El acuerdo, si se logra, que alcance el PP con Vox para investir a Juanfran Pérez Llorca como nuevo presidente valenciano en sustitución de Carlos Mazón tendrá un efecto directo en el clima en el que se desarrolle la cronología de combates electorales autonómicos que se iniciarán en diciembre en Extremadura y seguirán a continuación en Castilla-León y Andalucía. No es nuevo. Ya sucedió tras el 28-M, cuando el pacto acelerado de Mazón con Santiago Abascal fue factor clave para que Alberto Núñez Feijóo no alcanzara la Moncloa; aquel pacto movilizó a la izquierda. A la espera de ver por escrito lo que ahora firmen ambas formaciones, y la letra pequeña, en Génova asumen un escenario que dificulta, y mucho, establecer una posición común frente a Vox. Si se pacta en Valencia, el relato quedará enmarcado para toda la opinión pública, y las condiciones, algunas ya consolidadas en estos dos años de legislatura valenciana en materias de cooperación, inmigración o guerra cultural, servirán de orientación para lo que algún día podría suceder en el Gobierno de España.
Juanfran Pérez Llorca, síndic del PP valenciano
Se parte de la hipótesis en el PP valenciano de que cualquier acuerdo, por mucho que traslade incómodas cesiones, será mejor que un adelanto electoral. Las encuestas, en esta periferia, favorecen a Vox, y no se puede descartar que en este contexto de malestar por la gestión de la dana la izquierda acabe dando una sorpresa en las urnas. Pero el precio que Génova acepte pagar por evitar unas elecciones anticipadas podría devenir en un argumento que impida al PP distanciarse de quien amenaza su mercado electoral. Y, en paralelo, confirmará que si Feijóo necesita a Vox, tanto en Valencia como en Extremadura, Castilla-León o Andalucía, las políticas se escorarán a la derecha, justo lo que podría actuar como factor que dinamice, una vez más, a ese votante de izquierdas que, desde el 23-J, ha ido distanciándose de sus referencias, especialmente aquellas situadas a la izquierda del PSOE.
Qué exige Vox y en qué cede el PP para ese pacto de investidura valenciano va a conformar los márgenes en los que se establecerán todos los combates dialécticos en la política española los próximos meses”
Por esta razón, la política española está ahora pendiente de la Comunidad Valenciana. Es en esta geografía, que además tiene dos lenguas oficiales, donde Vox ha experimentado con éxito su capacidad para imponer al PP políticas involucionistas, más aún desde la tragedia de la dana y la debilidad en la que se instaló el Consell de Mazón. Pero ni el malestar de la dana ha desaparecido, con una instrucción judicial que aún puede deparar muchas sorpresas, ni el PP ha sido capaz de definir qué líneas rojas va a imponer a Vox antes de firmar cualquier acuerdo. Qué exige Vox y en qué cede el PP para ese pacto de investidura va a conformar los márgenes en los que se establecerán todos los combates dialécticos sobre los que los bloques de derecha e izquierda debatirán en los comicios autonómicos y en unas próximas elecciones generales. Valencia fue clave el 28-M, lo fue el 23-J y lo va a ser en un próximo calendario donde el color verde va a estar muy presente.