No es nada nuevo, lo sabemos desde tiempos inmemoriales, pero cada vez se estrecha más, -y la ciencia explica mejor-, la alianza entre la belleza y el vino. Platón creía en su poder inspirador y en su capacidad para elevar el espíritu humano y en El Banquete defiende su asociación con la belleza y la creatividad. No hay nada nuevo en el actual discurso oficial sobre el vino: que puede asociarse a la belleza, no solo al modo platónico, sino de forma más carnal, también lo sabía Cleopatra, que se daba baños con este líquido granate o dorado. Y Galeno, médico romano, lo había clasificado, en el siglo I d.C., como remedio para muchas dolencias.
Fue en los 1900 y los 2000 cuando los resultados de las investigaciones científicas les dieron la razón a todos: las conclusiones de distintos estudios coincidían en atribuir al resveratrol, presente en la uva, importantes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Su contribución para retrasar e incluso impedir la oxidación de las células lo desveló enseguida como uno de los activos más potentes en la lucha contra los signos de envejecimiento.
El resveratrol, presente en la uva, importantes propiedades antiinflamatorias y antioxidantes

Resort de lujo en Valladolid
Bodegas que producen cosméticos
Entre los propietarios de viñedos pioneros en decidir sacar a sus uvas todo el rendimiento posible, la más conocida es Mathilde Thomas. Amante de la naturaleza, de la ciencia, de los tratamientos cosméticos y del château de sus padres, fue ella quien fundó en los noventa del siglo pasado, Caudalie. Esta marca sigue siendo referencia de la unión entre belleza, vino y, algo en lo que también se adelantó a los tiempos, sostenibilidad.
De las uvas del Château Smith Haut Lafitte, finca familiar y productora de unos excelentes vinos, en Burdeos, se obtienen ricos antioxidantes con los que se formularon los primeros productos. Con los años la marca creció en referencias, producción, fama, puntos de venta… Y en avances científicos: en 2001 incorporó el resveratrol a sus formulaciones, y en 2005 la viniferina (que procede de la savia de los sarmientos). Y después siguieron nuevas patentes y colaboraciones con reconocidos científicos de la Universidad de Harvard.
En España hay varios ejemplos, aunque no todos han tenido una vida tan larga. Los productos de Esdor deben sus orígenes a las mismas viñas de la Ribera del Duero de las que surge el Matarromera. Su patente más conocida es el eminol® que agrupa los polifenoles de la uva tempranillo. Y alguna estrella de cine se ha lanzado también a crear su propia marca de vino-cosmética: Brad Pitt compró hace años el Château Miraval en la Provenza francesa, donde se hace un espumoso rosado delicioso.
Poca gente podría ser tan apropiada como el actor para hablar de cremas para la piel madura. De modo que resulta de lo más coherente que haya creado una firma cosmética que se nutre del sobrante de la uva de su finca. Unido a los Perrin (una saga familiar de vinicultores cuyo château es colindante con el de Pitt) y al Dr. Nicolas Lévy-, investigador y experto en progeria, creador de importantes patentes-, el actor presentó hace tres años Le Domaine. El vino está tan presente en cada producto, que los tapones de cada uno de ellos se realizan artesanalmente con la madera de los barriles de su producción. Por eso no hay dos iguales.

The Cream Luxe de Le Domaine, la firma cosmética de Brad Pitt. (A la venta en Mumona).
El uso para la belleza del preciado elixir al que Antonio Escohotado, ensayista y profesor universitario español, destacó como elemento clave de la vida social y cultural, lleva años conceptualizado en lo que se llama vinoterapia. Muchos de los mejores spas ofrecen entre sus tratamientos, protocolos cuyo eje central es el vino. Así es por ejemplo en el Hotel Perelada donde los peelings se realizan con exfoliantes a base de semillas de uva, y donde existe un tratamiento llamado Elixir de Juventud Gran Reserva cuyo momento principal es el dedicado a las envolturas con posos de vino tinto.
Junto a los viñedos del Château Smith Haut Lafitte, y con la marca cosmética creada a partir de los regalos naturales de sus tierras, hay también un spa. Les Sources de Caudalie es ya lugar de referencia. Pero en España no son pocos los espacios dedicados a la belleza, junto a reconocidas bodegas. Valladolid es la meca: en su territorio hay muchos, con interesantísimas ofertas en las que el vino está siempre presente. Por ejemplo el de Arzuaga que cuenta, entre sus instalaciones, con un jacuzzi que promete una experiencia muy especial: mientras se disfruta de su uso privado con agua tratada con uvas, pues degustarse un crianza, a la luz de las velas.
¿Qué se espera de las uvas?
A ellas se les piden los deseos de Noche Vieja y a ellas se recurre en cosmética buscando grandes objetivos. El resveratrol ha demostrado ser efectivo en la lucha contra las arrugas, las manchas, la flacidez y el tono apagado de la piel. Se recurre a su poder, y al de todos los polifenoles presentes en la fruta, con el objetivo de neutralizar los radicales libres. Eso se traduce, -siempre que en el laboratorio se haya conseguido una biodisponibilidad óptima con la tecnología adecuada-, en una mejora de la hidratación, la elasticidad y la firmeza de la piel… en un rostro más joven y saludable.
Y para quienes se preguntan si esto mismo ocurre con las copas bebidas, ahí está la paradoja francesa: los europeos que más grasas saturadas ingieren en su día a día son también los que presentan una menor incidencia en enfermedades cardiovasculares. Siempre se ha creído que es por el consumo inteligente y moderado que se hace en la dieta francesa del elixir que tanto gustaba a Platón. La intersección entre la belleza y el vino es celebración del placer y la naturaleza. Es la firme creencia de que un espíritu alegre se muestra en un rostro radiante… O al revés.