Cada persona da un ritmo a sus vacaciones, desde el puro disfrute de no hacer nada hasta la hiperactividad de quien las programa por días, horas y minutos. Pero la cultura es un argumento que no suele faltar en ese periodo de ocio, de una forma u otra. Ya sea visitando el corazón de una ciudad o indagando en el vientre de algún museo, quien viaja siempre intenta volver con algo más que souvenirs. Por suerte, la oferta estival aumenta y se diversifica, y cada vez es más común encontrar puntos de interés en cualquier destino turístico.

'Collar de serpiente', Aloïse Corbaz, hacia 1956
En lugares como Nueva York, Venecia, Lisboa o París, el problema puede ser de exceso de estímulos, por lo que vale la pena poner la mira en exposiciones quizás menos mediáticas, pero tremendamente interesantes y en ocasiones irrepetibles. Es el propósito de esta selección. Si le han pasado por alto y ahora las tiene a mano, no las deje escapar.
En los márgenes del arte y la razón
El concepto de art brut es polémico desde la misma formulación de la expresión: ¿puede ser considerado arte algo que no se ha elaborado con la entera voluntad de su creador? Y si lo consideramos arte, ¿por qué añadirle el calificativo brut?
Con matices, y con la salvedad de la radical definición de Jean Dubuffet (“¡El art brut es art brut y todo el mundo lo ha entendido!”), se considera art brut la producción de personas afectadas en mayor o menor medida de problemas mentales que expresan con sus obras esa conflictividad. Eso hace que sea más fácil definir el art brut por lo que no es que por lo que es: no es una bella arte, no se estudia en escuelas canónicas, no se ajusta a tendencias y estilos, no se hace con una intención artística.

'Sin título', August Walla, 1983
Y, sin embargo, a lo largo de siglos ha captado suficientemente la atención de estudiosos y coleccionistas como para que buscaran la manera de acceder a él a través de traficantes o facilitadores: médicos, sanitarios, familiares y amigos principalmente.
La colección del cineasta Bruno Decharme se inició en la década de 1970 en el contexto de un proyecto global, el centro de investigación abcd (Conocimiento y Difusión del Art Brut). En el 2021 hizo una donación de mil obras al Centro Pompidou de París, que ahora ha seleccionado cuatrocientas para la exposición que se puede ver estos días en el Grand Palais.
¡El art brut es art brut y todo el mundo lo ha entendido!”
Es una muestra que plantea más preguntas que respuestas, recorre temas y países, técnicas y talleres, obsesiones recurrentes y visiones mesiánicas, y acerca a las vidas de algunos artistas, de los clásicos como Adolf Wölfli, Aloïse Corbaz, Martín Ramírez, Henry Darger, Augustin Lesage y Emery Blagdon a otros más contemporáneos.
Una ocasión única para acercarse a los márgenes e intentar echar un vistazo al otro lado.
'Art brut. Dans l’intimité d’une collection'. Grand Palais. París. Hasta el 21 de septiembre
Historia de una restauración
El 4 de agosto del 2020, una doble explosión en el puerto de Beirut mató a más de 200 personas y devastó gran parte de la ciudad. Entre los cientos de edificios afectados por la catástrofe se encontraba el palacio Sursock, una mansión del siglo XIX que, aparte de su valor intrínseco, contenía un gran número de obras de arte.

