No es fácil ser peatón
SI TÚ ME HAS ENTENDIDO
Sobrecogida aún por el atropello mortal de una mujer de 20 años en València llego al convencimiento de que ahora, más que nunca, es difícil ser peatón, elegir ser solo eso. En un mundo de patinetes voladores, bicicletas por doquier y coches eléctricos, híbridos enchufables y automáticos, ser esa persona que cruza la calle es casi una proeza. Una osadía y a veces un riesgo que no sabemos ver porque, ¿quién iba a pensar que ese tráiler circularía en pleno barrio valenciano sin ver si quiera a esa chica que cruzaba la calle? Algunos conducen sin pensar. Al conductor el juez de guardia le quitó el permiso de conducción como medida preventiva, y las pruebas demostraron que no conducía drogado, como se dijo inicialmente. Entonces, ¿qué pasó?
Nuestras calles están llenas de peatones que eligen caminar, y los ignoramos. O nos ignoran, matizo, porque yo también elijo muchas veces cruzar el paso de cebra y entonces el miedo se apodera de mí. Si soy ciclista y acompaño a mis polluelos aún se acelera más el pulso cuando el semáforo se muestra verde, mas si cabe en esta ciudad, cuya mala fama al volante le precede.
Imagen de un contador del paso de bicicletas en el centro de Valencia. EFE/Manuel Bruque
Vivimos un tiempo de aceras levantadas y semáforos desplazados en un rediseño del tráfico y la movilidad sin precedentes: Blasco Ibáñez, Pérez Galdós, Camí Nou de Picanya... Un cambio que me atrevería a decir empezó hace años, con aquella insistencia de Compromís en subirnos a la bici y que, con la distancia, mantengo que tenía un buen propósito -y creó muchos ciclistas-, pero hizo poca pedagogía. Porque no era solo subirnos a la bici, era enseñarnos a convivir con otras movilidades en una ciudad en la que se acostumbra a buscar sitio de aparcamiento en la misma puerta. Faltó explicar el objetivo, suavizar el mensaje y reforzar la red de transporte público así como crear nuevos parkings disuasorios. Demonizar el coche, si alguien se lo planteó alguna vez, nunca debió ser el camino.
La movilidad del futuro debería pasar por enseñarnos a ser, de nuevo, peatones”
Creo firmemente que la movilidad del futuro, en esta València y en las que vengan, debería pasar por enseñarnos a ser, de nuevo, peatones: a mirar a izquierda y derecha al cruzar la calle, a respetar al que cruza delante nuestro, pero también a dotarnos de más carriles bici para evitar bicicletas-atropelladoras o patinetes-bala, a semaforizar cuanto sea necesario para que quien no sepa pararse, se pare.
Educarnos de nuevo en la ciudad que transitamos, aprendiéndonos sus calles con sus correspondientes direcciones, asumiendo que movernos en vehículo supone una responsabilidad para con los demás y, sobre todo, para con el medio ambiente. Es la tarea que tiene ante sí el gobierno local y lo seguirá siendo para quien le suceda. Todo está cambiando en la nueva movilidad urbana.
Respetarnos también es cuidarnos, y frenar cuando toca también es eso. Parar para seguir.