Vicky Tsai, fundadora de la marca de cosmética oriental que adoran las estrellas americanas

Cuidado facial

Hablamos en París con Vicky Tsai, fundadora de la marca que utilizan Gigi Hadid, Selena Gómez y Meghan Markle 

Vicky Tsai en el laboratorio

Vicky Tsai en el laboratorio

Tatcha

La presencia de Vicky Tsai es como un haiku. Es un pequeño poema japonés convertido en persona: lleno de belleza, de sentido, de luz, de sugerencia, contenido en la máxima sencillez, simplicidad y expresión serena. En persona es alguien a quien los ojos no pueden dejar de mirar. Un ser especial al que se mira con admiración y que, cuando se acerca, tiene un halago para quien le mira. Es una mezcla de eso que amamos en alguien cuando nos fascina sobre el escenario y lo que adoramos en quienes, de cerca, en el tú a tú, nos hacen sentir importantes. Es, además, una de las voces más interesantes del mundo de la belleza. En un encuentro en París, al que Guayana Guardian acudió como único medio invitado, lo comprobamos.

De las finanzas al bienestar: el despertar de Vicky Tsai

La fundadora de una de las marcas cosméticas que están creciendo más rápidamente en el mundo, Tatcha, tiene una historia profundamente ligada a la personalidad de su firma. Sus padres emigraron desde Taiwán a Estados Unidos. Por eso fue, durante su infancia y adolescencia, una rara de rasgos asiáticos entre americanos de caras rosadas. Además, llevaba consigo la carga de la autoexigencia: necesitaba ser muy buena en algo y agradecer así a sus padres la vida que le habían dado.

Un viaje a Japón le abrió los ojos a la nueva belleza

Un viaje a Japón le abrió los ojos a la nueva belleza

Tatcha

Tenía todos los componentes que forman un alma buena pero también sumisa, porque no era inmune a los complejos e inseguridades que fomenta la sociedad en las mujeres. Tal vez por eso no se escuchó demasiado y, cuando llegó el momento de estudiar y trabajar, se dedicó —con esfuerzo y llegando a tener mucho éxito— al mundo de las finanzas. Estaba trabajando entre números, en un edificio cercano a las Twin Towers, ese 11 de septiembre que marcó un antes y un después en la ciudad de Nueva York. Y en su vida.

“De niña no imaginaba que la necesidad de aprobación se convertiría en un laberinto emocional”, pero cuando se enfrentó a la muerte de esa manera, cuando la vio tan cerca, coincidiendo además con una etapa posterior de enfermedad de su marido, vio con claridad que esa complacencia le había llevado a renunciar a su verdadero motor, a la conexión con su esencia. “Todo aquello me hizo darme cuenta de lo afortunada que era por estar viva, pero también despertó una conciencia de vacío”.

Reconocer la piel como un mapa de la emocionalidad y de la experiencia”

Curiosamente, todos los éxitos profesionales que la acompañaban y su ascenso en la escala jerárquica se acompañaban de un desgaste interno. Cuando no lo manifiesta la mente, lo hace el cuerpo; en su caso, lo mostró a través de problemas dermatológicos complejos y difíciles de atajar.

Y he aquí que en su vida apareció un rescatista en forma de geisha y cultura japonesa. Un viaje a Japón y un acercamiento a los rituales de belleza, en los que “lo más importante no solo es el aspecto exterior, sino la filosofía de vivir en el presente, de unir cuerpo y mente, de reconocer la piel como un mapa de la emocionalidad y de la experiencia”, le abrieron los ojos. Fue allí donde recuperó algo que había perdido por completo: donde cuerpo y mente se unieron en un tratado de paz.

Tatcha: la marca como espejo del alma

Tatcha es la cristalización de una identidad forjada en la vulnerabilidad, el dolor, el aprendizaje, la cultura y la búsqueda de integridad. Estas son algunas de las formas en que la personalidad de Vicky se traduce en sus productos, sus rituales y su propuesta al mercado.

La marca respeta cada tipo de piel

La marca respeta cada tipo de piel

Tatcha

Cuando supo lo que quería, la profesionalidad y perfeccionismo que siempre habían caracterizado su actividad se dirigieron a fundar la marca. En principio se rodeó de científicos, artesanos e investigadores culturales japoneses. Estableció un instituto de I+D en Tokio. Todas las materias primas, las formulaciones principales, las texturas y las prácticas rituales provienen de Japón o están inspiradas en la belleza japonesa tradicional.