'Hércules y Ónfale' en los últimos estadios del proceso de restauración
En el 2021, la Unesco emprendió una campaña de restauración del patrimonio cultural beirutí que incluía un importante esfuerzo para la recuperación del palacio Sursock; gracias a esta acción y a numerosas donaciones adicionales, el edificioreabrió sus puertas, totalmente restaurado, en junio del 2023. En cambio, muchas de las obras de arte que contenía están aún sometidas a delicados procesos de restauración; entre ellas, una muy especial.
El historiador de arte libanés Gregory Buchakjian visitó el palacio pocos días después del desastre con un grupo de expertos y a raíz de la inspección publicó un artículo en Apollo Magazine. Entre sus observaciones apuntaba la atribución de una de las pinturas de la colección del palacio a Artemisia Gentileschi (1593-1653). Esta pintora barroca italiana a quien muchos han comparado con Caravaggio por su técnica y el naturalismo de sus obras fue la primera mujer que ingresó en la Academia del Arte del Dibujo de Florencia y tuvo clientes internacionales.
Muchos han comparado a Artemisia con Caravaggio por su técnica y por el naturalismo de sus escenas
Su pintura incide en las escenas mitológicas y a menudo presenta a mujeres fuertes, como en el caso de Hércules y Ónfale, el cuadro que Buchakjian estudió en Beirut, donde muestra a Ónfale, reina de Lidia, esclavizando a Hércules y obligándolo a hacer labores de mujer como castigo por haber matado a Ífito; en el cuadro, los personajes protagonistas invierten sus roles sexuales.
La pintura estaba dañada gravemente, con agujeros y desgarros causados por los fragmentos de vidrio y escombros que actuaron como metralla, por lo que en el 2022 fue enviada al Getty para su restauración. Para divulgar el proceso y celebrar la excelencia de la creadora romana, el Getty ha organizado la exposición Mujeres fuertes de Artemisia: rescatando una obra maestra, donde exhibirá esta pieza junto a otras obras de Gentileschi que resaltan su talento para representar a mujeres empoderadas, como Betsabé y David, Susana y los ancianos, Autorretrato como mártir y Lucrecia, recientemente adquirida por el museo. Para quien no haya podido ver la exposición que le ha dedicado el museo Jacquemart André de París, recién clausurada, esta es otra ocasión de acercarse al arte de una creadora que se impuso a los condicionantes de su tiempo.
‘Mujeres fuertes de Artemisia: rescatando una obra maestra’. Centro Getty. Hasta el 14 de septiembre
Austria en Nueva York
Para entender la naturaleza de esta exposición, vale la pena repasar antes la historia de la institución que la acoge, la Neue Galerie de Nueva York.

'Retrato de Adele Bloch-Bauer I', Gustav Klimt, 1907
Su fundador y presidente, Ronald Steven Lauder, es empresario y activista político. Ha sido diplomático y se distingue como coleccionista de arte y filántropo. Pero quizá lo que más haya marcado su biografía es su famosísima madre, Estée Lauder, y la empresa de cosméticos que lleva su nombre y que fundó junto con el padre de Ronald, Joseph.
Lauder es judío practicante, y su labor social se ha distinguido en parte por la recuperación de la memoria y el patrimonio de los judíos. Compartió durante años amistad y pasión por el arte con el experto y marchante Serge Sabarsky, con quien acarició la idea de un centro dedicado al arte alemán y austriaco de principios del siglo XX; pero Sabarsky falleció en 1996 sin ver cumplido el sueño. En el año 2001, por fin Lauder inauguró la Neue Galerie en Nueva York, situada enfrente del Museo Metropolitano de Arte.
Lauder y Sabarsky acariciaron durante años la idea de un centro dedicado al arte alemán y austriaco de principios del XX
Hoy la Neue alberga joyas como el Retrato de Adele Bloch-Bauer I, de Gustav Klimt, también conocido como La dama dorada, una de las obras cumbre de la Secesión vienesa y una de las imágenes más icónicas de la historia del arte universal. Es la máxima atracción de la Neue, pero la colección, centrada sobre todo en el expresionismo austriaco, cuenta con muchísimos más atractivos, y su política museística es muy activa.
Por supuesto, La dama dorada está presente en la exposición actual, que agrupa trabajos del periodo que va de 1890 a 1940, del propio Klimt, pero también de Egon Schiele –una de las debilidades tanto de Lauder como de Sabarsky–, Carl Moll, Oskar Kokoschka y otros. Objetos de la época y joyas acompañan a las pinturas en las salas de la Neue, para completar la visión de una época y un lugar en el mundo.
'Austrian Masterworks from the Neue Galerie'. Neue Galerie. Nueva York. Hasta el 22 de septiembre
Retratos entre amigos vanguardistas
Y ya que estamos hablando de artistas austriacos, lo mejor sin duda es viajar a Viena, una ciudad que no se entiende sin sus cafés. En ellos, entre tazas, espirituosos y charlas, a finales del siglo XIX se acunó la Secesión, la expresión particular del modernismo en Austria, y posteriormente la Hagenbund, un grupo de creadores que dominó el mundo del arte en Viena entre 1918 y 1938, pero que ya mucho antes era consciente de su importancia. Tanto, que adoptó nombre, imagen y lugar de reunión, y sus integrantes recopilaron su producción.

