La psicóloga Silvia Llop revela por qué nos cuesta tanto cambiar: “Nos empeñamos y es imposible”
Salud mental
Un cambio no sucede de un día para otro y muchos subestiman el proceso
¿Se puede cambiar? Sí, si sabes cómo.
No hay nada más complicado para una persona que abandonar su zona de confort. Sin embargo, disfrutar de bienestar emocional significa, en ocasiones, hacer precisamente eso: proponerse retos y demostrarse a uno mismo que somos capaces de conseguir aquello que uno se proponga.
Para poder salir de la rutina y esa vida que impide que avancemos, necesitamos cambiar. Ahí es precisamente donde comienzan los problemas, porque decirlo es fácil; hacerlo es otra historia.
“Para el cambio, debe de existir voluntad”, dice Silvia Llop.
Sobre esto se sienta a hablar Silvia Llop, psicóloga especializada en el terreno del amor y las relaciones; con Patricia Espejo en el podcast Bendita Terapia. Las dos responden a la pregunta de si verdaderamente se puede cambiar, pues para muchos todo depende de una cosa: el esfuerzo que cada uno quiera invertir en ello.
El cambio del comportamiento es un proceso complicado que además requiere de la intervención no solo de nuestras emociones, sino también de nuestra mente. Razón y corazón no suelen llevarse bien, y es ahí donde comienza la frustración.
“Si yo quiero cambiar esto, por qué no lo puedo cambiar. La gente no puede mantener la careta durante mucho tiempo; hay que hacer un esfuerzo real”, señala Llop. “Hay que decidir como quiero ser y, entonces, cambiarlo. Hay que hacer ese trabajo sobre sí mismo. No es necesario ir a terapia, se puede cambiar todo eso que no te gusta de ti y que está haciendo que tu vida no sea fructífera y feliz”.
Lograr que una transformación de comportamiento se quede a largo plazo de manera efectiva no es algo sencillo. No lo es, en primer lugar, porque al cerebro le cuesta asumir los cambios. “Cuesta mucho cambiar. A mí me da rabia la gente que dice ‘yo no puedo cambiar’. Muchas veces nos empeñamos en que cambie la gente y eso es lo que no puede ser”, comienza diciendo Espejo. “Yo entiendo que haya grandes cosas que no se puedan cambiar”.
La psicóloga Silvia Llop.
La mente siempre prefiere que todo permanezca en su sitio y nada varíe. Sin embargo, nuestro progreso y bienestar depende, precisamente, de que asimilemos nuevos desafíos y hábitos. Él siempre preferirá la homeostasis, es decir, que todo permanezca en equilibrio y que no varíe. Sin embargo, nuestro progreso como seres humanos, incluso nuestro bienestar, requiere asimilar nuevos hábitos. Pero claro, cambiar requiere adquirir nuevas herramientas mentales y, sobre todo, voluntad. “La voluntad de cambio es muy importante”.
Cambiar es un proceso complejo, donde se experimentan todo tipo de recaídas, pasos atrás y abandonos. También en los casos en los que se trata de cambiar a otras personas, un error en el que caen muchos a lo largo de su vida.
“Tú no cambias a nadie. Tú puedes cambiar tú”, señala Llop. “Puede que el otro, al cambiar tú tu actitud… Pero no tenemos ese poder. El amor no te hace cambiar nada. En las películas nos han dado este mensaje una y otra vez, pero en la vida real, no”.
La edad y la experiencia enseñan a asumir las herramientas para hacer posibles estos procesos de cambio
Es vital reconocer las debilidades para poder enfrentarlas, pues hay procesos psicológicos que para muchos podrían explicar este tipo de incapacidad de cambiar. Por ejemplo, las creencias o perspectivas negativas sobre nosotros mismos o la baja autoestima son limitantes para dar un paso adelante.
Las disonancias cognitivas son mecanismos que nos permiten racionalizar las propias incoherencias para evitar el sufrimiento psicológico. Así, si una persona nota que le cuesta cambiar, debería comprobar algo clave: por qué se autoengaña. Da miedo dar pasos en la vida, y todos hemos recurrido alguna vez a razonamientos extravagantes para evitar salir de esa zona de confort. Los cambios no suceden de un día para otro. El éxito es fruto de la constancia y requiere un compromiso, tesón y esfuerzo; solo así conseguiremos ese propósito.