Un artista modesto

Todo el mundo sabe que los cacahuetes, cacaus para los valencianos, son mi debilidad. Por eso quiero hacerles partícipes de la historia de un ninot indultat en 1943, realizado por el artista Modesto González Latorre (1909-1996), “Cacauera estraperlista”. Pocos sabrán qué es el estraperlo. Era una forma muy común de ganarse la vida en la posguerra. Básicamente consiste en hacer contrabando, vender productos ilegales. En el caso de mi familia, la rama gallega, que eran unos contrabandistas del carallo, se dedicaban a vender café torrefacto traído de Portugal. Era un producto muy preciado aunque chanchulleaban con todo tipo de materias líquidas y sólidas. Saber que uno tiene origen contrabandista me hace sentir bien, porque ser rebelde y estraperlista como Han Solo y Lando Calrissian, hoy en día se pueden considerar, sino virtudes cardinales, por lo menos atributos positivos de personalidad.

inot original de 1943 y tras su última restauración, “Cacauera estraperlista”

Inot original de 1943 y tras su última restauración, “Cacauera estraperlista”

Arxiu Museu Faller

La figura protagonista del conjunto que inmortalizó Modesto González, tiene un parecido asombroso con mi abuela Dolores, la madre de mi madre. Y da la casualidad de que el nieto del artista, es mi amigo Modesto González III. Como ven está todo perfectamente hilado y justificado. Vamos pues, como diría Iker Jiménez en Cuarto Milenio, “a contrastar hechos fácticos incontestables”.

La falla de la Plaça de la Mercé aquel año de nuestro señor se embozaba en una sátira incisiva al tabaco. Anciana trapicheando con Celtas Cortos e Ideales porque era un producto que escaseaba debido a los problemas de importación, y porque como vicio, tenía una gran demanda. En esa época no había aranceles pero tampoco divisas para pagar. La preocupación de aquellos tiempos no era otra que sortear el hambre. Otros elementos de la falla recreaban la Plaza Redonda, les alberedetes de los Serranos o las estaciones de ferrocarril, y humorísticos sistemas de plantación tabaquera. En las repisas había varios grupos y figuras, donde destacaban una barra americana (puticlub) frecuentada por los habituales usuarios: hijos de papá, figurines de salón, cabareteras y prostitutas de lujo con los adinerados clientes. Por lo tanto había un vínculo entre la delincuencia, las relaciones de dominación de género y el papel subalterno que las mujeres jugaban en ella. En el caso de la “cacauera estraperlista”, ser mujer y anciana servía para ocultar su tráfico ilícito, a pesar de que también quedaba patente su humilde extracción social, que la hacía dedicarse a estos quehaceres exponiéndose a una detención. Mujer pobre, delincuente, hambrienta y en una situación de exclusión social, cartilla de racionamiento, la dureza de las condiciones que no pocas mujeres tenían que soportar, buscar formas de subsistencia en el margen de la legalidad, pero que también contaban con la complicidad de los clientes o la misma mirada entre condescendiente y compasiva de la sátira fallera. Modesto González expone en este ninot indirectamente las redes ocultas de elaboración y venta ilegal de productos en la posguerra, como el tabaco de caliquenyos en l'Horta de València, en la que solían intervenir no pocas mujeres para asegurar unos ingresos extras en sus menguadas economías familiares. Como sería el caso de otros víveres que en ese momento estaban sometidos a racionamiento. En ese sentido, la cacauera representa la confluencia de una triple alienación, la de la mujer respecto al hombre, la de una persona pobre con un trabajo inestable y humilde, y la de situarse como eventual delincuente frente al mundo de la ley en el contexto del represivo estado franquista. Con Franco no se vivía mejor.

Mi respeto absoluto por este artista fallero que en aquellos años tan difíciles fue capaz de contar con humor rebosante de sátira, algo que brilla por su ausencia en las actuales Fallas”

Mi respeto absoluto por este artista fallero que en aquellos años tan difíciles fue capaz de contar con humor rebosante de sátira, algo que brilla por su ausencia en las actuales Fallas, más preocupadas del color y la majestuosidad que del contenido. Y que además, hoy nos sirve de ejemplo.

Modesto González fue autor de una extensa producción en el arte fallero, caracterizada por una gran calidad plástica y un fuerte contenido satírico. Gran observador de la realidad como fuente de inspiración, en su producción abordó temas sociales, políticos o sexuales llenos de intención y doble sentido, que le reportaron numerosos premios de ingenio y gracia, aunque en ocasiones le causaron problemas con la censura.

El abuelito de Modesto III, brother in flag esmorzars.

* La cacauera estraperlista acaba de ser restaurada por Rubén Facila de la Esperanza, y se puede ver en la sala azul de la planta baja, en el Museu Faller.

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