'Viaje de estudio a Taormina', Maximilian Lenz, hacia 1894
En 1905, la Sociedad Hagen cedió al museo Albertina de Viena un conjunto de más de 800 dibujos y acuarelas, entre retratos, caricaturas y paisajes, creados entre 1880 y 1900, que en parte habían visto ya la luz en la revista de arte Ver Sacrum, altavoz de la Secesión.
Son producto de los encuentros de creadores como Josef Engelhardt, Adolf Boehm, Rudolf Bacher, Johann Victor Krämer, Maximilian Lenz, Sigmund Walter Hampel y otros en el pub Zum blauen Freihaus y en el Café Sperl, donde en un ambiente distendido y durante largas horas de charla se puso en pie esta tendencia artística.
Perfiles grotescos, personajes vieneses, paisajes oníricos y dibujos que presagiaban el arte que dominó Austria hasta la Segunda Guerra Mundial
Gracias a aquella donación, el Albertina presenta la primera exposición de retratos y caricaturas de los miembros de aquel grupo: perfiles grotescos, imágenes de personajes vieneses, paisajes oníricos y dibujos que presagiaban la Secesión y el arte que dominó en el país hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
‘La bohemia vienesa. Trabajos de la Sociedad Hagen’. Albertina, Viena. Hasta el 12 de octubre
Un destino de playa que aspira a ser cultural
De la imperial Viena viajamos a la distendida Comporta, una población costera situada a menos de una hora al sur de Lisboa que de pequeño pueblo pesquero está mutando en polo turístico. Argumentos no le faltan: sus playas, sus arrozales, las dunas protegidas por la Unesco y en conjunto el entorno natural, sumado al imán de la cercana capital, atraen cada vez a más famosos a lo que algunos llaman “los Hamptons de Portugal”.

'Claro', Marina Rheingantz, 2025
Quizás fue Madonna quien dio el pistoletazo en el 2017 con un vídeo de un paseo a caballo junto al mar, pero le siguieron el diseñador Philippe Starck, el creador de zapatos Christian Louboutin –que ha abierto allí un hotel, Vermelho–, Monica Bellucci, Carla Bruni y veraneantes ocasionales como la familia Grimaldi, José Mourinho, Tamara Falcó y muchos otros.
El pueblo se ha ido transformando para atender a este público, y sus edificios han recibido nuevos usos. Uno de ellos, la Casa da Cultura, acoge cada verano desde hace cinco una exposición promovida por la galería brasileña Fortes D’Aloia & Gabriel, con sedes en São Paulo, Río de Janeiro y Lisboa, concebida como una plataforma de intercambio artístico; a la cita de este año han invitado a Mendes Wood DM, otra galería brasileña con proyección internacional. Entre ambas han levantado Cegados por la luz, una deslumbrante exposición que reúne obras recientes o hechas a propósito para la ocasión de 15 artistas actuales –Laís Amaral, Paloma Bosquê, Rodrigo Cass, João Maria Gusmão, Marina Perez Simão, Marina Rheingantz, Maaike Schoorel, Pol Taburet, Antonio Tarsis y Janaina Tschäpe, Canell, Matthew Lutz-Kinoy, Leticia Ramos, Mauro Restiffe y Erika Verzutti¬– junto con pinturas históricas de Frank Walter (1926-2009).
La iniciativa del proyecto Comporta está transformando el lugar y sus alrededores al atraer otros proyectos ligados al arte
La iniciativa del proyecto Comporta de Fortes D’Aloia & Gabriel, bien que estacional, está transformando el lugar y sus alrededores en otro sentido, pues atrae también otros proyectos relacionados con el arte como Kubik Gallery. Y es que el buen arte parece tener un efecto de contagio: cuanto más se consume, más se desea.
‘Cegados por la luz’. Casa da Cultura. Comporta. Hasta el 30 de agosto
Una pintora en su tiempo
Seguimos hablando de arte portugués, pero para ello ahora nos vamos a Venecia, donde la colección Peggy Guggenheim tiene abierta Maria Helena Vieira da Silva: anatomy of space, una retrospectiva de la obra de una de las artistas más originales del siglo XX y probablemente la más importante de su país, a través de setenta piezas prestadas por diferentes instituciones públicas y privadas de Europa y América.

