La tecnología está tomando la sociedad a todos sus niveles, y eso incluye nuestro día a día. No importa la edad, el sector profesional; los dispositivos electrónicos están por todas partes. Desde hace un tiempo, centenares de familias están preocupadas por los efectos que esto pueda tener en los más pequeños. ¿Deberían existir lugares libres de tecnología? ¿Es el aula el lugar correcto para que los niños y adolescentes hagan uso de sus teléfonos móviles?
Por el momento, representantes de las comunidades autónomas tienen un objetivo común: impulsar medidas que limiten el uso de los teléfonos y dispositivos móviles en centros escolares ante la preocupación por su utilización excesiva.

Casi la mitad de los niños de entre 8 y 11 años de Barcelona tienen móvil
Un asunto que se ha convertido en prioridad no solo en España, sino que a nivel europeo también se está trabajando por imponer medidas adaptadas a sus realidades. Existen razones para querer prohibir su uso. Los docentes se quejan de que los jóvenes están sobreestimulados y con miedo a perderse lo que ellos ni siquiera saben. Desconocen cómo manejar una herramienta tan potente que genera efectos tan adversos y terminan abstrayéndose, en lugar de afrontar la realidad que les rodea.
No obstante, el primer estudio científico que se realiza sobre los posibles efectos de la prohibición de los móviles en centros escolares no da la razón a los docentes, sino todo lo contrario: prohibir los teléfonos en las escuelas no está relacionado con que los alumnos obtengan mejores notas o tengan un mejor bienestar mental.

Foto recurso de un niño con un móvil
En este estudio, realizado por la Universidad de Birmingham (Reino Unido), coordinado por la doctora Victoria Goodyear y publicado por la revista especializada Lancet, confirma que el sueño de los estudiantes, su comportamiento en el aula, el ejercicio o el tiempo que pasan con sus teléfonos en general no difieren tanto entre los centros educativos con normas de prohibición y los que carecen de ellas.
No obstante, sí descubrieron otro hallazgo interesante: los jóvenes que pasan más tiempo con sus teléfonos y navegando por redes sociales en general estaba vinculado con peores resultados en todos esos aspectos.
Los docentes piden una regulación sobre el uso de dispositivos móviles
Según Goodyear, los resultados sugieren que, aunque no en contra de las normas de prohibición de los móviles en los centros escolares, sí se afirma que esas normas en sí mismas “no son suficientes” para abordar los efectos negativos que reporta el uso de estos dispositivos por los más jóvenes. “Necesitamos hacer más que simplemente prohibir los teléfonos en las escuelas”, afirma.

Los docentes advierten sobre los pelígros del uso de los móviles.
El estudio comparó a 1.227 estudiantes de secundaria procedentes de 30 centros escolares públicos en Reino Unido, con y sin reglas de prohibición. Los resultados mostraron que los centros que restringen el uso de los dispositivos no parecen estar viendo mejoras adicionales en cuestiones de salud física, mental, bienestar o concentración durante las clases. La investigación, no obstante, sí encontró un vínculo entre pasar más tiempo en Internet en horario lectivo y peor bienestar, sueño, calificaciones y un comportamiento más disruptivo en el aula.
Distintos organismos internacionales, como la UNESCO, alertan sobre los peligros de usar el teléfono móvil en los centros educativos y la conveniencia de prohibirlos. Los educadores piden y necesitan una regulación al respecto.