Pero toda una vida en Estados Unidos no podía dejar de estar presente en su empresa. Tsai creció entre dos mundos, y los dos formaban parte de quien era. Esa conciencia se traduce en valores —que ahora no parecen tan norteamericanos, pero lo eran— de diversidad, inclusión, respeto y no apropiación, sino celebración.

El ritual de Tatcha: cuidar la piel con conciencia

Tatcha propone que el cuidado de la piel sea un acto consciente, un momento de reconexión con uno mismo. “La mayoría de marcas te preguntan qué problema tienes para ofrecerte una solución. Nosotros preferimos recordarte que tu piel no es una lista de defectos. Tu piel es increíble: es parte de tu sistema nervioso, de tu sistema inmune, de tu emoción. Lo único que hacemos es respetarla”.

Productos de belleza de la marca

Productos de belleza de la marca

Tatcha

Los productos no son únicamente funcionales, sino vehículos para la introspección:

  • El limpiador remueve maquillaje; el ritual propone concentrarse en las preocupaciones del día, dejarlas ir junto al agua que aclara el producto. The Rice Wash (20 euros).
  • La exfoliación acaba con las células muertas con suavidad: elimina lo que ya está “muerto” para que algo nuevo pueda nacer, sin agredir. The Rice Polish (76 euros).

  • La esencia, muy acuosa y cuyo efecto no se percibe al instante pero que es clave en la excelencia de la rutina, es una promesa de renovación y penetración real. Con ella todo lo que se aplica después se hace más efectivo. The Essence (122 euros).

  • La hidratación —tanto la matutina (The Dewy Skin Cream, 26 euros) como la nocturna (The Indigo Overnight Repair, 28 euros)— se convierte en un acto de cuidado y amor propio: hidratarse como quien se dice “te quiero”, no para corregir sino para honrar lo que ya está bien.

  • La bruma añade frescura, luz y placer al ritual, un momento de conexión con la propia piel que recuerda a una lluvia fina tropical en un día caluroso. Luminous Dewy Skin Mist (54 euros).

Su rutina “solo toma unos minutos” —en eso Tsai es absolutamente occidental, una mujer trabajadora del siglo XXI—, pero cada paso está cargado de intención para celebrar el amor propio, la relación pacífica entre mente y cuerpo, y para reconectar con un ritmo interno menos acelerado que el de la ciudad y la exigencia profesional.

Fórmulas, ingredientes y filosofía japonesa

Sus productos emblemáticos no son elegidos al azar, sino diseñados para unir tres ideas fundamentales:

  • Formulación con ingredientes de alta calidad: arroz fermentado, té verde, algas.

  • Texturas agradables: si un producto no se disfruta, deja de usarse.

  • Intención ritual: cada producto debe usarse con conciencia, como parte de un ritual personal.

El sacrificio detrás del éxito

La fundación de Tatcha fue dolorosa, financieramente arriesgada y emocionalmente agotadora. Vicky vendió su anillo de compromiso, su coche, su mobiliario; trabajó muchos años sin cobrar; vivió en deuda. Al principio su oficina fue el garaje de su padre, y “lo que más temía era defraudar a quienes habían apostado por mi idea”.

Tatcha colabora con la ONG Room to Read, contra el analfabetismo en niñas

Tatcha colabora con la ONG Room to Read, contra el analfabetismo en niñas

Tatcha

Desde el inicio, la filosofía de la marca “obligaba” a tener una responsabilidad con el mundo: conectar alma y cuerpo es crecer en conciencia. Por eso Tatcha colabora con la Oenegé Room to Read, contra el analfabetismo en niñas. Hoy día continúa este vínculo, que comenzó ya cuando aún no había beneficios.

Hoy en día la piel asiática es el modelo a perseguir, pero no era así cuando Tsai creó su empresa. “Yo crecí tachando mi cara en las fotos en las que salía. Para mí, ser asiática significaba ser fea. Y cuando empecé con mi firma tampoco me resultaba fácil moverla: la belleza solo se entendía con caras blancas”.

Belleza sin fronteras

Eso ha cambiado enormemente; hoy día es casi al revés: las pieles lisas, sin imperfecciones, tersas y suaves de las japonesas son el no va más, y casi toda rutina skincare cuenta con una modelo asiática o al menos nombra la sapiencia de los rituales orientales. Las marcas coreanas triunfan precisamente por eso.

A tenor de esta tendencia, y reconociendo que es difícil igualar la perfección de una piel asiática, le pregunto si hay algo envidiable en las mediterráneas y me asegura que sí. “¡Por supuesto! Ese color dorado que cogen cuando se broncean es un sueño. Y también lo es la firmeza de las negras, las africanas… todas las pieles tienen su belleza”.

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