porque sin discurso alternativo no hay alternativa.
Lo terrible para PSPV y Compromís es que ni siquiera una gestión tan negligente de la catástrofe, con 229 víctimas mortales, les ha hecho ser percibidos como una opción más creíble”
Ventorro, Ventorro y más Ventorro. Solo Joan Baldoví, en el debate de política general celebrado el pasado 23 de septiembre, se lanzó a enumerar la batería de propuestas que la coalición Compromís estaba resuelta a implementar si la ciudadanía valenciana devuelve la confianza a las fuerzas progresistas. Fue, al fin, un soplo de aire fresco. El primer atisbo de reconstrucción botánico desde la frustrante derrota electoral de 2023.
De los socialistas, en cambio, nada se sabe. A remolque de los intereses particulares —personalísimos— de Pedro Sánchez, el PSPV parece navegar a la deriva. Tras la dana, su secretaria general, Diana Morant, anunció un voto afirmativo a los presupuestos de Mazón que se evaporó enseguida. A continuación, ella misma propuso acordar con el PP la investidura de un presidente de transición. Y, por último, desplegó un cartel con dos palabras tan simples como ingenuas: “Volem votar”. El president se ha despedido del cargo sin que el grupo parlamentario socialista haya registrado una moción de censura en las Corts, a pesar de la petición reiterada de Compromís y del clamor social existente. Un dato que queda para la historia.
Desgraciadamente, el sustituto de Mazón —si llega— se pactará en Madrid. Lo harán Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Una triste subyugación del autogobierno valenciano que Morant no debiera criticar, puesto que toda la estrategia del PSPV se dirime en apenas tres kilómetros: los que van de la calle Ferraz hasta la Moncloa. La lejanía permanente de Sánchez, su callada por respuesta a las cartas del presidente valenciano y la negativa a crear una comisión mixta Estado-Generalitat resultan hirientes. Denotan un pasotismo que se refleja en las encuestas y se reflejará en las urnas