El Suresnes del PPCV
Hay un rasgo del PPCV que Alberto Núñez Feijóo y Miguel Tellado no acaban de comprender: ¿Por qué motivo los principales referentes valencianos de su partido casi siempre se expresan en público en castellano? ¿Por qué utiliza también el castellano la mayor parte del grupo parlamentario de las Corts? Desde la óptica gallega y tímidamente galleguista del PPdeG, el arrinconamiento de la lengua que el Estatuto valenciano reconoce como «propia» resulta bastante llamativo.
El nuevo president de la Generalitat, Juanfran Pérez Llorca (i), y el secretario general del Partido Popular, Miguel Tellado, a su llegada al pleno de toma de posesión del nuevo jefe del Consell
Si alguien está en condiciones de romper con ese atavismo es Juanfran Pérez Llorca, el primer presidente popular del Consell educado en valenciano, la lengua mayoritaria de su Finestrat natal hasta que el inglés —al ritmo de los chalets— fue ganando terreno. A pesar de la revolución demográfica del municipio, el habla de los antepasados se ha preservado mucho mejor a los pies del Puigcampana que en otras coordenadas. Además, la Marina Baixa que vio nacer a Pere Maria Orts y Carme Miquel, o que acogió a Carmelina Sánchez-Cutillas, mantiene vivas unas particularidades fonéticas deliciosas. Y lo ha hecho contra viento y marea.
En sus inicios como president, Llorca está remarcando su lealtad a la AVL, cuestionando el recorte presupuestario impuesto por Vox, rechazando el cambio de nombre que esbozó Carlos Mazón en sintonía con la extrema derecha y poniendo el foco en lo verdaderamente sustancial: la caída en picado del uso social. Su papel como máximo representante de la Generalitat puede contribuir a revertir esta tendencia tan perniciosa. Por una parte, prestigiándolo en la esfera pública como nunca antes lo hizo un jefe del Consell de su partido. Y, por otro lado, prescindiendo de debates estériles como la presunta “imposición” llevada a cabo por los gobiernos del Botànic, el rechazo a la unidad lingüística y a la doble denominación “catalán-valenciano” o el afán por reconocer un mayor número de formas propias. En la entrevista a la cadena SER concedida este martes, Pérez Llorca deslizó que pretende una AVL más porosa, cuando, en realidad, el Diccionari normatiu valencià ya recoge infinidad de dialectalismos. Los dirigentes populares, en general, debieran prestar más atención a sus trabajos.
Convendría que el PP apostara por el valenciano y abjurara del filosecesionismo
Lo que el valenciano necesita es que el PPCV celebre su Suresnes. Ahora que los seguidores de Felipe González son legión entre sus filas, convendría que replicasen su particular renuncia al marxismo. En este caso, abjurando del filosecesionismo que practican desde hace décadas, apostando sin ambages por la dignificación del idioma y teniendo claro quién es su auténtico enemigo. Porque ese enemigo no se encuentra al norte de la frontera ni frente a ellos, en las bancadas de la oposición. El gran enemigo se llama Vox, que anhela un valenciano débil, cautivo y desarmado, sometido al dominio exclusivo del castellano.