Mario Alonso Puig, médico y conferenciante experto en desarrollo personal, ha explicado cómo el simple uso de ciertas palabras puede generar un impacto negativo en nuestro organismo, hablando en término biológicos. Según él, existe una relación directa entre el lenguaje que utilizamos y la respuesta hormonal del cuerpo.
El cortisol es una hormona asociada al estrés
Puede provocar una producción excesiva de cortisol en nuestro organismo
“Se han hecho estudios en los que yo trabajé, en Estados Unidos, donde la simple exposición a palabras negativas generaba cambios hormonales en las personas”, afirma Mario Alonso Puig. Según explica, términos como “no hay salida”, “túnel”, “desesperanza” o “angustia” provocan un efecto inmediato en el sistema endocrino, particularmente en la producción de cortisol.
El cortisol es una hormona asociada al estrés, pero no al que nos impulsa o nos hace reaccionar de forma positiva, sino al estrés crónico y dañino. “El cortisol es la hormona propia de los estados donde existe un estrés, pero no el estrés bueno, sino el que nos deteriora”, señala. Unos niveles elevados de cortisol de forma sostenida en el cuerpo puede influir negativamente en el sistema inmune, la calidad del sueño o incluso la capacidad de concentración.
La explicación, en palabras del Dr. Puig, es clara: “La simple contemplación de esas palabras produce un aumento en los niveles de cortisol”. Y es que, como recuerda, “los procesos mentales, que también son verbales porque nuestra mente racional es una mente lingüística, están profundamente conectados con los procesos corporales”.
Con este ejemplo, Mario Alonso Puig insiste una vez más en la importancia de cuidar lo que decimos y escuchamos, ya que el lenguaje no solo refleja lo que pensamos, sino que también influye en lo que sentimos y en cómo reacciona nuestro cuerpo.

