Espai Sankofa, el espacio cultural de València que quiere salvar un barrio de la turistificación
Micromecenazgo
Definido como “espacio intercultural” en el corazón de Patraix, sus gestores han abierto un micromecenazgo para evitar la posible transformación del bajo comercial en el que se ubica en apartamentos turísticos
Local de Espai Sankofa, en pleno barrio de Patraix
En Espai Sankofa encontraron apoyo los migrantes conformados en asociación que llegaron a València en el barco Aquarius, allà por 2018. Bajo el paraguas de la asociación Aquarius Supervivientes creada un año después, el colectivo trabaja en defensa de los derechos y la dignidad de todas las personas refugiadas y migrantes que viven en España y lo hace integrado en este espacio intercultural del barrio de Patraix de València sobre el que también se ciñe “la espada de Damocles” de la tensión inmobiliaria que amenaza a València.
Lo explica su portavoz, Pepe Beltran, quien explica por qué la asociación Sovint -que integra a Aquarius Supervivientes y a otros colectivos- ha activado un micromecenazgo. “Llevamos alquilados en el mismo bajo comercial desde hace 11 años, pero sabíamos desde hace un tiempo que el propietario quería venderlo. El propietario nos lo ha puesto fácil y conseguimos cerrar un nuevo contrato de alquiler con opción a compra en el que, aunque podemos asumir el préstamo hipotecario, no llegamos a la entrada”, explica Beltran.
Aquarius Supervivientes, Fractals Educación Artística o la Valencia Irish Cultural Association se integran en Sankofa
Por eso su crowdfunding, activado en la plataforma online Mi grano de arena -”lo pone fácil y nos gusta la parte poética de decidir dónde va una parte de tus impuestos”, explica - aspira a conseguir 30.000 euros y hoy por hoy ya ha recaudado 21.960 euros, el 73% del total. Aún les queda margen, pues se marcaron como horizonte temporal la segunda semana de enero. “La idea es que el proyecto continúe tal cual pero sin tener esta espada de Damocles encima”, reconoce el portavoz de la entidad, que asegura saben a ciencia cierta del interés por el local de otros compradores.
“Caben perfectamente dos apartamentos turísticos”, comenta con suspicacia. Y es que Patraix es uno de los barrios valencianos que más ha visto crecer su oferta de alojamiento turístico en los últimos años, incluso con un hotel boutique inaugurado hace un par de ejercicios. En Patraix se ubica el llamado “hotel horizontal” que los vecinos de una comunidad de propietarios han conseguido frenar en una de las nuevas edificaciones del barrio. Estos días los vecinos han vuelto a denunciar ante el Ayuntamiento, la Conselleria de Turismo y el Ministerio de Vivienda las “graves irregularidades” que aseguran se están produciendo en los bajos comerciales, pues dicen que hace tres meses que perdieron las licencias y siguen operando “con total impunidad”.
Con la compra del local evitan su “posible” transformación en apartamentos turísticos, un proceso en auge en Patraix
De momento el público está respondiendo a la petición para salvar Espai Sankofa, un gesto que enorgullece a sus responsables y que confirma su interés en no abandonar el barrio. “Queremos seguir siendo ese espacio de encuentro y diálogo en una sociedad multicultural que Patraix ha sabido entender muy bien”, defiende. Por ello este proceso les está resultando “muy bonito. Llevamos más de un 70% del total y han participado más de 450 personas. Está siendo terapéutico constatar que tenemos una tribu”, explica Beltran al otro lado del teléfono.
“Queremos seguir siendo ese espacio de encuentro y diálogo en una sociedad multicultural que Patraix ha sabido entender muy bien”
Estos días Sankofa y su proyecto de Museo ambulante de las culturas está en Bilbao participando en la 44ª edición del festival de títeres de la ciudad vasca. Es una de las ramas de su proyecto de sensibilización intercultural, que integra también a otras entidades, como Fractals Educación Artística o la Valencia Irish Cultural Association. Todos encuentran un espacio “seguro”, defensor de los derechos humanos en el que se trabaja en horizontalidad, de manera cooperativa. Un espacio “participativo, autogestionado y autofinanciado” que no pide subvenciones ni pide cuota a sus participantes.
Las aportaciones son voluntarias y se deciden “éticamente” porque apuestan por “volver a nuestra cultura tradicional del intercambio, huyendo de la de la transacción”. Una especie de banco del tiempo que se permite regalar tiempo, pero también conversación, experiencias o reflexión a quien se acerca. Así se entiende que Aquarius Supervivientes haya hecho una aportación económica con el siguiente mensaje: “Es el espacio de convivencia intercultural que Patraix y València no pueden permitirse perder”.