Criaturita, de María Bastarós

Damas y tramas

Criaturita, de María Bastarós
Contributing Writer

La investigación científica indica que en las vastas profundidades oceánicas habitan diversas formas de vida con apariencias, dimensiones y tonalidades sorprendentes. Con un impulso similar hacia lo desconocido, María Bastarós se sumerge en su obra "Criaturita" (publicada por Seix Barral en 2025) para examinar las regiones más profundas de la esfera personal, aquellos aspectos que solo se manifiestan cuando el sufrimiento y la anhelo se entrelazan con el recuerdo. Sin embargo, especificar a qué clase de "criaturita" alude la escritora implicaría desvelar demasiado: es un descubrimiento que sugiero a todos que exploren por sí mismos.

Portada del libro Criaturita de María Bastarós

Portada del libro Criaturita de María Bastarós

LVE

La narración comienza en una región mixta y cenagosa, un lugar que se encuentra entre lo real y lo ficticio, donde la desolación impregna cada parte de un hogar que muchas de nosotras hemos experimentado. En este entorno, Bastarós ubica a Kaila, una joven afligida por el deceso de su progenitor, un biólogo que dedicaba su vida al estudio de seres que residen en lo inescrutable. Su partida, un suceso lamentable y casi legendario, transforma a la muchacha en una figura fantasmal que deambula por la residencia en silencio, apoyada únicamente por la presencia serena de una progenitora que la existencia ha vuelto casi etérea. Esta ausencia impulsa a Kaila a buscar refugio en otros adultos, particularmente en alguien que tuvo un vínculo con su padre y que provoca en ella una combinación de anhelo, alivio y confusión sentimental.

No obstante, si existe un ámbito donde la obra literaria resplandece con particular fuerza es en el análisis de las conexiones entre mujeres: tanto de progenitoras e hijas, como de todas esas agrupaciones femeninas que nos forman y nos apoyan. Bastarós no se apoya en modelos arquetípicos junguianos ni en justificaciones definitivas; por el contrario, evidencia una intención manifiesta de utilizar el ámbito simbólico para restaurar un conjunto de estructuras emocionales y culturales que han influido en nuestra percepción de nuestras madres y de nosotras mismas. En lugar de replicar doctrinas, la escritora ofrece una perspectiva ética y sumamente humana: no venimos al mundo en oposición a nuestras madres, ni existe una fatalidad que nos obligue a idealizar lo masculino mientras pasamos por alto lo femenino; lo que se presenta es una formación afectiva que, a lo largo del tiempo, ha relegado a la madre al rol de la función, del soporte discreto.

Sin embargo, hay un área donde la narración sobresale con especial intensidad, y es en el examen de los vínculos entre mujeres: no solo la conexión entre madres e hijas, sino también todas esas colectividades de mujeres que nos moldean y nos ofrecen respaldo.

En Criaturita, ese desplazamiento se revela con una sutileza dolorosa: no es falta de cariño lo que separa a Kaila de su madre, sino la incapacidad —aprendida, heredada— de mirar más allá del rol de cuidadora. Y ahí es donde la novela alcanza una hondura que sorprende: al mostrarnos cómo, incluso en el duelo, seguimos sin comprender del todo el peso que cargan las mujeres que nos criaron.

Bastarós's proposed path is, therefore, one of gradual restoration. It involves learning to acknowledge that our mothers possessed lives of their own, filled with unshared moments, hidden shoeboxes, and photographs they deemed unimportant. The book's political and emotional power stems from this intimate unveiling: Criaturita serves as a fragile expression of gratitude, a reminder that viewing our mothers—and all the women in our lives—anew can be a just act, capable of vanquishing the inner demons that consume us, or at least, of helping us see them with greater clarity and empathy.

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