Millones de personas intentan dejar de fumar cada año y la mayoría no lo consigue. No es falta de voluntad, ni de intentos, ni de métodos: el problema está en el momento en que aparece el impulso. Ahí es donde todo se tambalea. Ese instante en el que el cuerpo pide un cigarro parece incontrolable, pero hay una manera de desactivarlo. Se trata de un gesto tan sencillo como eficaz, que rompe esa cadena mental que une deseo con consumo.
Según explicó Álex Soler en una charla publicada en su canal de TikTok, el punto clave está en ganar tiempo mientras dura la necesidad. Lo habitual es que ese impulso no pase de cinco minutos, así que el secreto está en atravesarlos sin ceder. “Cuando te entren ganas de fumar bebe agua y mantenla en la boca durante varios segundos”, explicó el hipnoterapeuta, que lleva años trabajando con personas que quieren dejar el tabaco.
La propuesta se basa en sustituir la acción automática por otra que active al cuerpo de forma distinta, de forma que el cerebro empiece a desvincular el estímulo del cigarro. Es decir, no solo se trata de entretenerse, sino de construir una nueva respuesta.
Sin hipnosis
Si además te mueves, tu cerebro empieza a borrar la asociación
Después de mantener el agua en la boca, Soler recomendó otro paso que refuerza el efecto: realizar diez respiraciones profundas, inhalando por la nariz y soltando el aire por la boca. El objetivo no es relajarse, sino ocupar el espacio del impulso.
Este patrón puede completarse con una última pauta que, según Soler, multiplica las posibilidades de que el impulso desaparezca sin convertirse en una recaída. Siempre que sea posible, salir a caminar cinco minutos.
No hace falta un ritmo específico ni un recorrido concreto: basta con moverse, cambiar de sitio y activar el cuerpo. La repetición de este ciclo —agua, respiración y paseo— es la herramienta que propone este terapeuta para desactivar la conexión automática entre deseo y cigarro.
Su método se basa en el condicionamiento inverso y no requiere hipnosis en sí misma, aunque Soler trabaja habitualmente con esta técnica en consulta. Lo esencial, como él mismo señaló en esa intervención, es que “al repetir esto constantemente, tu cerebro dejará de asociar esas ganas con el placer de fumar”. Una forma práctica de cortar el hábito antes de que se repita otra vez.