'El juego de cartas', Maria Helena Vieira da Silva, 1937
Maria Helena Vieira da Silva (1908-1992) nació portuguesa y murió francesa, y su vida es un reflejo de los avatares del siglo que vivió, incluido su exilio en Brasil durante la Segunda Guerra Mundial. También su obra refleja múltiples influencias, desde la abstracción geométrica hasta la figuración pasando por el cubismo y el futurismo, siempre condicionadas por su sentido del ritmo, la estructura y el espacio, un tema central en su obra.
Con perspectivas fragmentadas y ritmos cromáticos crea laberintos en los que la figura y el fondo se entremezclan, en su particular interpretación del espacio, que transmite la idea de un mundo en cambio incesante.
Con perspectivas fragmentadas y ritmos cromáticos crea laberintos en los que la figura y el fondo se entremezclan
La exposición de la Peggy Guggenheim incide también en la importancia de la relación de la artista con su marido, Arpad Szenes, también pintor, y cómo sus cambios de residencia –París, Río de Janeiro, de nuevo París– se refleja en la evolución de su estilo.
Quien no llegue a tiempo a Venecia tendrá una nueva ocasión, a partir del 15 de octubre, en el museo Guggenheim de Bilbao, donde la exposición tendrá su siguiente parada.
‘Maria Helena Vieira da Silva: anatomy of space’. Colección Peggy Guggenheim. Venecia. Hasta el 15 de septiembre
Esculturas en diálogo con el paisaje
Acabaremos esta lista de propuestas fuera del alcance de los aires acondicionados y los densos centros urbanos. Porque no solo las grandes capitales atraen turismo y no solo ellas ofrecen arte de gran calidad.

'Untitled', Olivier Mosset, 2024
En el Matarraña, en la frontera sur entre Catalunya y Aragón y en las estribaciones de los Ports de Tortosa-Beseit, en un entorno de una excepcional calidad paisajística, se desarrolla una iniciativa privada que va por su tercera edición. Se trata de un recorrido de tres kilómetros por este lugar, bendecido por la naturaleza y pulido durante milenios por la mano del hombre, que la galería de arte madrileña Albarrán Bourdais ha puntuado con más de veinte esculturas contemporáneas. Sus fundadores, Eva Albarrán y Christian Bourdais, explican que entre estas obras, unas “comparten una reflexión crítica hacia un mundo en degradación, al borde del colapso, mientras que otro conjunto de esculturas apunta hacia la reconstrucción, imaginando nuevas formas de relacionarnos también con el entorno, la materia y otras formas de vida”.
Este parque de esculturas al aire libre se ha instalado en el dominio de Venta d’Aubert, una bodega ecológica que se fundó hace más de 40 años y que explota 18 hectáreas de viñedo de una propiedad total de 200 que incluyen bosques y olivares.
Este parque de esculturas al aire libre se ha instalado en Venta d’Aubert, una bodega ecológica que se fundó hace más de 40 años
Es recomendable llevar calzado de actividad –no es alta montaña, pero el camino no admite chanclas¬–, agua y en verano una gorra o protector solar. El recorrido no es muy exigente, pero disfrutar de estas obras demanda algo más de voluntad que pasearse por los corredores de un museo. La recompensa son las vistas excepcionales que hacen de fondo a los mensajes críticos de Carlos Amorales, el puente de palabras de Iván Argote, la música de las almas de Christian Boltanski, el árbol de aluminio y los poéticos bancos de Pedro Cabrita Reis, los mensajes con doble sentido de Jordi Colomer, los mármoles orgánicos de Claudia Comte, las características piedras en equilibrio de Jose Dávila, el mundo apocalíptico de Mona Hatoum, el anillo de Koo Jeong A, las ilusiones pétreas de Alicja Kwade, las circunvalaciones de acero de Cristina Lucas, el minimalismo poético de Olivier Mosset, las flores fosilizadas de Sofía Salazar Rosales, los mensajes de neón de Fernando Sánchez Castillo, la rocosa asamblea de Superflex y las esculturas escalables de Héctor Zamora.
Un baño de arte, naturaleza y conciencia.
Solo Sculpture Trail. Venta d’Aubert, Cretas, Teruel. Sin fecha de finalización prevista