Era una de esas grandes salas cinematográficas que los más jóvenes no han conocido. Las butacas del Ideal daban asiento a más de 1.400 espectadores, mientras el vecino Teatro Principal apenas ronda un aforo de mil personas. El cine se inauguró en octubre de 1925, acaba de cumplir, por tanto, su centenario. Pero casi la cuarta parte de su vida ha transcurrido 'echao en el abandono', como reza el bolero. Cerró en febrero de 2003 y ahí, sigue, engañosamente altivo tras su fachada protegida, pero muerto por dentro.
Fueron miles las películas proyectadas a lo largo de más de setenta años, desde los tiempos del cine mudo. En su céntrica ubicación los alicantinos también hicieron cola para asistir a conciertos de música, obras de teatro e incluso combates de boxeo. Una empresa -el Grupo Baraka- es su propietaria. Pretendía convertirlo en hotel, pero las trabas administrativas han impedido que el proyecto salga adelante y los intentos -tímidos- de la Generalitat Valenciana por adquirirlo para darle el uso cultural que el movimiento vecinal reclamaba han sido vanos.
La primera película que el Ideal proyectó hace cien años pudo verse esta vez exhibida ante la fachada del vetusto edificio
Imagen antigua del cine Ideal, inaugurado en 1924
La plataforma cívica Salvem el Ideal lleva muchos años clamando porque el histórico inmueble vuelva a la vida, topando una y otra vez con la terca evidencia de que Alicante es una ciudad sin prisa, que fía su lugar en el mundo únicamente al privilegio de gozar de un clima benigno -algo que los últimos veranos se han empeñado en cuestionar- una luz prodigiosa y la proximidad de un mar acogedor.
Un nutrido grupo de vecinos asistió ayer a la proyección de la primera película que se vio hace 100 años en el Ideal
Hablamos de un edificio modernista diseñado por Juan Vicente Santafé y Arellano, bien de relevancia local y la única de las cuatro salas cinematográficas que se conserva de las que existían en el centro de Alicante. Hace unos años, la Generalitat Valenciana, al advertir los valores históricos, culturales y artísticos del deteriorado interior, instó al Ayuntamiento de Alicante a modificar la ficha de protección del edificio para que no se limitara solo al exterior. El movimiento vecinal reclama que se apruebe de una vez el catálogo de edificios protegidos de la ciudad, el Ideal se incluya y se trabaje en darle un uso cultural.
La última y hermosa iniciativa de la plataforma integrada por Salvem L'Ideal, Salvem El Nostre Patrimoni y Unir Alacant- tuvo lugar ayer sábado, una vez vencida la incomprensible renuencia inicial de la concejalía de Ocupación de Vía Pública: la primera película que el Ideal proyectó hace cien años -'Haunted Spooks', de Harold Lloyd, el 10 de octubre de 1925- pudo verse esta vez exhibida, con acompañamiento de piano inclusive, sobre una pantalla ubicada ante la fachada del vetusto edificio.
Las antiguas harineras Bufort y Cloquell permanecen abandonadas entre los nuevos edificios de la 'Milla de oro' de Alicante
Unas veinticuatro horas antes, no muy lejos de allí, tuvo lugar el viernes otras reivindicativa acción vecinal convocada por las activas asociaciones de los barrios del sur. La Federación de Asociaciones Vecinales del Sur de Alicante, la Asociación de Vecinos del Parque del Mar y la Asociación de Vecinos de Benalúa, se concentraron junto a las antiguas harineras -Cloquell y Bufort- que el Ayuntamiento adquirió en mayo de 2021. La protesta busca “exigir la rehabilitación de los edificios protegidos, la urbanización del entorno, y la puesta en valor del edificio de Harinas Cloquell, de propiedad municipal, para darle un uso dotacional o cultural para el disfrute de toda la ciudadanía, y que sirva de elemento dinamizador del barrio”.
En la fecha de su compra, el consistorio descartó el derribo total de los edificios, “ya que supondría una agresión al patrimonio arquitectónico de la ciudad”, por lo que se propuso su incorporación al Catálogo de Protecciones de Alicante, ya que son obra del reconocido arquitecto Miguel López González y constituyen destacados ejemplos racionalistas de la escasa arquitectura de carácter industrial de la ciudad de Alicante.
En cada campaña electoral se sucedían las propuestas más variopintas, la última de ellas una 'Ciudad de la Música'
La protesta del pasado viernes para dar uso a las antiguas harineras de Alicante
Lo sorprendente es que durante los largos años en que distintos gobiernos municipales negociaron la adquisición, desde que a comienzos de siglo se diseñó la llamada “milla de oro” que debía relanzar la zona a base de lujosas viviendas y nuevas dotaciones, como el nuevo colegio, parques y jardines, nadie se preocupara de concretar el uso más adecuado para aquellos inmuebles industriales.
En cada campaña electoral se sucedían las propuestas más variopintas, la última de ellas una 'Ciudad de la Música' que sonaba tan atractiva como inconcreta, formulada por el actual alcalde, Luis Barcala. A preguntas de este diario, el vicealcalde Villar respondía recientemente que el asunto se está estudiando, pero aún se desconoce el qué, el cuándo y el cómo. Sólo el dónde está claro: en las viejas harineras que, a decir de los vecinos, hoy son apenas un nido de ratas a la espera de que se resuelva su incierto futuro.
