Walter Riso, psicólogo: “El peor enemigo de la valentía es el positivismo tóxico; las personas así dividen la realidad en dos y no quieren ver lo negativo”

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Puede convertirse en una forma de negar el sufrimiento ajeno, impidiendo que emociones legítimas como la tristeza o el enfado tengan un lugar

Walter Riso, eminencia mundial de la psicología y las 3 caras de la felicidad: “Es una vida con significado”

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Walter Riso, en una imagen promocional

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Repetir constantemente todo va a salir bien no siempre es una buena idea. La frase, repetida como mantra por millones de personas, puede convertirse en un obstáculo más que en una ayuda.

Hay momentos en los que el exceso de optimismo no consuela, agobia. Minimiza lo que duele y deja sin espacio la tristeza, la frustración o el enfado. Bajo el disfraz de buenas intenciones, lo que se esconde a menudo es una negativa rotunda a tolerar cualquier forma de incomodidad.

Exceso

A veces las buenas intenciones no alcanzan para acompañar el malestar de verdad

Durante una conferencia, el psicólogo Walter Riso abordó este fenómeno que, lejos de aliviar, puede perjudicar: “El peor enemigo de la valentía es el positivismo tóxico; las personas así dividen la realidad en dos y no quieren ver lo negativo”. En su intervención, subrayó que esta actitud, basada en evitar lo desagradable, crea una ilusión de control que a largo plazo pasa factura.

Riso ejemplificó esta tendencia con una serie de respuestas frecuentes que reciben quienes comparten malas noticias con alguien marcado por esta positividad constante. Alguien pierde el trabajo y la reacción inmediata es “Dios sabrá”. Se rompe una relación y lo único que se escucha es “ya encontrarás a alguien mejor”. 

Según el psicólogo, estas frases son una forma de cortar la conversación, de negar lo que está ocurriendo. “La positividad tóxica es ver, partir la realidad en dos. Todo lo negativo no lo quiero ver, no lo tolero. Tengo baja tolerancia a la incomodidad”, explicó ante el público.

Ese afán de mirar solo el lado supuestamente bueno tiene, para él, consecuencias concretas. Refuerza la evitación, una estrategia que, en sus palabras, “no sirve, sirve el afrontamiento”. La evitación impide procesar lo que incomoda, lo que duele, lo que descoloca. Y eso, según explicó, debilita la capacidad de actuar con determinación cuando llega un momento difícil.

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En esa misma charla, Riso advirtió que quienes más recurren a este tipo de optimismo tienden a ofrecer siempre una respuesta automática de entusiasmo, independientemente del contexto. “La gente que tiene positividad tóxica, ustedes se van a dar cuenta enseguida porque siempre tienen una palabra de optimismo”, comentó, rematando la idea con un ejemplo claro: “¿A quién elegirían como compañero en la guerra de Vietnam, a un optimista o a un pesimista?”. Según su planteamiento, no sería bueno contar con alguien que minimizara esa situación. 

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